Parte 48: Avistando a Morni

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Lo primero que hicimos una vez estuvimos lo suficientemente alejados del bosque fue apagar las llamas del carro con ayuda de un arroyo cercano. No todos participaron en controlar el fuego, pues gran parte de los aventureros y soldados requerían ser tratados tras el combate, dando lugar a que las pocas personas sanas se tuvieran que dividir entre tratarlos y apagar el fuego.

Debido a eso, tardamos bastante más tiempo del que había esperado en apagar completamente el fuego. Para cuando desapareció, gran parte del techo se había quemado, al igual que el lado que había recibido los lanzamientos. Pero, para mi sorpresa, ni Guillermo ni los soldados mostraban preocupación alguna.

Fue entonces que me di cuenta de que era posible que el corazón de orco no se encontrará en el segundo carro como yo había pensado anteriormente. Pero no hacia falta darle muchas vueltas para saber la razón. Teniendo en cuenta que el carro quemado era el que más sobresalía, en caso de que hubiera una emboscada este sería el objetivo principal. Debido a ello, lo mejor sería esconder el corazón en alguno de los otros carros o llevarlo siempre encima. Y sabiendo que en el primer carro no hay nada aparte de nosotros, los aventureros, y que Guillermo nunca participo en el combate, se podía sospechar tanto de él como de el tercer carro, que llevaba los suministros.

En otras palabras, era posible que ya esperaban ser emboscados y había tomado medidas contra ello. Lo que provocó que me preguntará si había algo más detrás de la enfermedad del hijo de Horizon. No pude evitar que se me saliera un suspiro pensado en como los planes que tenía podrían llegar a ser más complicados de lograr de lo que había previsto. Justo en ese momento, el capitán de los soldados notó mi suspiro.

- Vaya, veo que alguien ha estado estresado todo este tiempo. Pero aún es muy pronto como para comenzar a relajarse. Los aventureros más experimentados saben que siempre hay que estar más alerta cuando ya has sido emboscado por personas desconocidas. Siempre puede haber un segundo grupo. - Al parecer, malentendió mi suspiro, pero realmente no importaba mucho. Aprovechando la oportunidad, intente resolver algunas dudas que tenía.

- ¿Realmente no saben quiénes eran? Por el interés que mostraron tener por acabar con el carro hasta a costa de su vida, no creo que solo fueran bandidos comunes. Y este convoy parece tener un secreto más profundo aparte de escoltar a Guillermo hasta Morni. 

Ante mis palabras, él solo me sonrió antes de girase para ver a los demás aventureros, que en ese momento se encontraban tratando sus heridas.

- Eres bastante inteligente, aunque te recomiendo que no sigas pensando en esto por mucho más tiempo. Estoy seguro de que ya habrás escuchado rumores de entre tus compañeros, pero este tema es uno de esos que no te debería de importar. Una vez lleguemos a Morni, dejarás de tener relación con este asunto así que solo concéntrate en hacer tu trabajo. Que por cierto, estas haciendo bastante bien, así que prepararte para recibir más recompensas.

Dicho eso, se dirigió hacia donde estaban los soldados, dejándome solo ante el quemado carro. Al final, lo único que obtuve fue una recomendación de alejarme del problema y una promesa de obtener más de una moneda de plata. Ambas cosas que había esperado, más o menos.

Si bien me hubiese encantado seguir su recomendación, mi plan de convencer a Horizon para que me ayudara con los Ulknos me obligaba a saber que estaba pasando. Debido a eso, decidí que una vez llegara a Morni, me iría a buscar información por el lugar. Por ahora, me conformaría con escuchar los rumores que debería de haber oído una vez comenzáramos a movernos de nuevo.

Al final, nuestra parada no duro tanto como había esperado. La mayoría de las heridas eran cosas leves: rasguños, mordidas, golpes, entre otras cosas comunes en la vida del aventurero. Debido a eso, mis compañeros no tardaron mucho en volver a estar listos para seguir. Pero no se podía decir lo mismo de los soldados.

Si bien estos deberían de haber resultado menos heridos por su equipamiento y entrenamiento, eso solo era verdad si se hubieran enfrentado a los mismos enemigos. Pero claramente ese no fue el caso: ellos fueron los que sufrieron la mayoría de las flechas del inicio, para luego ser atacados por un grupo de hombres con la intención de matar. Debido a eso, sus heridas eran peores y algunos de ellos necesitarían un mejor tratamiento que los primeros auxilios. 

Por esa razón, pensé que nos quedaríamos más tiempo para poder dejar que su condición se estabilizara, pero al contrario de lo que esperaba, nos ordenaron continuar. Solo tuve que preguntar a uno de los aventureros para saber la razón de la decisión. Al parecer, Morni se encontraba a solo unas horas de camino. Con esa información, la decisión de comenzar a moverse de nuevo era realmente la mejor. 

Y así, comenzamos a avanzar por el ultimo tramo del viaje. 

El paisaje era similar al que había a las afueras del pueblo: una pradera de hierba baja, con un bosque al fondo a la derecha y una extensión infinita hacia la izquierda. El arroyo seguía un camino paralelo al camino y parecía extenderse tanto como este.

Hacia un tiempo que ya había pasado el mediodía pero al parecer llegaríamos antes del anochecer. Así que decidí aprovechar el tempo para informarme de esos rumores que debería de saber. Pero no descubrí nada interesante. 

Como sospechaba, los rumores que sabían era solo sobre lo que de verdad se transportaba en el viaje. Información que no necesitaba pues yo ya sabía que era ese misterioso objeto. Sobre la razón por el cual lo transportaban o quien era el que lo recibiría, no sabían nada. Así que al final, el esfuerzo de preguntar solo me sirvió para forjar lazos con los demás aventureros y entretenerme con las invenciones de los rumores.

Aunque también sirvió para pasar el tiempo: la ciudad de Morni ya se podía divisar en la distancia.


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