Parte 46: En llamas

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Una vez el lobo abrió la boca, un rugido que superaba por mucho cualquier cosa que había llegado a oír salió de ella. En un momento, todo el ruido de la batalla se vio silenciado por ese sonido.

No solo los aventureros se vieron afectados, hasta algunos goblins, que ya de por si no estaban en el mejor estado mental posible, no aguantaron y perdieron la conciencia. Solo los lobos parecían haber salido inmunes del ataque y aprovecharon la oportunidad para lanzar más presión a ese lado de la formación, donde los aventureros todavía estaban tratando de salir del estado de confusión.

Por mi parte, no podía moverme. Si ya de por sí el rugido era tan potente, teniendo en cuenta que estaba usando el refuerzo corporal y mis sentidos estaban mejorados, era increíble que no hubiera perdido la conciencia ni la capacidad auditiva, aunque un pitido seguía manteniéndose en mis oídos.

Eso sí, para evitar daños más graves, tuve que desactivar el refuerzo corporal totalmente porque no tuve el tiempo de concentrarme en solo reducir la mejora de los sentidos. Teniendo en cuenta eso y el estado en que me encontraba, me encontraba en un momento de gran debilidad, que a un lobo muy inteligente se le ocurrió aprovechar para atacar.

Cerré los ojos y me quedé esperando un ataque que nunca llegó. Los volví a abrir para ver al lobo tirado en el suelo con una flecha atravesándolo. Me giré a ver al arquero que la había lanzado y vi como parecía estar gritándome algo, aunque mis oídos seguían sin funcionar completamente. Pero no tarde en darme cuenta que los demás también se encontraban en problemas, por lo que era mejor empezar a moverse o podía morir.

Para evitar sufrir otro ataque igual, que comenzaba a sospechar que tenía que estar relacionado con alguna clase de magia, me tape los oídos con cera. Debido a eso, perdí totalmente la ayuda que daba el sentido del oído, pero no me preocupaba. Tenía un plan B y era el momento de llevarlo a cabo.

Volví a activar el refuerzo corporal, pero esta vez me concentré en solo mejorar la vista, el tacto y el olfato. Una vez tuve todo bajo control, activé mi as bajo la manga: el radar mágico. 

Durante los últimos días, había estado practicando esta habilidad con tal de poder recibir algo más que solo una sensación. Aunque no había logrado exactamente lo que quería, al menos ahora podía 'ver' las cosas a un metro de mí. No era mucho, pero me serviría para seguir luchando sin ayuda de la oída.

Una vez un poco más recuperado, comencé a abrirme camino de vuelta a mi puesto en la formación. Sería muy peligroso quedarme donde estaba y más aún teniendo en cuenta mi estado. Durante el camino de vuelta, fui probando mi nueva estrategia y pude notar que, al menos en lucha cuerpo a cuerpo contra goblins y lobos, era igual de hábil que antes.

Después de un tiempo, llegué a la formación, en donde decidí moverme a donde estaban los arqueros. No quería arriesgarme combatiendo con los oídos tapados aunque pareciera que tuviera la misma habilidad, por lo que decidí que había llegado el momento de luchar de lejos.

El objetivo de mayor prioridad ahora mismo era el lobo con líneas de pelaje verde, que era el único que nos impedía seguir abriendo camino con tranquilidad. Los goblins ya estaban perdidos, solo los lobos se mantenían en formación para evitar nuestro escape.

Por lo tanto, comencé a intentar dañar al lobo con flechas pero no tarde en descubrir lo inútil de mi intento. Cada vez que una flecha se acercaba a él, perdía fuerza hasta que se desviaba totalmente, como si un fuerte viento envolviera al lobo. No tardé en confirmar que seguramente este lobo si se mereciera el título de criatura mágica.

Mientra pensaba en que hacer, el lobo, molesto por las flechas, volvió a rugir. Esta vez estaba preparado, por lo que no tuvo tanto efecto en mi como antes, pero si fue efectivo en los demás aventureros. Aprovechando la oportunidad, los lobos comenzaron a ejercer más presión en la formación.

Decidí que, si no podía encargarme del lobo líder desde la distancia, comenzaría a eliminar a sus secuaces. Con eso en mente, tome uno de los frascos con cebo de goblin y lo amarré a una de las flechas, para posteriormente lanzarla contra la línea de lobos. No tardo mucho en atraer la atención de los enloquecidos goblins, que se olvidaron de los humanos y comenzaron a atacar a los lobos. Algunos hasta intentaron atacar al gran lobo aunque sin ningún resultado, pues este los eliminaba de un solo zarpazo.

Pero viendo como había provocado revuelo entre los monstruos, seguí lanzando cebos de goblins hasta que su formación colapso por un momento. Aprovechando la oportunidad, uno de los aventureros con lanza que se encontraba en el centro de la formación, cargó en dirección del lobo grande. Este, distraído por los goblins, no pudo reaccionar a tiempo y resulto herido. Enfurecido, comenzó a correr en dirección al aventurero con lanza.

Pero este ya no estaba solo. Otros aventureros le habían seguido, lo que provoco que el lobo se viera amenazado por más de un arma. Viendo que quizás esta era la mejor oportunidad que tendríamos, la formación comenzó a moverse con tal de separar al lobo líder de lo los demás y acabarlo. Mientras tanto, nosotros, los arqueros, nos ocupamos de apoyarlos eliminando a los lobos que se dirigían a atacarlos.

La batalla contra el lobo grande comenzó rápidamente y acabó de la misma forma. Por lo que pude notar, no cabía duda que algunos de ellos ya tenían experiencia luchando contra lobos del bosque, lo que significaba que lo único que no les había dejado actuar como deseaban era la gran cantidad de monstruos que había. Pero una vez este número se redujo lo suficiente, no tuvieron ningún problema para acabar con él. 

Una vez su líder murió, los lobos, similar que los goblins, perdieron la organización que tenían y pudimos lograr hacer el camino que tanto queríamos. Pero antes de que pudiéramos celebrar, una gran luz iluminó la zona.

Me giré, solo para encontrarme como el segundo carro comenzaba a consumirse por las llamas.

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora