\ \ c h a p t e r / / t e n.

945 164 33
                                    

9.50 PM

Michael Clifford estaba frente al rubio de ojos azules con una sonrisa en sus labios. No podía desmentir que le encantaba finalmente mostrarle que tenía poder, incluso más que él en aquella situación. Luke solo se mantenía quieto, nervioso, intentando no mostrarse más débil y vulnerable de lo que ya se encontraba. Su mirada azulada estaba fija en el revolver que Michael tenía en su pantalón.

  

—Quien diría que un pobre chico sin estudios y huérfano, engañaría al gran Luke Hemmings lleno de títulos y reconocimientos—se burló el peligris. Estaba atento ante alguna reacción del rubio, si es que se atrevía a gritar.


Para su sorpresa, le escupió en el rostro el líquido oscuro que brotaba de su labio inferior, propio de la paliza que los atracadores le habían brindado antes. Michael se levantó y limpió con las mangas de su traje, el desastre carmesí.


—Escupir es querer, tragar es amar—recordó una de las frases que usualmente decía y Luke se estremeció ante el tono de voz que Michael utilizó.


Pronto aparecieron Drew y Calum arrastrando a los hombres que ya estaban amordazados y amarrados con cosas simples que encontraron. Uno estaba insconciente con el golpe del arma, uno tenía una bala alojada en su pie, mientras que Chad y el principal manipulador de aquel intento de atraco,  tenía sus ojos hinchados por los golpes, al igual que sus labios. Cada respiración era un quejido de dolor por las patadas que recibió de parte de Drew y Calum.


—Iré a eliminar los vídeos de la cámara de seguridad—comunicó Calum, dejando a solas a Drew y Michael frente a Luke. Los atracadores eran invisibles.


—Si no hubiésemos llegado, te asesinan y te dejan sin ningún peso—comienza a explicar Michael, rondando a Chad sin quitar su mirada de la azulada de Luke—. Y no podía permitir que tu vida fuera arrebatada por alguien como Chad.


El hombre gruñó y Michael se volteó, brindándole una fuerte patada que lo hizo caer al piso otra vez y chillar de dolor entre esa mordaza. Drew lo volvió a poner sobre sus rodillas, pero Luke jadeaba más que preocupado e impactado por el uso de violencia.


—Te salvé la vida—canturrió en victoria el peligris, volviendo a ponerse en cuclillas frente a Luke.


—¿Qué quieres?—contestó con voz rasposa y ceño fruncido. Michael sonrió y sacó el arma de su pantalón en hábil movimiento, justo en el momento que Calum se adentró a la sala de estar.


Con el frío revolver, comenzó a acariciar el rostro de Luke mientras este temblaba del terror. Michael podía observar como gotas de sudor caían por su frente, se deslizaban por sus mejillas y quijada.


—Eres un buen hombre de negocios—felicitó Clifford sin quitar aquella sonrisa, pero pronto lo haría. Su rostro quedó serio sin ninguna pizca de superioridad. Imponía respeto e intimidaba con su oscura y potente mirada—. Lejos de mi calle, lejos de mi barrio, lejos de mi gente, lejos de mi imperio.


Michael se levantó y dejó a Luke en las mismas condiciones, pero este al percatarse de la ausencia del arma, abrió sus ojos y elevó su rostro para observar al peligris.


—Ese lugar es clandestino, ahí mis torres se construirán. El contrato está firmado—murmuró Luke con voz temblorosa y Michael rodeó los ojos, acercándose a Chad con elegancia y burla. 


Se puso de cuclillas para estar a la altura del pelinegro y tomó con fuerza la quijada de este, elevando su destrozado e inflamado rostro.


—Dije que te salvé la vida porque este infeliz no merecía tal lujo. Merezco yo presionar el gatillo y verte morir desangrado en la costosa alfombra de uno de tus pent-house, pero estoy aquí, charlando contigo como gente civilizada—recordó Michael, sonriendo otra vez.— Chad, tu que me conociste en el pasado y traicionaste mi confianza. ¿Sabes que soy de palabra, no es así?


El herido asintió con determinación, de acuerdo con sus palabras.


—Drew, desamarra a Hemmings—ordenó Michael y el pelinegro lo miró confundido, pero aún así se acercó hasta el rubio y procuró soltar sus manos.— Esto fue un negocio, yo te perdono la vida y tu dejas tranquila a mi gente. Tus guardasespaldas llegarán aquí en 15 minutos luego de notar tu ausencia en la fiesta y mentirás diciendo que lo hiciste tu solo, te dejaremos un arma para que todo tenga sentido. Ellos llamarán a la policía y los culparás que ellos fueron quienes te defendieron.


Luke asintió lentamente y luego gimió por el dolor ajeno. Michael ahora tiraba con fuerza los cabellos de Chad, levantándolo del suelo.


—Ahora, no existirá un próximo perdón, señor Hemmings—advirtió Michael y Luke asintió lentamente, lleno de terror—. Y quiero que me conozca un poco más y que sepa que no existen segundas oportunidades en mi vocabulario—expresó con su arma en la mano izquierda—. Y ya sabes que te irá peor que a Chad. Él me traicionó, tu estás robándome y eso es aún peor.


Para finalizar sus palabras, Michael golpeó con la parte de atrás de su revolver, la nuca de Chad dejándolo inconsciente, donde su cabeza se desplomó en las piernas de Luke. Este temblaba con terror y pronto Michael desapareció por la misma  puerta en la que ingresó, seguido por Drew que le daba una mirada neutra y Calum, que por el contrario, le daba una mirada apenada.


—Es todo lo que tiene y pensar en perderlo, lo hará asesinar—advirtió con voz calmada, para luego desaparecer tras la salida.


Luke, al notar que los tres intrusos salvadores lo dejaron solo, comenzó a dar grandes bocanadas de aire porque se le hacía limitado, para luego ponerse de pie sin ser impedido por amarres.


Esperó paciente a sus guardaespaldas, con su corazón en la boca por la adrenalina y por el peligro de observar esos ojos verdes que lo deseaban muerto.


Michael Clifford se las pagaría, nadie lo haría vulnerable.


---

Empire 》Muke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora