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Capítulo quince:

Maratón: 2/3

El domingo me levanté a eso de las nueve de la mañana. Había quedado en ir a llevarle el desayuno a Mika de 20's, ya que el doctor le había dado reposo absoluto, así que me vestí y después de haber recogido todas las cajas de pizza de la sala, me encaminé al hospital para llevarlo a él y a Dylan a su casa.

La verdad es que estaba muy cansada, en especial mentalmente, la noche anterior me había acostado a eso de las tres de la mañana por que la pelea con Jayden, el accidente de Mika, el hecho de que esos chicos tienen casi toda mi información personal, la confesión de Colton y su actitud después de eso me tenían confundida, molesta, preocupada y triste.
Iba a explotar.

Estaba molesta con JJ, no habíamos hablado y por los vientos que soplaban, él no tenían intensiones de arreglar las cosas.

De todos modos, sabía que no iba a ser para siempre.

Baje del auto y metí mi teléfono dentro de mi bolsillo, mientras caminaba hacia el gran establecimiento con olor a antiséptico y alcohol. No me gustaban muchos los hospitales, no por que odiara el doctor, pero ver tanta gente enferma y sufriendo, me daba lástima.

Llegué a la habitación que Mika me había texteado y toqué dos veces, una voz amortiguada me dejó pasar.

Una chica de ojos café y cabello rojizo me sorprendió en la puerta con una sonrisa. Era preciosa. Tenía puesto un pantalón blanco que se amoldaba perfectamente a su cuerpo, unas piernas esculpidas y un trasero echo a la medida envueltos en aquella prenda, una pequeña parte de su abdomen al descubierto mientras que todo su torso estaba cubierto por una franela de algodón manga larga de color negro, rodeando sus pequeños brazos y sus senos como una segunda piel. Su rostro relucía una sonrisa enmarcada por unos labios gruesos y pigmentados a la perfección, mientras que sus ojos estaban siendo cubiertos por gafas de montura transparente.

Quedé anonada.

Rápidamente paseé mi vista por toda la habitación, hasta parar en el sofá, donde se encontraba Mika ya vestido y riendo junto a la muchacha.

Un ligero sentimiento de incomodidad me invadió.

—Oh, Olivia, ¿Cómo estás? —el chico de cabello azabache dejó de reírse y me miró con una sonrisa resplandeciente, extendiendo su mano hacia mi.

La chica también dejó de carcajear, pero igualmente me sonrió de manera amigable. Me relajé.

—Hola, estoy bien. —me acerqué a Mika y me senté a su lado, dejé que me besara la mejilla y luego colocara su mano sobre mi pierna.

Algunas mariposas empezaron a revolotear en mi estómago.

—Marivi, ella es Olivia, una amiga muy cercana; Olivia, ella es Marivi, la novia de Dylan. —de pronto me sentí un poco tonta, pero de igual manera la saludé con una sonrisa.

—Un gusto.

—El gusto es mío. —todos volteamos hacia la puerta cuando el hermano del afectado entró junto al doctor; le sonreí discretamente, a lo que él me guiñó un ojo.

—Muy bien señor Harris, puede irse. Solamente asegúrese de comprar los medicamentos que le indicamos ayer y de no hacer mucho esfuerzo con el área abdominal, está de reposo una semana y en dos vuelva para quitarle los puntos, las vendas de la mano se las puede quitar mañana por la mañana, pero debe tener cuidado con la herida de que no se infecte. Si tiene algún mareo o vomito puede ser un efecto de la medicación, pero igualmente llámenos. Y por favor, piense en hacer la denuncia. —un poco incómodo, Dylan tomó la pequeña mochila que estaba sobre la cama y yo me levanté rápidamente para ayudar a Mika.

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora