\ \ c h a p t e r / / o n e

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7.50 AM

Sus ojos azules lograron mostrarse a través de sus pesados párpados adornados con unas largas pestañas rubias. Con una pereza impresionante, levantó con pesadez su mano y la guió hasta el control de su habitación que controlaba la apertura de cortinas, volumen de la televisión, aire acondicionado y parlantes, deteniendo justamente el funcionamiento de los últimos que habían cumplido la función de despertarlo. Autorizó abrir las cortinas y estas de forma automática, comenzaron a moverse hacia los costados, entregándole al rubio la vista panorámica de la ciudad desde la última planta de aquel edificio donde justamente su penthouse, se ubicaba.


Se levantó de su cómoda cama para comenzar con su rutina, la que principalmente se basaba en realizar 15 minutos de cardio cada mañana, luego unas cuantas flexiones y abdominales, para luego meterse a la ducha, vestirse y comer el desayuno que una de sus trabajadoras domésticas, cocinaba para él cada mañana.

Se levantó de su cómoda cama para comenzar con su rutina, la que principalmente se basaba en realizar 15 minutos de cardio cada mañana, luego unas cuantas flexiones y abdominales, para luego meterse a la ducha, vestirse y comer el desayuno que una...

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8:20 AM.

Por otro lado, el hombre de cabello gris se acurrucó en su cómoda cama de forma inconsciente, tal como si su fatigado cuerpo lo obligara a descansar y no despertar, pero los chillidos infantiles del exterior y posteriormente los desesperados llamados de atención, terminaron por levantarlo de golpe por la preocupación.


—¡Michael! ¡Michael!—las voces continuaban llamándolo con desesperación. El hombre se hizo camino por su casa de una planta que contaba con un espacio reducido. No le importaba abrir la puerta solo con sus pantalones de chándal puestos, ni menos hacer alguna mueca por el frío que chocaba con su cuerpo y sus descalzos pies. 


Abrió la puerta con preocupación y frente a esta se encontraba Brandon, Shelley y August de 12, 9 y 6 años respectivamente. Los tres infantes vestían con sus uniformes escolares y llevaban sus mochilas en la mano.


—¿Qué sucede chicos? ¿Sus padres se fueron y no les dejaron almuerzo?—preguntó Michael sin comprender la desesperación de los tres niños. Los padres de estos salían a trabajar a las 5 am, debían ellos mismos vestirse para ir a la escuela y más de alguna vez, a su madre por el cansancio, se le había olvidado prepararles algo para comer.


—¡Michael perdimos el autobús!—informa Shelley alarmada, con una de sus trenzas más floja que la otra. Él arruga el ceño porque no comprende tanta alarma de sus llamados previos, hasta que observa el reloj ubicado al centro de la sala de estar. 8:20 am


—¡TIENE QUE LLEGAR EN 10 MINUTOS!—chilla el hombre alarmado y de inmediato los hace pasar—. Buscaré algo para ponerme en mi habitación, si quieren algo para comer, adelante.

Empire 》Muke.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora