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Capítulo cuarenta y uno:

Dejé que me guiara escaleras arriba, mientras toda la casa se encontraba en un silencio sepulcral, solo podíamos escuchar nuestros pasos y respiraciones aceleradas, llenos de ansias y excitación. Al fin y al cabo, como propios adolescentes.

Al llegar a su habitación, la cual estaba a oscuras, dejé que me acorralara contra la pared y me susurrara al oído:

—¿Quieres que deje las luces así?

Asentí con un sonido nasal, a sabiendas que no podría mirarlo si las encendía, y dejé que me besara con sensualidad.

Me sentía como si estuviera haciendo algo malo, como si me hubiese escapado de casa a media noche para irme con mi novio a alguna carrera clandestina a apostar el auto, y luego fuese descubierta por la policía.

Tenía ese miedo de no querer ser descubierta, no quería que me viera.

Dejé que sus manos se deslizaran por mi cuerpo por encima de la ropa, haciéndome estremecer. E imitando su acción, ignorando mi acelerado corazón y temblor en las manos, acaricie su espalda por debajo de la camiseta, sintiendo sus cicatrices.

Este era el mayor acercamiento que había tenido con un chico alguna vez, en cierta parte me resultaba increíble.

—Cariño, cuando quieras podemos parar. —susurró bajando sus besos a mi cuello, haciendo algo que me dejó anonada. Sujetó mis pechos entre sus manos con firmeza.

Mis rodillas temblaron.

—Estoy bien. —suspiré cuando su lengua lamió el lóbulo de mi oreja y mordió la parte alta de mi cuello. Punto débil descubierto.

—¿En serio? Porque estás temblando. —sentí como su risa me hizo cosquillas en el cuello, así que sujeté su rostro para tenerlo cerca. Su nariz rozaba la mía.

—Estoy jodidamente asustada, pero no quiero parar.

Sus dedos se escabulleron hasta sujetar mi nuca con suavidad, y susurrarme en la boca.

—Se que tienes miedo, pero prometo que lo que sea que vayamos a hacer, será especial, cariño. —besó mi boca. —eres hermosa.

Tragando el nudo en mi garganta me permití deleitarme de su fragancia y de sus mimos, pero para mi mala suerte, se dió cuenta de mi lucha mental.

—¿Qué pasa, Olivia?

Jaló de mi hasta tener mi rostro enterrado en su cuello, en un abrazo reconfortante.

Soy patética.

Este chico debe tener mucho tiempo sin sexo. Pero, ¿Por qué querría hacerlo conmigo? Jamás voy a satisfacer sus necesidades. Trato de dárselo, pero termino como una estúpida aguantando las ganas de llorar en su habitación.

Idiota...

—Lo siento, trato de ser como las demás chicas, pero no puedo...

—¿Cómo las demás? —me miró dentro de la oscuridad de su habitación. —Olivia, no quiero que seas como las demás, amo como eres. —pasó su pulgar por mi mejilla.

—Jamás voy a poder satisfacerte, soy patética. Me da miedo que me veas o incluso que me toques debajo de la ropa, me siento asquerosa, Colton, no mereces esto, soy horrible...

Quebré en llanto lo que tanto había estado callando por semanas, ¿Cómo pasamos de un momento caliente a esto? No dejaré de repetir que soy patética.

—Olivia, cariño. —calló mi sollozo con un beso en la frente. —solo voy a decirte una cosa, porque nada de lo que diga va a hacerte cambiar de opinión. El amor propio siempre debe ser tu prioridad, ¿bien? No puedes querer a otra persona si no te quieres a ti misma, cariño.

Eso se sintió como una patada en el estómago.

—¿Qué significa eso?

¿Va a dejarme?

—Significa que debemos empezar a trabajar en tu confianza, ¿bien? Estoy aquí para ti, en esta vida no todo lo que importa es sexo. —besó mi cabeza. —quiero que te veas como yo te veo, gordita, flaca, alta, baja, no me enamoré de ti por tu físico, me enamoré de ti...

