\ \ c h a p t e r / / t h i r t y | s e v e n.

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02.37 AM

Su respiración era acelerada. Sus manos sudaban pero no se permitía temblar ante los nervios y la tensión. Volteó su rostro y se topó con Drew, quien asintió e hizo una seña hacia el otro extremo de la bodega, y pronto por el reflector central, pudieron percibir sombras entrando, rodeándolos ante cualquier obstáculo.

El silencio era lo que teñía el lugar, y todos lo respetaba.

—Hay que atacar a la siguiente familia más grande —pudo escuchar Michael y, como todos sus hombres, agudizó el oído para poder escuchar más—. Los Richerson no tenían suficiente, los Hemmings son peligrosos por su posición en el gobierno y no hay contacto con alguien de la familia, ya no más. Jenna fue demasiado lejos con todo esto que terminó embarazada de un desconocido, se debió alejar de las drogas y Alena dejó de consumir apenas conoció a Peter. Son intocables, pero de ahí pasamos a los Tagliabue, Francesca sigue invitando a Hell a sus fiestas, sigue teniendo regalitos de Michael y de Mason, hay que seguir colándonos y llegar a ellos, por su contacto —la voz grave pronunció y Michael giró su rostro para ver a Calum en la otra esquina de la bodega, quien asintió.

—Eso podría cambiar —otra voz masculina comentó, logrando que Michael arrugara el ceño—. Uno de los miembros de Hell tiene continuo contacto con un Hemmings.

Michael abrió sus ojos al reconocer aquella voz, Jake Simmons.

—¿A qué te refieres? —preguntó otra voz completamente diferente a las otras dos. Michael le dio una mirada particular a Drew y este asintió, irguiéndose en su escondite.

—Michael está saliendo con... —y antes que Jake terminara la oración, el sonido de un disparo rompió con la atmósfera. Los compañeros del rubio se pusieron de pie con sus armas en alto, apretando el gatillo entre las sombras y cada vez que veían movimiento, mientras que Jake Simmons intentaba presionar la herida de su estómago, con fuerza, pero que perdía cada segundo mientras sus ojos se cerraban.

Michael se movió con agilidad, su propósito era alcanzar la laptop del centro de una improvisada sala de reuniones al principio de la bodega. Sus compañeros intentaban proteger a Michael de los hombres del bando ajeno.

Victorioso, con una sonrisa de orgullo en sus labios, alcanzó la computadora, pero un fuerte suspiro abandonó sus labios cuando un penetrante dolor, se instaló bajo sus costillas.

—¡Michael! ¡Michael!

Todo se volvió negro otra vez, y cuando Michael abrió sus ojos, se topó con unos rizos rubios a su costado, una espalda pálida y como esta se movía lentamente  ante las respiraciones profundas y tranquilas.

Michael suspiró, cerrando sus ojos con fuerza para liberarse de aquel mal sueño. Jamás lograba recordar sus sueños, pero desde su accidente, repetía la secuencia cada noche. La tensión, los nervios, el terror y el dolor. 

Guió su mano hasta la venda que cubría su abdomen y la acarició, con suavidad y calma. Ese sería el recuerdo que tendría de por vida de aquella noche que decidió proteger a Luke de su mundo, pagando con sangre.

Giró su rostro y comenzó a deslizarse en la cama, acercándose a Luke que había decidido quedarse aquella noche. Enredó su brazo por la cintura del rubio y recostó su rostro en su pálida espalda, escuchando como suspiraba entre sueños.

Michael comenzó a relajarse entre la calidez de Luke, su aroma natural con restos de costosos perfumes, jabones y shampoo. Podría jurar que volvería a dormir, cuando el hombre rubio susurró entre sueños.

—Hasta el infierno puede ser mi paraíso, si es que estás conmigo.

9.36 AM

Empire 》Muke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora