Parte 25: Haciendo planes

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Una vez decidí que le enseñaría magia a Ino y que me encargaría de que los Ulknos desaparecieran del pueblo, comencé a planear como hacerlo. Tenía que pensar en una excusa para lo primero, ya que no quería que ella rechazara mi enseñanza. Así que, por lo mientras, decidí convencerla de que compartiera mi sueño. Si el anterior dueño de este cuerpo había jugado bien sus cartas, debería resultar bastante efectivo.

- Por ahora, haré que vengas conmigo en mi viaje.- le dije mientras me giraba a mirarla a los ojos. Sin lugar a dudas, no esperaba que dijera eso pues abrió tanto los ojos de la sorpresa que pude contemplar lo hermosas que se veían las estrellas reflejadas en ellos... En serio debería dejar de distraerme por cosas como esas. 

- ¡E-eso no será posible!- contestó Ino después de que su cerebro hubiera procesado mis palabras.

- ¿Por qué no? De esa forma no tendrías que quedarte en esta aldea, donde están los Ulknos y no suele pasar nada.

- P-Pero convertirse en un aventurero es algo muy peligroso. Necesitas saber defenderte y yo no se usar ninguna clase de arma.

- Pero si pudieras defenderte y ayudarme, ¿vendrías conmigo?

Una vez le pregunte eso, se quedó callada por un tiempo. Estaba seguro de que necesitaba tiempo para pensar, pero realmente quería que contestar de inmediato. Si respondía que no, no sabía que más podía decirle para convencerla de aprender magia. Por suerte, mi preocupación fue en vano.

- Sí. - contestó mirándome para que pudiera confirmar que no tenía ninguna duda en su corazón. Una vez vi su expresión, sonreí y le dije:

- Entonces te enseñare magia.

Y por segunda vez en esa noche, pude ver perfectamente el cielo estrellado en su mirada. Aprovechando que todavía se encontraba decidiendo si había escuchado mal o no, me levanté y me dirigí de nuevo a mi cuarto. Antes de entrar a la casa, le dije que mañana se pusiera una ropa que no le importara romper y que nos veríamos en las afueras del pueblo, cerca del bosque. Y que no le digiera nada a mis padres.

De esa manera, al día siguiente me reencontré de nuevo con ella en el lugar que quedamos. Llevaba puesta una camisa y un pantalón de color beige, que se encontraban bastante maltratados y recosidos. Era buena que me hubiera hecho caso. Quien sabe si la ropa regresaría en perfecto estado.

- ¿Es verdad lo que dijiste anoche? ¿Me enseñaras a usar la magia?- preguntó Ino una vez me vio. 

- Sí, es verdad.

- ¿Eso significa que también podre manipular el fuego?

- No. - respondí. 

- Entonces, ¿qué me enseñaras?

- Te enseñare a manipular el agua.

Fue entonces que le di conocer mi plan. Una idea que me había pasado la noche desarrollando y, si salía bien, podría lograr mis objetivos de una manera más sencilla y rápida. Porque, si lograba hacer que Ino aprendiera magia de agua, mi comprensión acerca de como funciona el maná en este mundo avanzaría a grandes pasos.

Con eso en mente, me puse a enseñarle lo que sería su nueva visión del mundo. La base del mundo y lo que formaba todo era el agua. Me inspire y copie las creencias del filosofo Tales de Mileto con el fin de explicarle esta forma de ver el mundo. Al ser todos los alimentos húmedos y  como todas las semillas necesitaban humedad, era fácil entender que todo necesitaba y comenzaba del agua. Aparte de explicarle que el suelo a veces temblaba porque se encontraba sobre el agua (ya que no se sorprendió mucho cuando hable sobre sismos, confirme que también ocurrían en este mundo, aunque no estaba seguro si también eran causados por lo mismo), le añadí a la explicación como el agua podía cambiar de estado, para que se le facilitara el imaginar que el agua estaba en todos lados.

Tarde todo ese fin de semana en explicarle eso y, antes de volver al bosque, le pedí que fuera memorizando las explicaciones y que fuera intentando poner lo que le había enseñado a la práctica, imaginando como suceden las cosas si todo se basa en agua.

Dicho eso, regrese a cazar al bosque, donde reanude mis entrenamientos e intente crear nuevos para que no se volviera a repetir los errores que había causado cuando me enfrente solo con los goblins. Como tal, decidí que tendría que aprender a hacer trampas contra ellos, ya que si me volvía a encontrar con un grupo tan grande pero está vez con una mayor cantidad de arqueros, me vería envuelto en una situación muy peligrosa. 

Tras ver lo eficaz que podía llegar a ser el cebo para goblins que había usado Jana, decidí que era buena idea que yo también aprendiera a usarlo. Eso fue lo que le dije a Orien y él aprovechó para también enseñarme a fabricar otros tipos de ungüentos que conocía, tanto como para desinfectar heridas y parar hemorragias como para alejar a los insectos y ocultar mi olor. Claro está que no le dije que planeaba usar todo eso cuando fuera a cazar solo, así que la excusa que me inventé fue que quería aprender para poder ayudar a mi familia y, si podía, vender algunas.

Aparte de eso, construí una nueva ballesta similar a la anterior, solo que está vez tendría piezas recambiables que evitarían que se volviera inservible una vez usara el disparo cargado. Una vez disparara, solo tendría que cambiarle algunas partes y volvería a poder utilizarla por un tiempo. También decidí reaprender a usar dagas dobles, ya que en mi anterior vida las había logrado dominar para la autodefensa, por lo que decidí volver usarlas. Antes no se me había ocurrido porque no esperaba que tuviera que depender tanto de las batallas de cuerpo a cuerpo, pero hasta que no logré mejorar mi ballesta o la capacidad de mis canales de mana mejore, lo mejor será aprender a usarlas.

Y así paso otra semana de caza, en la que decidí solo cumplir mis obligaciones, ya que no me sentía preparado para volver a enfrentarme con los goblins. Y además tenía que ver si Ino me había hecho caso.




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