Cuando volví a casa está vez, me sorprendí al ver a mi padre en el comedor. Antes de que comenzara a regañarle por no cuidarse mejor, se levantó rápidamente de la silla y me abrazo con cariño.
- Gracias. Muchas gracias. Si no fuera por tu duro trabajo trayendo bayas Cerezul, jamás me había podido recuperar tan rápidamente.- fue lo que me dijo una vez termino de abrazarme, mientras me sonreía y su ojos comenzaban a humedecerse.
- No hace falta que me agradezcas, es lo mínimo que podía hacer. Realmente me alegro de que ya estés mejor.- le conteste aguantando las ganas de llorar de felicidad. Por fin me había librado de buscar y traer esas bayas, una enorme molestia teniendo en cuenta lo delicadas que eran.
Una vez tuvimos nuestra primera cena familiar en el comedor después de mucho tiempo, me dirigí de vuelta a mi cuarto, no sin antes decirle a Ino que nos volveríamos a ver en el lugar de la semana anterior. Y que se prepara, pues pensaba enseñarle finalmente a usar el mana.
Al día siguiente, me encontré con ella a las afueras del bosque y nos dirigimos a un pequeño riachuelo que pasaba cerca. Ella volvía a estar usando la ropa de la semana pasada, que seguía en el mismo estado ya que al final no habíamos comenzado a usar magia. Yo, esta vez, decidí traer mi armadura. Solo por si acaso. Espero.
- Muy bien. Ya estamos aquí, así que puedes comenzar a explicarme si haz logrado comprender todo lo que te enseñé la semana pasada.- le dije a Ino una vez llegamos a las orillas del riachuelo.
En consecuencia, ella me volvió a explicar las cosas que le había enseñado, además de agregar algunos ejemplos que había visto durante la semana. No sabía si era porque no había aprendido algo antes, pero parecía que al estar tan hambrienta de conocimientos, había logrado memorizar y entender todo lo que le había dicho en solo una semana. Quien sabe si era una cosa normal en este mundo o solo una cualidad bastante destacable de Ino. Me dio un poco de envidia.
- Creo que eso es todo. Pero hay algo que me he preguntado desde hace tiempo. Según lo que dicen en el pueblo, el maestro de Roberto es una mago que utiliza la magia de fuego. ¿Cómo es posible que tu sepas algo de magia de agua?
Ahí estaba, la pregunta que esperaba. Sabía que sería fácil darse cuenta de ese detalle una vez estuviera en contacto con los demás habitantes del pueblo. Pero por eso mismo, hacía tiempo que ya había pensado en una respuesta.
- Es verdad que el mago le está enseñando magia de fuego a Roberto, pero también se ha puesto a explicar como funcionan las otras magias, especialmente la del agua que es considerada su eterno rival, por lo que he escuchado suficientes cosas como para poder enseñarte.
- Pero eso significa que no haz visto ninguna clase de magia de agua. ¿Eso significa que estás experimentando conmigo?- me contestó Ino mientras me miraba con total sospecha. Ugh, tal vez tuve que haberme inventado una mejor respuesta.
- Em, verás... Todas las magias se pueden aprender de maneras similares, lo único que necesitas es aprender el conocimiento adecuado y aprender a sentir el mana. Así que no habrá ningún aunque yo no haya aprendido a usar magia de agua personalmente.- le contesté.
Aún y así, no logré que dejara de mirarme con dudas, así que decidí acelerar las enseñanzas y dejar de darle la oportunidad de criar sus dudas. Y así fue como me preparé para hacer que sintiera el mana del mundo.
Le explique sobre los canales de mana y como recorre los canales de nuestro cuerpo, además de darle una idea de cual es el proceso que hace que podamos manifestar la magia. Le pedí que se sentará y se concentrara en sentir el mana, que lo imaginara como un río que fluye por todos lados. Mientras intentaba notarlo, comencé a mover el mana del lugar en la misma dirección del riachuelo, concentrando el flujo de maons alrededor de Ino.
Después de un largo tiempo (comparado con el mío), Ino notó el mana. Una vez lo logró, me acerqué a ella, puse mis manos sobre su espalda y le pedí que imaginara que el mana entraba a sus canales de mana y fluía por su cuerpo. Una vez lo logró, venía la parte más peligrosa.
- Muy bien. Ahora, recuerda que el agua esta en todas partes, incluso en el aire. Imagina que esas la energía que esta recorriendo tu cuerpo para juntar el agua en el aire y crear una esfera de agua en tu mano. No necesitas apurarte, tienes que imaginar el proceso con cuidado y concentrarte en él.
Si Ino se desconcentraba, existía la posibilidad de que su magia se descontrolara y le afectará. En el mejor de los casos, solo se mojaría, pero también podía recibir cortes si el flujo de mana se desestabilizaba mucho. Por eso, usa mi habilidad de Radar y el Refuerzo corporal para notar si aparecía alguien o algo de imprevisto y para poder protegerla si algo salía mal. Por suerte o mala suerte, ese día Ino no logró hacer nada.
Aunque se veía un poco deprimida, todavía tenia altos espíritus pues por primera vez en su vida había logrado sentir el mana. Le dije que ya había hecho bastante para ese día y que solo se concentrara en descansar para volver a intentarlo mañana. Le recordé que ya era todo un logró que hubiera notado el mana tras solo una semana de haber entrado en el mundo de la magia, cosa que solo hizo que su ánimo aumentara. Si tuviera la misma actitud de Jana, seguramente hubiera a comenzado a autodenominarse genio.
Y así fue como, a mediodía del siguiente día, Ino logro formar una pequeña esfera de agua. Que al final acabó explotando después de un tiempo, pero eso no logró reducir la gran sonrisa que tenía Ino plasmada en su cara. Ni la mía, pues había logrado uno de mis objetivos: conseguir que Ino aprendiera magia y, con ello, tener a alguien que pudiera proteger a mis padres cuando haga falta. Mi plan recién había comenzado.
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Viviré su vida
Fantasia¿Qué harías si de repente te despertaras en el cuerpo de otra persona, en un mundo totalment diferente al tuyo y sin saber dónde te encuentras? ¿Intentarías continuar con la vida que llevaba tu nuevo cuerpo o abandonarías todo lo que haya hecho y co...