Parte 1: El renacer

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Todo era negro. Sentía como caía en aquella masa oscura que parecía no tener fin. Llevaba tiempo cayendo, aunque no sabría decir cuanto, pues no recordava cuando empezó. Me pregunté si eso era la muerte. Por lo mientras, decidí cerrar los ojos. Y de repente, volví a ver.

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Lo primero que vi, después de abrir los ojos, fue una luz segadora. Una vez me acostumbré a esa luz, me di cuenta de que estaba en un bosque, al lado de un acantilado. Los árboles estaban llenos de verdes hojas y pude escuchar el canto de los pájaros. Mirando hacia arriba, podia ver el cielo azul con algunas nubes y la escarpada pared del acantilado.

- ¿Dónde estoy?- me pregunté.

Intente levantarme, pero de repente sentí un gran dolor en la cabeza. Me llevé la mano a la cabeza y me di cuenta de que estaba sangrando.

Ignorando el dolor (o al menos intentándolo) me senté apoyado en el tronco de un árbol y revisé con más cuidado mi alrededor. Me fijé en que las ropas que llevaba no eran las mismas que recordaba. Y me di cuenta que ese tampoco era el cuerpo que recodaba tener. Confirme que seguía siendo un hombre, como recordaba (no estava preparado para perder a mi amiguito), pero mi cuerpo era más grueso y musculoso. Mi pelo lacio, negro como el carbón, tenia mechas blancas, y estaba más largo de como lo solía tener, ya que me tapava totalmente las orejas. 

Además, era el cuerpo de un hombre joven o un niño. Un cuerpo mucho más joven que mi anterior cuerpo. Debería estar en la pubertad, ya que parecía tener 13 o 14 años, pero estaba seguro, según lo que recordava, que ya había pasado esa etapa, por lo que llegué a la conclusión de que ese no era mi cuerpo. Esto también explicaba la ropa que llevaba: una camisa delgada y un pantalón que me llegaba a las rodillas, ambos de un material que parecía lana y con un diseño que me recordaba a la Edad Media. Estaban sucios y rasgados, y a través de los agujeros se podían ver heridas y moretones, que extrañamente no dolían demasiado.

Después de revisar que no llevaba nada en los bolsillos, decidí empezar a buscar en los alrededores por si encontraba algo útil. Encontré un pequeño morral encima de unos arbustos y lo abrí. Adentro había un pequeño cuchillo, unos trozos de tela, diversas hierbas(algunas que logré identificar como medicinales y que funcionaban como ungüentos; otras, que jamás había visto) y un poco de queso y pan. Del morral también colgaba un recipiente que contenía agua, hecho de lo que parecía ser cuero. Como seguía doliéndome la cabeza, decidí usar las hierbas medicinales, el trozo de tela y mis conocimientos (había leído algunos libros sobre tratamientos naturales) para tratar la herida que tenía. El dolor se redujo, así que decidí que lo siguiente que tenía que hacer era averiguar donde estaba.

Me subí a un árbol, el más alto qué encontré, y al llegar a la copa, vi el mundo donde se encontraba. Estaba en medio de un enorme bosque, totalmente verde, que le dotaba de una belleza increíble al paisaje que tenía al frente. Al fondo, vi un pequeño monte, coronado por un castillo tan brillante que parecía de cristal. Estaba rodeado de un conjunto de edificaciones bajas, posiblemente de piedra, rodeadas de una gran muralla, por lo que llegué a la conclusión de que debería ser una ciudad, ja que estava fuertemente protegida, y por el tipo de edificaciones, debería estar en la Edad Media o en un pueblo muy anticuado. "Si es que este sigue siendo mi mundo", pensé. A mi espalda, se alzaba el acantilado, impidiéndome ver lo que había detrás.

Por lo tanto, decidí rodear lo para ver lo que había detrás de él y así poder decidir si ir o no a la ciudad. Fabriqué una estaca con un palo de madera que encontré para poder defenderme de los animales salvajes, con ayuda del cuchillo, e hice unas cuanta más pequeñas para usarlas como lanzas o jabalinas. Y así empecé, sin sospechar lo, lo que sería mi nueva vida.

Camine por unas horas alrededor del acantilado hasta llegar a una pequeña explanada despejada, donde me senté a comer los pocos alimentos que tenía. Llegué a la conclusión de que tenia que reunir más víveres si quería seguir mi viaje, ja que no sabía cuanto iba a tardar a rodear el acantilado. Me puse a recolectar algunas frutas y bayas(o cosas que lo parecían) que creí comestibles, y mientras recogía unas bayas que parecían cerezas de color azul, paso a mi lado un conejo. En ese instante mi estomago rugió y supe que no sobreviviría a base de fruta, por lo que empecé a perseguirlo para intentar cazarlo.

El conejo, al sentirse amenazado por mi mirada hambrienta, empezó a correr. Corrí detrás de él a través del bosque por un largo rato y cuando estaba a punto de lanzar le lo que era mi última jabalina, una silueta apareció frente al conejo (o eso me pareció), por lo que reduje mi velocidad para poder contemplarla: parecía ser una chica con el cabello de color dorado, peinado en una cola de caballo. Llevaba una pequeña espada a un costado, y en sus manos, un arco cargado con una flecha. De repente, vi como dejaba ir la flecha del arco, que fue a dar en el conejo, matándolo en el acto y demostrando la gran destreza que tenia con esa arma. Eso fue todo lo que pude ver, porque un instante después, oí como me gritaba que tuviera cuidado y de repente sentí como algo me envolvía el tobillo y salí volando. Lo ultimó que vi antes de perder el conocimiento, fue un dragón. Un dragón rojo surcando el cielo a gran altura, seguido de dos pequeños dragones. Pensé "¿Dónde demonios estoy?" y lo que me tenia agarrado del tobillo me jaló de nuevo contra el suelo, golpeándome contra él con mucha fuerza, mientras todo se volvía negro de nuevo.

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora