Capítulo 26

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Albert  había dormido muy poco, pero pese a la gran cantidad de energía derramada, tras una sucesión de coitos a lo largo del día no planeaba despegarse de los brazos de la exhausta Ellen, y muy acaramelado se adhería a ella, no la dejó ni irse a duchar sola, apagó el celular de Ellen y después de la propuesta que le hiciera a Ellen y jurarse su propiedad, se propuso estar metido entre sus piernas lo mas que se pudiera. Ese día pese a un complicado caso en el que venía trabajando y algunas citas con clientes olvidó su milimétrica rutina horaria que lo caracterizaba y se fundió en los brazos de su oji azul.

Ya casi cerca de las cinco de la tarde se dirigió a la ducha junto a Ellen y como era de suponerse terminaron en la sala de Ellen en un acalorado momento pasional, y fue ese momento precisamente el que delató la posición de ambos. Ya a eso de las 7 de la noche un persistente timbre de la puerta los despertó de un sopor en el que se hallaban sumergidos. 

-KNOCK, KNOCK, KNOCK, KNOCK

-¿Albert? ALBERT, ELLEN, YA SALGAN, sé que están tomando clases particulares de tango-fusión, ¿no creen que ya es hora de salir? -gritaba Silvio desde afuera.

-¡BROOM!,.. CLACK... ¡Mierda!, disculpame por tu mesita, prometo reponerla, decía Albert incorporándose de una aparatosa caída al tropezar con la pata de la mesita mientras se levantaba a prisa, dejando una quebrada mesa tras su paso.

-No te preocupes por ello, estas bien, decía Ellen revisando el muslo de Albert, e indagando que no se veía mayor daño que un buen golpe.

-jajajajajajajaja, creo que esta mesa no me simpatiza mucho, habrá que hacerle un pequeño cambio. ¿no crees? linda -comentaba adolorido Albert sujetándose el muslo, parecía que casi se le partía la pierna de dolor pero intentaba no verse tan vulnerable ante Ellen.

-Ehy Albert dejame revisarte bien estas cojeando, ¿te duele mucho?

-¡Mmpfmmmpppff ! no mucho -decía apenas pronunciando palabras Albert.

-¡chss! le decía Albert, acercando su rostro para besarla afectuosamente. Albert sentía un calorcito en el pecho producto de la preocupación de Ellen por él.

-Mira allá afuera están gritando que salgas, no sé cómo saben que estás conmigo, y cómo dice superman: "No se necesita tener una visión de rayos x para saber que algo no está bien". Si te llaman es por algo. ¿Qué hiciste? además de casi violarme, Albert. -Comentaba Ellen.

-¡pfff!. Ellen yo no te he violado, recuerdo muy bien el haberte preguntado si deseabas que siguiera y mi dijiste si con la mirada, además te gustó, y te ha gustado todo lo que hicimos después y después de después..., ven aquí, y ¿dime si estás arrepentida de lo que pasó hoy?, porque yo estoy más que complacido, aunque no me esperaba iniciar algo contigo de esta forma, debo confesarte que estoy muy feliz con todas estas horas que estamos en este, ya, nuestro nidito de pasión. ¡suena bien eso!, ¿verdad?

-Te voy a decir una cosa: no me gusta mentir. Y apelando a eso, la verdad es que no puedo negar que me gustó haberme entregado a ti, de haberte dado mi virginidad, pero es que no tuve alternativa, ya estabas más que listo para hacerme tuya. ¿recuerdas? estabas casi desnudo sobre mi con tu... con... con tu co...ss. Ah ya con eso listo para... ah, ya tu sabes. -comentaba Ellen ruborizada.

-Bueno debo confesar que no planee amanecer en tan buen lugar y contigo, pero si debo de decirte que me atraías y más que eso, desde hace un tiempo. Y eso que me miraste feo y no me bajaste de tu pedestal de molestia... Pero, fue lindo despertar y verte ahí demasiado junto a mí. Y la verdad que la erección matutina y la emoción de tenerte entre mis brazos y sentir tu aroma fue un gran detonante para que yo procediera como lo hice, y no me arrepiento.

A FAVOR DEL AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora