Capítulo cincuenta:
—¡No! ¡Las flores van en los centros de mesa! Oh Dios, ¿qué haces con eso? ¡Devuélvelo a su lugar! ¡Ah! ¡Cuidado con la luna! ¡No la dejes caer! —me tapé el rostro con ambas manos y suspiré sonoramente. Encima de que Holly no ha llegado a ayudar con la decoración, todos están extremadamente desordenados y al parecer, todo lo hacen mal.
—Creo que es momento de que te tomes un descanso, yo me encargo de lo demás. —Jordan me sonrió de manera reconfortante; lo dudé por algunos segundos pero al final asentí a él, agradecida.
Llevaba una hora tratando de que todos hicieron lo que se suponía que debían hacer, pero por alguna razón, mi mente sólo podía pensar en aquella niña de mirada perdida y trenzas largas. Había hablado muchas veces de que soñaba con ir a su baile de graduación con algún chico alto y rubio, como un príncipe, y habíamos bailado un vals improvisado en su habitación.
Oh, Sky, lo siento tanto por no haberte visitado más.
Caminé fuera del gimnasio y llegué hasta el campo de fútbol, el frío me calaba los huesos, pero los chicos estiraban como si nada para empezar el entrenamiento y no pude evitar sonreír cuando vi a Shawn acercarse a mí. ¿Cómo es que andan por ahí en pantaloncillos y camisetas holgadas cuando estábamos como a cinco grados centígrados?
—Hola, cita del sábado. —reí por su comentario y besé su sudada mejilla.
—Hola, tonto.
—¿Qué haces por aquí?
—Estoy tomando un descanso del estrés de allá dentro. —asintió y a su espalda, pude ver como Colton corría de un lado a otro para calentar. Mi corazón seguía tomando ese ritmo insano que estaba acostumbrado a llevar, lo cual me molestó porque no podía pararlo.
—Entiendo. Oye, ¿no deberíamos combinar nuestros atuendos para el baile? Ya sabes, mi corbata del dolor de tu vestido...
—Corbata mostaza, Shawn, es lo único que diré.
—Bien.—el silbato del entrenador sonó y el grandote se disculpó. —debo irme, te veo luego, linda.
Se puso el casco y corrió junto a los demás, pero decidí que era momento de irme cuando los ojos de Colton captaron los míos por un segundo.
Camino de vuelta al gimnasio pensé en las posibilidades de volver a ver a la pequeña niña, en la cual llevaba pensando todo el día. Colton está ocupado, sería una gran oportunidad.
Quizás puedas ir ahora, está entrenando.
Eso sería una locura.
*
Estacioné frente a la casa de los Williams y me repetí que no era mala idea, él no estaba aquí, Jordan se está encargando de todo allá. Vamos, tienes aproximadamente una hora antes de que vuelva a casa.
Baje del coche y toqué el timbre temblorosamente, el pícaro viejo no tardó en abrir la puerta con su típico tabaco en la boca y una expresión sorprendida. Lo se, llevo mucho tiempo sin venir.
—Oh, vaya, Olivia. —lo abracé como saludo y pasé cuando me invitó. —Colton no está aquí, él...
—De hecho, vengo a ver a Sky, ¿hay problema? —su expresión decayó un poco y sonrió con desdén.
—No se que ha pasado entre tu y mi nieto, pero eres una gran chica. —tragué el nudo en mi garganta. —sube, está en su habitación.
Con un asentamiento de cabeza me encaminé escaleras arriba, la pequeña niña se encontraba sentada en el suelo, escuchando música y moviendo su cabeza al compás de la canción. Entre sus manos, un pequeño control de botón azul, una de las veces que había estado con ella, me había explicado que era para llamar a su abuelo cuando no estaban juntos.
Estar aquí, en esta casa, me inspiraba tantos recuerdos dolorosos.
—Hola, Sky. —sus pequeñas manos apagaron la música de manera torpe y su cabeza miró en dirección a mi voz.
—¿Olivia? ¿Eres tú? —sonreí y rodeé su pequeño cuerpo con mis manos, no me había dado cuenta de que le había agarrado tanto aprecio a esta pequeña, hasta ahora.
—Lo siento por no venir antes, cariño.
Me senté a su lado en el suelo y observé la lista de canciones en su laptop. Reconocí algunas al instante.
—Está bien, Colton me dijo que has estado ocupada. —no sabía si él le había dicho que ya no éramos nada, pero por alguna razón no mencioné nada al respecto. —siento tanto que no haya sido bueno contigo.
—¿A qué te refieres, pequeña?
—Dijo que ya no ibas a venir más por un tiempo porque él había sido malo contigo, y que ya... no son novios. —vi como sus dedos se enrollaron en su regazo y me sentí culpable de haberla dejado sola tanto tiempo.
—Está bien, tu y yo seguiremos siendo amigas. —tomé su pequeña mano y ella volvió a sonreír con su típico brillo propio de ella.
—Supongo que nunca te dio tu regalo, entonces. —fruncí el ceño, aunque obviamente no podía verme.
—¿Qué regalo?
—Oh... —casi me río al ver su expresión traviesa. —lo ha dejado en el mueble al lado de mi cama, no quería que lo encontraras. Ve, búscalo.
Con el corazón latiendo como loco, abrí la gaveta y saqué el único objeto que se encontraba ahí, una cajita de color rojo y un lazo blanco. Tan pequeña como del tamaño de mi puño, y ligera como una pluma.
Mi mente era un ovillo en este momento.
—Es una cajita. —la pequeña castaña me dijo cuando no pronuncié más palabra. Estaba anonada viendo la nota que colgaba del pequeño lazo.
"Para mi chica de ojos tristes y una constelación de estrellas sobre sus mejillas."
Me mordí el labio para no soltar un gemido de frustración, ¿qué hiciste, Colton?
—Aquí está. —finalmente me volví a sentar en el suelo.
—¿Ya la abriste?
—No me atrevo. —susurré. Que ironía, siendo débil frente a una niña de trece años.
—Tómate tu tiempo.
Acaricie la pequeña escritura con mis dedos, recuerdo que en nuestra primera tutoría le había dicho que escribía hermoso, casi como una mujer.
—Vaya, tienes una linda letra. —dije bajito esperando que no me escuchara.
—Gracias, mi hermana dice lo mismo. —una sonrisa triste apareció en su rostro y me pregunté donde estará su hermana, no sabía que tenía una.
Poco a poco deshice el lazo y abrí la caja con un pequeño temblor de manos, ni siquiera sabía porqué estaba tan nerviosa, pero me sentía muy extraña. Nostálgica, quizás. Un trozo de papel se asomó junto a un pequeño pendrive de color blanco y flipe. Mis dedos picaron por saber que contenían y con torpeza lo desdoblé, captando la pulcra escritura en toda la hoja.
"Ya se me había olvidado.
Se me había olvidado que es que te quieran, lo que es tener un abrazo o siquiera un mensaje de buenos días, una persona a quien poder confiarle todo, una persona que me apoye en todas mis decisiones, una persona que me ame como soy, una persona que te quiera y te valore, una persona que te eche de menos, que te saque una sonrisa hasta en los peores momentos, ya se me había olvidado como era que alguien me necesitara...
Y lo siento, porque no soy perfecto y no quiero hacerte daño, no se que has hecho, pero has logrado entrar en mí y dejar una huella imposible de borrar.
Te quiero, nunca te lo había dicho, pero lo siento.
Colton."
Limpie la lágrima que se escapó y bajó por mi mejilla en un vago intento de llegar a mi cuello. Después de todo, todavía le quería y no podía parar de sentirme así, mucho menos si me encontraba con algo como esto.
Oh, Colton... ¿qué me hiciste?
***
Actualización doble en un día. ❤️
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23:15 [LHC #1]
Genç Kurgu[Primer libro de la trilogía: La Hora Cero.] -No lo entiendo, ¿porqué insistes en quedarte?-me abracé a mi misma y miré por la ventana. El gran ventanal con vista a aquella gran ciudad ahora inundada por un gran diluvio. -¿Es que no lo ves? Olivia...