—Por cómo me haces sentir. —terminé la oración con él.

Sonrío en la oscuridad y dejo que su aliento acaricie mi piel, mi corazón toca el piso cuando susurra:

—Es que te miro y no se como nadie supo cuidarte antes.

¿Colton Williams quería cuidar de mí?

*

A la mañana siguiente desperté con un dolor de cabeza increíble, pero con un sentimiento de tranquilidad en mi interior inexplicable. Las palabras de Colton me hicieron sentir segura, me reconfortaron y en especial, me hicieron darme cuenta de muchas cosas.

Él no es como los demás.

Estaba segura, ahora si, que podía abrir mi corazón completamente hacia él, y no tendría espacio para la crítica ni para el miedo. Ahora si, me podía dar el chance de mostrarle como era realmente, y dejarme querer sin inhibiciones.

Estaba segura de eso.

Anoche, cuando me dejó en la puerta de mi casa y plantó un beso en mis labios antes de irse, supe que no importara por cuantas cosas había pasado este chico, siempre brillaría. Y yo quería quedarme a llenarme de su luz.

Desayuné con rapidez en compañía de mi hermano y Sophie, pensando en que quizás pueda ir esta tarde con Mika y Shawn a 20's y contarles el acontecimiento de ayer, y al salir de ahí, llevarle algo de comer a Sky, como sorpresa.

Esperé que Colton viniera a por mí como todos los días, pero cuando no vi señales de él, tomé mi auto y conduje hasta el instituto. Quizás se ha quedado dormido.

Con una sonrisa resplandeciente caminé por los pasillos de Easton High bajo la mirada de muchas personas. Estaba acostumbrada a pasar desapercibida, con la cabeza gacha, pero ya no más.

No dormí casi nada pensando en maneras de como aumentar mi autoestima o reforzar la confianza en mí misma, así que decidí empezar por vestirme más a gusto, como si todos los días tuviera aquella primera cita con Mika y tendría que impresionarlo de nuevo. Si, así quería verme siempre.

Dejé mi cabello caer en hondas y cubrí las bolsas bajo mis ojos con corrector que robé de mamá, quien, por cierto, regresa hoy de aquel viaje tan improvisto. Quizás sea la hora de hacer las pases con ella y con papá.

Al fin todo se endereza un poco.

Me acerco a los chicos del equipo, quienes me tiran piropos y me saludan como si fuese una celebridad, gritando de alegría. Eso me hace pensar, como quiero a estos chicos.

—Vaya, vaya, la pequeña oruga ha florecido ya. —Liam me mira pícaro, queriendo insinuar otra cosa y haciendo que todos griten de emoción. Solo oculto mi sonrisa y me recuesto del hombro de Shawn, quien me sonríe con ternura.

—Solo quiero hacer algunos cambios en mi vida. —veo como Mika se me queda mirando y sonríe feliz. Le devuelvo la sonrisa.

—Pues, eso significa, ¡reunión en mi casa esta noche para celebrar a la pequeña Jones! —los doce chicos hacen sonidos de aprobación ante la idea de Cameron, yo solo puedo reír, buscan cualquier excusa para romper la dieta.

Sin querer mi mente viaja a otra parte, ¿Dónde estarán Colton, Sophie y Jayden?

Seguimos hablando un rato más sobre el baile, sobre la pareja de cada chico y a quienes llevarán, a todos les llueven muchachas, pero hemos estado tan concentrados en Lukas y los partidos, que no creo que tengan tiempo de pensar en más relación que follar.

Jesús bendito, suertuda quien prueba de estas obras divinas.

Cuando el timbre suena, tomo a Mika del codo pues mi siguiente clase es con él, pero su rostro palidece y se queda rígido en su lugar. Mira a todos los demás sin saber que hacer y a mi se me borra la sonrisa de un golpe. ¿Qué?

Volteo cuando Shawn vacila y mira detrás de mí, aunque sinceramente, desearía nunca haberlo hecho.

Esta no era la forma en la que me esperaba ver a Colton.

*

Lo prometido es deuda. :)

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora