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Capítulo veintiocho:

Maratón 3/3

Llegamos a casa de Chris, lo supe porque él fue quien nos abrió la puerta.

Shawn y Jayden fueron llevados hasta el sofá y alguno de ellos sacó un botiquín, porque empezaron a curarlos.

—¿No supieron el motivo de la reunión?

—No, se han enojado y todo se ha arruinado.

—Joder, tío, esto se va a poner peor.

Me alejé de la escena, lo suficiente como para poder verlos a todos hablar. Observé al moreno estar atento a lo que decía su ex capitán, con un semblante serio. Me gustaba esa fase de él, cuando se mostraba maduro e indescifrable, como un chico malo.

Buscó algo con la mirada por toda la habitación, hasta que sus ojos se quedaron fijos en los míos.

Se acercó a mi.

—¿Estás bien?

Asentí con un intento de sonrisa, y vi que tenía el labio partido.

—Pero al parecer tú no. —tratando de ignorar a mi corazón, acerqué mi mano hasta su rostro y acaricié su labio. Decidí ignorar aquellas voces que empezaban a sonar lejanas.

—No duele. —su mano subió hasta la mía y la tomó con delicadeza, pero no la quitó.

—Estaba preocupada, cuando gritaste por ayuda pensé que te había pasado algo. —y era verdad, pudo haber sido él quien resultara lastimado y si las cosas seguían así, no sabía que podía pasar.

Necesitaba decirle todo.

—No debiste haber ido. —ambos volteamos hacia el carraspeo que sonó detrás de él, era tan grande que no pude ver a la persona hasta que se movió.

Una Sophie incómoda nos sonrió.

—Lamento interrumpir, pero deberían hablar fuera antes de que Jayden despierte. —ambos asentimos y fuimos a la parte delantera de aquella gran mansión.

Todos estos chicos viven en casas y edificios lujosos, ahora que lo veo bien.

—¿Te escribió?

Observé confundida como se sentaba sobre el capó de su Jeep.

—El número desconocido, ¿te dijo lo que pasaría?

Me senté junto a él.

—En cuanto me escribió fui para allá corriendo. —algo vino a mi mente. —¿tu me escribiste "ayuda" por mensaje de texto?

Sus ojos miel me miraron confundidos, negando con la cabeza.

—¿Alguien te escribió eso?

—Si... —sacudí la cabeza. —da igual, seguramente fue uno de los chicos y no lo recuerdo.

Asintió no muy convencido, metiendo las manos en sus bolsillos.

Las noches cada vez se iban poniendo más frías, pronto entraríamos en octubre y con ello, otoño. Mi época favorita del año.

Era extraño, pero pensar en que hace un mes mi vida resultaba tan monótona y gris me hizo alegrarme un poco de que todo haya cambiado, independientemente de la situación, si no hubiese pasado todo esto, no lo hubiese conocido a él.

—Es divertido pensar como a resultado todo esto. —Lo miré sin entender. —De un acontecimiento tan horrible, han surgido cosas buenas.

—¿Que cosas buenas te han pasado? Además de haberte ganado una gran e increíble paliza. —sus labios se extendieron en una sonrisa coqueta, pero cariñosa, como si se burlara de mi tiernamente.

¿Eso tiene sentido?

—Conocerte a ti fue lo mejor que me ha pasado este año. —tomó mi mano y me jaló hacia él, buscó mi mirada pero mi pulso iba a un nivel insano, y mi cuerpo no podía parar de temblar. —¿Porqué te sonrojas, cariño?

Maldito.

Sabe que me pone nerviosa, y se aprovecha de ello.

¿Qué clase de juego retorcido es este?

—Mírame. —subió su mano hasta mi barbilla y me obligó a hacerlo. Sus preciosos ojos adornados con pestañas larguísimas, me miraron con ternura, mientras rodeaba mi cintura con sus manos.

—No te aproveches de eso. —susurré.

E hizo algo que me dejó anonada.

Subió su mano hasta mi pecho, y con su palma la colocó encima de mi corazón, sintiendo mis latidos desbocados.

Mi pobre corazón ya no podía más.

—No eres la única. —sin despegar su mirada de la mía, tomó mi mano y la colocó sobre él.

Mi pecho se hundió al sentirlo acelerado también. No podía creerlo, el mismo efecto que tenía en mi, lo tenía yo en él.

—¿Lo ves? No somos tan diferentes como pensabas. —sonrió y yo también lo hice.

Otro momento más que atesorar.

23:15 [LHC #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora