\ \ c h a p t e r / / f i v e.

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6.03 PM


Michael se lamentó por dejarle al maldito estirado, la misión de elegir el lugar de encuentro. El café estaba demasiado lejos de su hogar, en un barrio de lujos, donde ya podía ver los precios del lugar y por ser un café cosechado en diferentes partes del mundo de origen arábigo con procesamiento italiano y blá, blá, blá.


  —Que elegancia la de Francia—comentó con burla Drew, al lado de su amigo peligris que lo fulminó con la mirada.


—Gracias por traerme, se supone que soy un pobre chico—recordó Michael, respecto a los cambios que le ordenó a Ronnie realizar en su base de datos ante la pequeña posibilidad que Hemmings buscara su información—. No sé a que hora logre desocuparme. Te llamaré y vamos con Mason por lo que tiene planeado para el siguiente mes.


Drew suspiró.


—Está preocupado Mason. Al parecer, ciertos ex-reclutas ahora tienen una banda de atracos, casi como los de la serie de Netflix. Realizan robos grandes y el sábado hay una fiesta de esta clase, sabes que es donde tenemos grandes ingresos...al parecer planean un atraco a los mismos clientes de Mason.


Michael cubre su vista, el fin de semana tenía el cumpleaños de Shelley.


—Ahí averiguaremos qué hacer. Deséame suerte con este niño de papi—se despidió Michael abriendo la puerta de la camioneta de uno de sus mejores amigos.


Daddy Hemmings —atacó Drew y Michael cerró con fuerza la puerta para mostrarle sus dedos medios mientras arrancaba.


Ahora estaba frente al café costoso, donde habían demasiados ejecutivos dentro, en comparación a él, con unos jeans negros y una camiseta larga del mismo color oscuro. Rodeó los ojos y se hizo camino hasta la puerta, la cual abrió y colocó la sonrisa más falsa que poseía para desenvolverse en el ambiente.


Buscó con la mirada al famosito Luke Hemmings entre las mesas y lo encontró charlando por teléfono, observando por la ventana con todo aquellos rayos del atardecer, iluminando su rostro y sobretodo sus ojos azules.


Era caliente. Michael no era ciego ni mentiroso, sabía reconocer bellezas y Luke Hemmings era alguien realmente atractivo.


Caminó hasta la mesa con el olor de café colándose en su nariz, haciéndolo sonreír finalmente de forma sincera, pues aquel aroma le recordaba a su mamá, quien le hacía a sus 15 años chocolate caliente con una cucharada de café instantáneo. La mejor mezcla de todas.


—Buenas tardes señor Hemmings...


Empire 》Muke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora