Viviré su vida

Parte 71: Regreso al pueblo

En la tarde del mismo día que tuve la comida con los Horizon, un grupo de personas partió en dirección a mi pueblo de origen.  Incluyéndome a mí, el grupo solo estaba formado de apenas 5 personas, dos de las cuales se encontraban usando un manto para ocultar su apariencia. El por qué era bastante sencillo: para evitar llamar la atención. Y no había dudas de que esconderse bajo esa larga prenda era la única manera que tenían para lograr ese objetivo. Al fin y al cabo, un grupo en el cual se encontraba la esposa del conde Horizon, Josefin Groundturtle, y el caballero principal de los Horizon, Berna, estaba destinado a destacar.

Aún y en ese momento, todavía me costaba creer lo que estaba pasando, principalmente por el hecho de que seguía sin parecerme adecuado la forma en la cual la condesa se encontraba viajando, como si estuviera escapando de la justicia y buscara donde esconderse. Pero todo tenía una explicación bastante simple.

En el momento en que decidieron hacer caso a mis palabras sobre lo que sucedía con los Ulknos, los Horizon comenzaron a planear como harían el viaje a mi pueblo. El conde propuso que lo mejor sería mandar primero un pequeño grupo de soldados de incógnito, con tal de verificar que mis palabras fueran ciertas y ver que acciones estaban llevando a cabo los Ulknos, para luego mandar a un grupo más grande con tal de resolver el problema.

Pero cuando el conde comenzó a enfocarse en los detalles, su esposa intervino para indicar que no era una buena idea en este caso enviar el pequeño grupo, principalmente por el hecho de que había un mago en el lugar de los Ulknos. Si los Ulknos estuvieran solos, mandar primero un grupo para verificar la información era buena idea, ya que era difícil de que fueran encontrados si nadie sospechaba de que los Horizon enviarían a alguien para vigilarlos. El problema era que un mago del nivel de Fogon no era fácil de espiar. 

Los magos eran individuos que siempre buscaban tener control de la zona en la que se encontraban, especialmente en el número y tipo de personas que habían en ella. La razón de este interés en controlar sus alrededores se debía a que los magos no solían ser muy hábiles en los combates cuerpo a cuerpo, por lo que era necesario tomar precauciones para evitar tener este tipo de combates. Y sabiendo que había bastantes hechizos que podían lanzarse desde largas distancias, los magos tendían a poner bastantes alarmas a sus alrededores para evitar ser tomados por sorpresa por otros magos o arqueros. En otras palabras, si enviaban a un grupo de soldados al lugar de los Ulknos con tal de verificar la zona y mis palabras, era bastante probable que Fogon los detectara y tuviera tiempo de escapar antes de que el siguiente grupo llegará.

Y por esa razón, Josefin se ofreció para formar parte del primer grupo. Al ser ella una maga, dijo que tenía maneras de evitar activar estas alarmas. Pero todos sabíamos que en su caso realmente no importaba si las activaba o no. Al fin y al cabo, si las activaba, significaba que si había un mago con los Ulknos y ella era lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a él por si sola, sin necesidad de esperar a la llegada del otro grupo. En otras palabras, la verdadera razón de que quisiera participar en el primer grupo era porque estaba realmente enojada. El hecho de que un mago había entrado a su territorio sin avisar y encima ya llevaba un tiempo viviendo en él, era una muestra del poco respeto que le tenía, un insulto a su posición como representante de su familia en el territorio. Y por eso quería ser la primera en ir y mostrarle a Fogon que pensaba de la decisión que había tomado. De una manera no muy amigable.

Claro esta, el conde se opuso a esta idea. Por muy fuerte que fuera su esposa, seguía siendo peligroso que fuera acompañada por tan pocas personas a un lugar donde no se sabía con exactitud cuantos enemigos había. Si bien yo había dicho que había un mago, nada indicaba de que fuera el único que se encontraba con los Ulknos. Si resultaba que había más de uno, Josefin podía verse involucrada en una situación peligrosa.

Aún y entendiendo lo que quería decir su esposo, la condesa siguió insistiendo en ir con el primer grupo. Y al final el conde acabo aceptando su petición, pero con ciertas condiciones. 

La primera, que ella sería acompañada por el mejor de los caballeros del territorio de los Horizon, Berna, además de los dos siguientes caballeros más fuertes. La segunda, que el segundo grupo, el que se encargaría de mantener bajo control toda la zona del pueblo en caso de que se confirmaran los enemigos, partiría al mismo tiempo que el primer grupo, en lugar de esperar a que este regresara con información. El conde estaba preocupado de que si la situación se volviera más complicada de lo que esperaban, el primer grupo podría verse en peligro, por lo que decidió movilizar al segundo grupo lo antes posible, aunque al final pudiera ser que no fuera necesario. Aún y así, al ser un grupo más grande, tardaría más tiempo en llegar al pueblo, por lo que el primer grupo seguiría siendo el primero en llegar y enfrentarse al peligro.

Una vez confirmaron el plan, Josefin guio a los miembros del primer grupo al establo para partir lo antes posible. Yo acabé yendo con ellos porque también necesitaba regresar al pueblo. Y como Josefin podía atraparme en caso de que concluyeran que mi información era equivocada, no me obligaron a quedarme en Morni.

Y fue así como cuatro caballos partieron de regreso a mi pueblo. Cuatro, porque yo acabé montando junto a uno de los dos caballeros. Y no porque me fuera imposible montar un caballo, ya que tenía experiencias en mi anterior mundo, pero como nunca había montado en uno con este cuerpo y con las herramientas que tenían en este mundo, decidí decir que no sabía ir en caballo, para evitar retrasar al grupo y enfurecer a Josefin. 

Partimos en la tarde y continuamos por la noche, hasta que al final, debido a que no hicimos ningún descanso y viajábamos a mucho más rápido que la caravana, llegamos al pueblo al mediodía siguiente.