\ \ c h a p t e r / / t h i r t y | e i g h t.

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10.53 AM

—¿Te acostaste con él?

Dylan dejó de observar la pantalla de la computadora de escritorio, y elevó su mirar. Un hombre pelirrojo natural, con pecas en su rostro y ojos azules, preguntaba. Dylan lo reconocía de relaciones públicas, que pisaba con regularidad la oficina de Luke.

—Por cuarta vez en la mañana, no —respondió el pelinegro con un gruñido, observando su trabajo otra vez.— Cambió su humor, no grita ni es exigente, pero eso no quiere decir que haya pasado por su cama, Kevin.

El pelirrojo suspiró, apoyando sus brazos en lo alto del escritorio del asistente del director ejecutivo general de Hemmings Company.

—Es que dicen que se bajó de un clásico esta mañana. Todos conocemos sus usuales excentricidades que caracterizan a todo multimillonario, pero dudo que su humor de perros de semanas, sus masivos despidos por mínimos errores, se arreglen por un simple auto.

Dylan suspiró, para ponerse de pie y poder acercarse a la impresora.

—Sí sé que se bajó de un clásico, pero ahora lo que menos me interesa es la razón de su buen humor. Tengo cosas importantes que hacer, que prefiero mil veces que esté de buen humor por causas desconocidas, a que me ande gritando y no pueda descansar en paz sin tener la maldita ansiedad comiendo mi mente.

Kevin suspiró y observó como el pelinegro volvía a tomar asiento, para comenzar a hacer diminutas cruces cerca de líneas en un nuevo contrato.

—Ahora solo queda como problema, tu frustración sexual —bromeó el pelirrojo, haciendo que Dylan gruñera antes de atender el llamado, que precisamente venía de la oficina principal.

Las palabras fueron las precisas y en un segundo Dylan colgó, poniéndose de pie con el contrato en mano.

—El señor Hemmings está disponible para...—pero antes de terminar, dos figuras femeninas aparecieron tras Kevin, interrumpiendo a Dylan con su sola presencia. 

—Necesito ver a mi hijo —dijo la mayor de ellas con una sonrisa. Kevin tragó duro y se encogió de hombros, haciéndole una ceña a Dylan para que pospusiera la reunión. El pelinegro asintió y ahora toda su atención se volcó a las mujeres.

—Por supuesto señora Hemmings. ¿Desean algo para comer o beber mientras comparten con el señor Hemmings? —preguntó con una sonrisa, siendo seguido por las mujeres hasta la oficina de su jefe.

—Yo estaré bien con un té de limón helado, ¿y tu Arcecilie, cariño? —preguntó con dulzura la señora Hemmings a la arquitecta, quien dio una respuesta sencilla.

—Agua sin gas para mi —Dylan asintió ante las palabras antes de abrir la puerta y toparse con Luke que estaba muy ocupado riendo mientras tecleaba en su teléfono, sin percatarse de la presencia de su asistente ni de las dos mujeres.

—Señor, al parecer la reunión con relaciones públicas debió posponerse ante la visita de su madre.

El rostro de Luke rápidamente se puso serio, bloqueó el teléfono y elevó su mirar, para luego ponerse de pie. Su madre rápidamente caminó hasta él, mientras que este salía de su escritorio.

—Que sorpresa mami —dijo el hombre rubio apenas en un susurro, pues los brazos de su madre lo apretaron con fuerza mientras se acurrucaba en su pecho, olfateando el perfume de su hijo menor.

Empire 》Muke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora