Parte 61: El hijo del conde

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Una vez entre, lo primero que me llamó la atención fue la enorme cama que había en la habitación. Si ya de por si el cuarto era enorme, la cama ocupaba aproximadamente un curato de este. Aparte de la cama, se podían ver diversas estanterías con libros, algunos armarios, un sofá, una mesa, entre otras cosas. Todo tenía el aspecto de ser de gran calidad.

Al lado de la cama, se podían divisar diversas mesas que, por su aspecto y lo que tenían encima, se podía deducir que no solían formar parte de la habitación. Pues encima de ellas, se encontraban diversas plantas, herramientas y frascos, dando el aspecto de ser la mesa de trabajo de un alquimista de la Edad Media de mi anterior mundo o alguien con un oficio parecido. Hasta pude visualizar el recipiente donde había guardado el corazón de orco, ahora vacío.

Aparte del sirviente que acababa de entrar y yo, había otro par de sirvientes que se encontraban guardando y limpiando los utensilios de las mesas, mientras seguían las ordenes que les estaba dando un hombre de mediana edad. Su espalda estaba un poco encorvada y ya empezaba a faltarle algo de pelo en la cabeza. Vestía una túnica bastante manchada y de uno de los bolsillos colgaba un lente, que posiblemente debería de tener la función de una lupa. 

Por la forma en que se comportaba, tratando los materiales como si supiera el valor que cada uno tenía, y por la habilidad y precisión con la que movía las manos, era fácil suponer que era quien había tratado al hijo del conde. En el momento en que me vio, dejó lo que estaba haciendo y se dirigió a mí.

- Tú debes ser el aventurero que consiguió el corazón de orco. Me gustaría darte mis agradecimientos. Si no fuera por ti, me temo que hubiera sido imposible para mí resolver el problema que tenía el señorito Liam. Y, como te podrás imaginar, eso me podría traer unos cuantos problemas. Tengo un honor que mantener al fin y al cabo. Por otra parte, debo comentarte que, si bien el corazón estaba bien conservado, deberías intentar mejor la extracción de este. Si lo hubieses logrado traer en un mejor estado, mi trabajo podría haber sido un poco más fácil.

Fue abrir la boca y, si bien me agradeció por el corazón, me hizo pensar que no era una persona muy agradable que digamos. Pero teniendo en cuenta que había sido elegido para cuidar del hijo de los Horizon, debería ser bastante bueno en su trabajo, por lo que decidí no guardarle ningún resentimiento. Quizás en el futuro tuviera que pedirle su ayuda.

- Tendré en cuenta su consejo e intentaré mejorar.

- Bien, es bueno oír eso. En cualquier caso, el señorito Liam ya esta casi recuperado. Solo necesita unas cuantas semanas de descanso y ya podrá volver a hacer su vida de antes. Mi aprendiz se quedará durante ese tiempo a su lado, por si algo llega a suceder. Es aquel que en estos momentos se encuentra al lado del señorito, por si alguna vez necesitas decirle algo. Dicho esto, tengo que despedirme. Hay pacientes que me esperan.- dijo el hombre, para posteriormente salir de la habitación seguido de los dos sirvientes, que ya habían terminado de guardar las cosas y cargaban con distintas cajas y bolsas.

Tras salir, volví a voltear hacia la cama. Esta tenía un velo para taparla, quizás por razones relacionadas con la maldición o porque al hijo de Horizon le gustaba más la privacidad, por lo que, desde que había entrado, solo había podido ver un par de siluetas. En ese momento, una de ellas salió y se presentó como el aprendiz. Dijo que Liam le había dicho que esperaba hablar conmigo en privado, por lo que él se quedaría afuera de la habitación. Dicho eso, salió acompañado del sirviente que había venido conmigo, dejándonos solos a Liam y a mí en el cuarto.

Me acerqué a la cama y quité el velo. Tras el, me encontré por primera vez a Liam. Era un joven bastante apuesto teniendo en cuenta los estándares de este mundo, de una edad similar a la del cuerpo que tenía actualmente, de pelo marrón oscuro y piel blanca. Se encontraba algo pálido y delgado, seguramente por haberse encontrado envenenado por un tiempo, pero eso no evito que sus ojos marrón claro brillaran al verme, mientras eran acompañados por una gran sonrisa de dientes blancos.

- ¡Así que tú eres Anuar! ¡Es un gusto conocerte! ¡Estoy realmente agradecido por tu ayuda! Si no fuera por tu noble actitud, posiblemente habría muerto por el veneno en unos días. ¡Es bastante agradable saber que sigo vivo! ¡Jajaja!

Mi primera impresión de Liam fue que era una persona bastante alegre y animada. Si no fuera por su aspecto, sería difícil imaginar que acababa de curarse de un veneno.

- Me alegro de que te encuentres mejor. Pero más que por mi noble actitud, actué porque sabía que sería recompensado. Estoy seguro que si no fuera yo, alguien habría venido a traerte el corazón.

- Es verdad, pero no se sabe si para entonces seguiría con vida o no. Además, aún y que hayas actuado por una recompensa, tu actitud no debe ser tan mala si mi padre te dejó conocerme.

- Sobre eso, ¿por qué querías conocerme? - pregunté. Al siguiente momento, sus ojos se eliminaron de nuevo.

- ¿Qué por qué quería conocerte? Eres un aventurero, ¿verdad? Me dijeron que tú solo conseguiste el corazón de orco y que puedes usar magia de tierra, similar a la de mi madre. Con solo eso, estoy seguro de que haz pasado por algunas aventuras. Te pido que me las cuentes, por favor.

- ¿Solo eso? - pregunté, con algo de sorpresa. Él solo asintió con su cabeza, mientras sus ojos se mantenían brillando. Algo me decía que muchos libros de la habitación podían estar relacionados con aventuras y cosas similares.

Y así, comencé a explicarle algunas de mis cacerías de goblins y la de orcos aunque, claramente, decidí no explicar ciertas cosas que quería mantener en secreto. Pero por lo que pude ver, no parecía importarle mucho eso.

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora