Parte 37: Prueba para ser aventurero

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Una vez cruzamos la puerta, nos encontramos en lo que parecía ser un patio de entrenamiento. Era bastante amplio, con un suelo de tierra y rodeado por un muro bajo de piedra. En lado del patio, apoyados contra el muro, habían diversos muñecos y troncos que seguramente servían para entrenar. En el muro contrario, se podían visualizar armas diversas, desde mazos hasta arcos, pasado por dagas, espadas y lanzas, entre otros tipos. Cerca de ellas se encontraba un hombre de grandes dimensiones, que nos daba la espalda mientras afilaba una espada mandoble.

- ¡Miki, acaba de llegar el que se quiere registrar! - gritó de repente María, causando que el hombre del patio detuviera lo que estaba haciendo y comenzara a levantarse. Si ya me había imaginado que sería muy alto, no esperaba que la persona que se nos acercara pudiera llegar a los tres metros. 

Era un hombre que se podría describir con una sola palabra: músculos. Sus brazos de piel bronceada debían de ser el triple de gruesos que los míos o más y no eran solo de adorno. Con la facilidad con la que había puesto la espada en su lugar, no cabía duda que uno de sus golpes podía noquear a alguien de un golpe. Tenia una barba negra larga y trenzada, acompañada de un bigote grueso y una cabeza sin pelo. Tenia diversas cicatrices por todo su cuerpo que más que nada, le daban un aire de haber experimentado muchas cosas.

Una vez se encontró delante de nosotros, se puso a analizarme con los ojos, mientras yo hacía lo mismo con él.

- Te presentó a Miki, un exaventurero que actualmente nos ayuda en el gremio. Él se encargará de hacerte las diversas pruebas para saber si puedes registrarte como aventurero. - explicó María.

- Es un gusto conocerte, Ti Zoe Tou. No me importa que quieras esconder tu identidad, pero debes saber que la dificultad de las pruebas no variara. Quizás quieras quitarte la máscara antes de que empecemos. - dijo Miki.

- Gracias por el aviso, pero estaré bien así.  

- Como quieras. - dijo y empezó a hacer estiramientos. - Empecemos las pruebas de una vez. Si quieres volverte un aventurero, hay dos aspectos básicos que debes tener: conocimientos y habilidades. Los dos sirven para mantenerte vivo, pero el primero suelo ser más usado cuando no estas peleando y el segundo, cuando luchas por tu vida. Por esa razón, tendrás que superar dos pruebas. ¿Cómo puedes guiarte por el bosque cercano sin saber la posición del sol ni las estrellas?

- Por el musgo de algunos árboles, que siempre crece en una dirección, o por las rutas de las aves. - respondí al instante. Gloria ya me había dado una idea de lo que podrían ser las pruebas y concluí que no debería tener ningún problema con la primera parte. Eran conocimientos que ya había aprendido por la experiencia, por lo que, siempre que fueran conocimientos relacionados con la caza y la supervivencia, no debería haber ningún problema.

Y no lo hubo, por lo que una vez acabó de hacerme preguntas, Miki se dirigió hacía el muro con armas. 

- Bien, bien. Ya terminé de hacer preguntas y de calentar. Supongo que ya te has hecho una idea de lo que viene a continuación. ¿Necesitas pedir un arma prestada o usarás el arco en tu espalda? - comentó Miki mientras tomaba un garrote casi tan alto como él y se lo ponía sobre el hombro sin mucha dificultad.

- Usaré mi arco y mis dagas. - contesté mientra cargaba el arco con una flecha. - Me lo he estado preguntando desde que te vi, pero no creo que seas un humano común y corriente.

- Ja, me preguntaba hasta cuando dirías algo sobre eso. No, no soy un humano común: desde hace generaciones la sangre de gigantes ha corrido por las venas de mi familia. Te aseguro que estarías mucho más sorprendido si vieras el tamaño de mi abuelo. Pero ya es hora de dejar de hablar, todavía me faltan armas por afilar.

Dicho eso, se puso en posición de combate, con el garrote enfrente preparado para recibir las flechas. María hacia tiempo que se había refugiado cerca de la pared del gremio, para protegerse del sol, por lo que tenía vía libre para moverme como quisiera Así que comencé disparando a su rodilla. 

Como se podía esperar de un aventurero retirado, la bloqueó con facilidad con ayuda de su garrote, tras lo cual comenzó a correr en mi dirección. Disparé otras tres flechas en rápida sucesión, solo para probar mi suerte o lograr distraerlo. Solo tuvo que poner el garrote enfrente suyo y ni siquiera tuvo que desacelerar. Pero había salido de su campo de visión por un momento y era una oportunidad que no iba a desperdiciar.

Volví a ponerme el arco en la espalda, saqué mis dos dagas y comencé a correr en su dirección, de la manera más silenciosa posible. Antes de que bajara de nuevo el garrote, me dirigí a su lado derecho y me fui agachando, para aprovechar al máximo la oportunidad que me daba el garrote. 

De esa manera, en el segundo que se detuvo para buscarme, ataqué a su rodilla derecha. Pero fui bloqueado y tuve que moverme rápido para esquivar su intentó de agarre. Tras haberme alejado un poco, vi como acababa de quitar las flechas que se habían clavado en el garrote.

- ¡Buen intentó, pero tendrás que hacer algo mejor si quieres acertarme un golpe!

Ni siquiera hacía falta que lo hubiese dicho. Con solo lo que había pasado, era obvió que Miki todavía era muy capaz. Así que solo me quedaba seguir con el siguiente plan. Le lancé una de mis dagas y tuvo que volver a levantar su garrote. Pero para cuando lo había bajado, ya no me encontraba delante suyo.

- ¿¡En serio creías que volvería a funcionar!?

Dicho eso, bajó su garrote y dio media vuelta sobre si mismo, barriendo toda la zona a sus lados y enfrente con ayuda de su garrote. Pero quedó sorprendido al hallar que no había golpeado nada. 

Antes de que pudiera reaccionar, sintió el filo de mi daga en su cuello.

- Estás muerto.

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora