Parte 17: Límite

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Una vez logré hacer la esfera de agua, decidí que lo mejor sería dejar de experimentar y seguir escuchando la clase. No quería que me descubrieran y perdiera la oportunidad de seguir usando la magia. Además de perder la vida, claro.

Aunque para mi mala suerte, no ocurrió nada más. Quizás sea porque Roberto no sea lo que se conoce como un genio, pero el resto del tiempo fue él intentando hacer una flama como le había dicho su maestro, y esté ayudándolo por un tiempo hasta que se desesperó, le dijo que practicara por si mismo y se puso a beber té hasta que se fue.

Durante ese tiempo, y viendo que no iba a ocurrir algo más, me puse a practicar con mi magia.  Volví a hacer una esfera de agua e intente cambiar su tamaño. Me di cuenta que podía hacerla expandirse hasta el tamaño de una pelota de tenis, pero si quería hacerla más grande, comenzaba a perder el control de ella. Por el otro lado, podía hacer que se comprimiera hasta que tuviera el tamaño de una canica. Una vez tuve la canica de agua en mi mano, decidí que era hora de intentar que se moviera.  Imagine que de la palma de mi mano saliera una corriente de maons que provocaran que la pelota empezara a girar. Luego, aumente el flujo de maons y empezó a acelerar. Con el aumento de la velocidad, era cada vez más difícil mantener la forma y decidí que acabaría el hechizo concentrando los maons debajo de la esfera para empujarla de un golpe. El resultado: la esfera perdió su forma antes de hacer algo y el agua salpicó por todas partes.

Fui intentando de diferentes maneras hasta que logré hallar una forma donde lograba lanzar una bala de agua: formaba una canica de agua en la punta de mi dedo índice, la hacia rotar, creaba una red interna de maons que servían para mantener la estructura y luego la lanzaba pensando en el canal de mana y en los maons como si funcionaran de manera similar a una pistola de aire. De esa manera, logré crear mi primer hechizo: la legendaria bala de agua.

Después me puse a practicar el lanzar el hechizo, mientras me ponía a pensar en como lo nombraría con tal de poder utilizarlo con facilidad. Fue entonces cuando sentí que perdía casi todas mis fuerzas y caí al suelo. Me sorprendí al principio y me puse a pensar en lo que pudo haber ocurrido, hasta que se me ocurrió que tenía que ver con utilizar magia por primera vez. Por suerte, pude confirmar mi teoría al momento.

R: -¡Maestro, no puedo moverme!- gritó mientras se notaba el miedo en su voz.

F: -Mmm... Veo que haz llegado a tu límite. Para ser la primera vez que utilizas magia, haz durado bastante.

R: -¿Qué es lo que me pasa, maestro?- preguntó más calmado, ya que vio que Fogon no se había alterado para nada.

F: -¿Acaso creías que podías usar magia de manera infinita? Si ese fuera el caso, habría magos que serían esclavizados con tal de crear fuentes de energía inagotable. Sería un buen destino para esos magos de agua. Tristemente, cada ser que manipula el mana está limitado por sus canales. Si tus canales no son utilizados o son muy jóvenes, se ven muy afectados por el flujo de mana. Para evitar que se rompan totalmente, llega a un punto donde se cierran automáticamente. Ese brusco cambio es lo que causa que pierdas todas tus fuerzas y tengas que descansar hasta que se vuelvan a abrir de forma natural.

R: -¿Eso significa que solo puedo usar magia por unas horas?

F: -Los primeros días, ese será tu máximo. Pero irá creciendo naturalmente con el tiempo, aunque también hay otras formas de hacer que tus canales sean más fuertes, pero por ahora no creo que tengas que utilizarlos. Es mejor que ahora entrenes de forma natural, ya que hasta la edad de 20 los canales se seguirán endureciendo de forma natural.

R: -Entonces seguiré su consejo, maestro. ¿Qué debería hacer ahora?

F: -Nada. Espera hasta que sientas que puedes moverte de nuevo. Aquí acaba la clase de hoy, te veré en unos días.

R: -Adiós, maestro.

Una vez escuché eso, me senté con dificultad y me apoyé en la pared, posición en la cual me quede hasta que sentí que podía volver a moverme. Decidí que sería mejor no volver a utilizar magia hasta que me sintiera totalmente recuperado, por lo que lo siguiente que hice fue dirigirme de vuelta a casa.

Para cuando llegué, ya estaba por oscurecer totalmente, por lo que me encontré a Ino y a mi madre preparando la cena. Cuando me preguntaron a dónde había ido, les contesté que salí a entrenar mi resistencia y mi fuerza. Una vez acabé de convencerlas (principalmente a mi madre), subí a hablar con mi padre, pues estaba seguro que quería saber como me habían ido las "clases". Y no me equivocaba.

P: -¿Qué paso? ¿Lograste entender algo?- me preguntó con preocupación. Supongo que piensa que le diré que no y que me sienta muy desanimado.

A: -Pues la verdad,...

Por un momento iba a decirle que sí, pero de repente pensé si eso sería lo correcto. Que padre oiga que su hijo, quien jamás a estudiado algo, entienda la magia desde la primera clase, implicaría que algo extraño a pasado. Por esa razón, decidí esconderlo por el momento.

A: -... no mucho. Pero tengo la corazonada de que con un poco más de tiempo y clases, lograré entender como utilizar la magia.

P: -Bueno, eso era lo esperado. Tendrás que esforzaste mucho de ahora de adelante si quieres lograr eso. Recuerda que no debes de sentirte mal si no lo logras. Nadie de nuestra familia a sido mago alguna vez, así que quizás tu tampoco puedas serlo.

A: -No te preocupes. Pararé si veo que no lo lograré.

Después de hablar y cenar, me fui a dormir, pues mañana tendría que volver con Orien y Jana. Mientras me dormía, me puse a pensar en cuando le diría que podía usar magia. ¿Uno o dos meses era un tiempo aceptable?

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora