Desde la primera vez que conocí a los que ahora eran mis padres, Ino estuvo viviendo con nosotros y ayudando a mi madre en su trabajo como tejedora. Aún así, durante todo este tiempo que estuvimos viviendo juntos, no había logrado descubrir muchas cosas sobre la relación que habían tenido ella y el dueño de este cuerpo durante su infancia. Todo lo que sabía es que algo había cambiado y dejaron de ser cercanos, probablemente un suceso que también explicaba porque estaba con tan malas relaciones con todos los niños del pueblo.
Lo cual siempre a sido un problema para mi, ya que había perdido la oportunidad de ganar mucha información a partir de los que pudieran saber todos ellos. Y además, me molestaba no poder tratar a Ino de una forma más cercana. Es decir, ella era totalmente una lindura. Y más ahora mismo, donde la luna hacía brillar su larga cabellera plateada (color bastante común por esta zona, según había visto) y sus ojos azules parecían reflejar la luz de las luciérnagas. Eso, combinado a su delgado y pequeño cuerpo y su blanca bata de dormir, le daban el aspecto de una ninfa de la noche. Sin lugar a dudas, el aspecto de una linda hermanita. Aún recuerdo a mi pequeña hermana, que siempre trate y protegí con mucho cariño. Quizá demasiado, porque llegó un momento en que me dijo que dejara de hablarle o nunca podría conseguir una pareja.
En fin, me encantaría poder tratar a Ino como si fuera mi hermanita. Realmente estañaba comportarme como un hermano mayor. Pero ahora no era momento de pensar profundamente en ello. Ino había visto que podía hacer magia, por lo que tenia que encontrar una forma de convencerla de que no se lo contara a nadie, ni siquiera a mis padres.
- Sí, por fin he aprendido a usar magia. Pero todavía me falta aprender un montón de cosas más antes de poder utilizarla correctamente.- le conteste, mientras me ponía a pensar en una excusa para que guardara el secreto.
- ¡Aún así, eso es increíble! Lograr aprender a usar un poco de ella sigue siendo el sueño de muchos niños y hasta algunos adultos. Muchos entregarían su libertad con tal de poder comprender como utilizarla.- contestó alegremente. Podía ver reflejada en su cara como lo decía con total sinceridad. -Realmente me alegró por ti, finalmente haz podido dar un paso para cumplir tu sueño.
Debe ser por la cara de duda que puse, porque luego de decir eso, suspiro y se puso a contarme sobre nuestra infancia, mientras se sentaba a mi lado a mirar el cielo estrellado.
- ¿No recuerdas? Fue algo que ocurrió cuando eramos niños. En ese entonces los goblins comenzaban a aparecer cada vez más cerca de la aldea y más frecuentemente. Nos dijeron que no era extraño, pues cada cierto tiempo el número de goblins provocara que pudiera aparecer un general goblin, un goblin mucho más inteligente que los demás y más sanguinario, que solía comandar a los goblins para atacar a todas las especies vivas del bosque, lo que se conoce como una horda goblin. En nuestro pueblo era algo común y no era extraño que fuera a ocurrir una pues ya habían pasado varios años desde la última vez. Así que como las otras veces, el gremio de aventureros organizó una llamada de emergencia, lo que provoco la llegada de una gran cantidad de aventureros para proteger al pueblo de la horda. Durante esos días, recuerdo como te escabullías de casa para ir a ver como los aventureros cazaban a los goblins. Te fascinó tanto la fuerza que tenían así como las historias que te contaban que llegaste a decirme que tu nuevo sueño sería convertirte en el aventurero más fuerte con tal de proteger a las aldeas de cualquier peligro y viajarías por todo el mundo en busca de tesoros. Ah.... En ese tiempo eramos tan inocentes y felices. Luego llegaron los Ulknos y la aldea cambió totalmente.
- ¿A qué te refieres?- cuando pregunté eso, Ino se giró para mirarme y confirmar que no me había vuelto idiota. No lo dijo, pero lo pude notar en su mirada. Y de cierta forma, no estaría equivocada si pensará que si lo estaba.
- ¿En serio crees que no me enteraría si no me lo contabas? Hace tiempo que sé que te metiste en una peleas con el hijo de los Ulknos porque se burló del objetivo que te habías puesto. Desde ese día, los demás niños se han alejado de ti por los consejos de sus padres, ya que no querían que se relacionaran con el que había sido marcado como el enemigo de Roberto. Y por esa misma razón, algunos de ellos comenzaron a meterse contigo para ganarse su favor. También sé que te comenzaste a alejar de mi con tal de que no me volviera otro objetivo del maltrato, pero aunque te agradezco tus intenciones, no me parece correcto que tu tengas que cargar con toda esa soledad por mi bien.- dijo mientras se sonrojaba.
Fue entonces cuando me di cuenta de algo realmente importante: la cara de Ino cuando se avergonzaba era realmente linda. Espero que algún día me deje jugar con sus cachetes. Por otra parte, gracias a lo que había dicho, confirme una de mis sospechas. Ese Roberto tendría que aprender las consecuencias de meterse con alguien.
- En serio no esperaba que te acabarás enterando, pero veo que ya sabes todo.- mentí mientras miraba hacía la luna. No sabía si se daría cuenta de que mentía si la miraba a los ojos.
- ¿Qué harás ahora, seguirás persiguiendo tu sueño? Creo que es lo mejor, ya que siempre estarás en problemas mientras los Ulknos vivan en la mansión.
- Realmente me gustaría hacer eso, pero no estaría tranquilo dejando a mis padres y a ti solos en el pueblo con los Ulknos viviendo aquí.
- Entonces, ¿que piensas hacer?
Y fue entonces que se me ocurrieron mis nuevos objetivos: enseñar a Ino magia y hacer que los Ulknos se fueran del pueblo.
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Viviré su vida
Fantasía¿Qué harías si de repente te despertaras en el cuerpo de otra persona, en un mundo totalment diferente al tuyo y sin saber dónde te encuentras? ¿Intentarías continuar con la vida que llevaba tu nuevo cuerpo o abandonarías todo lo que haya hecho y co...