Parte 68: Comida con el conde

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Si lo que Liam acababa de decir acerca de los magos entrando en el territorio de otros era cierto, existía la posibilidad de que Fogon Firebird, el actual maestro de Roberto, no tuviera permiso de estar en el territorio de los Horizon. De ser así, este conocimiento podría ayudarme al momento de convencer al conde de expulsar a los Ulknos del pueblo. Pero todavía tenía que investigar más antes de saber si esa información de verdad me sería útil o no. 

- Ya veo. Supongo que antes de empezar con esta pequeña guerra deberían haber unos cuantos magos de otras familias en tu territorio, ¿qué ocurrió con ellos? - pregunté, con la intención de descubrir cual era la situación del mago de fuego.

- Una vez empezada la guerra, se les pidió a los magos pertenecientes a las otras familias que regresaran a sus territorio para evitar involuclarse. Aunque siendo sinceros, la mayoría de esos magos ya sabían que una batalla iba a comenzar, por lo que ya hacía tiempo que se habían ido de nuestra zona. Solo unos pocos magos pertenecientes a la familia en el este tuvieron que ser convencidos de marcharse, pues decían que al ser nuestros aliados, querían poder brindar apoyo cuando fuera necesario. Pero tener a magos de dos familias trabajando juntos en un mismo territorio podría haber alertado a los magos del norte, lo que podría haber causado que se plantearan participar ellos mismos en la guerra. Y como la familia de mi madre no quería que la destrucción llegara a tanto, decidió que solo los magos de la familia Groundturtle se quedarán en nuestro territorio, prohibiendo la entrada a las otras familias.

- En otras palabras, los úncios magos que debería haber en el territorio de los Horizon serían los pertenecientes a la familia de tu madre, ¿verdad?

- Exacto, solo hay magos de la familia Groundturtle. - contestó Liam. Y con esas, pude confirmar que Fogon Firebird y los Ulknos estaban incumpliendo con las ordenes de los amos del territorio. Parece ser que acabava de ganar un as bajo la manga.

- ¿Qué te pasa, por qué estas sonriendo así?

- Eh, pues... estoy feliz por saber que he entendido todo lo que haz dicho. Sí, esa es la razón... - contesté rapidamente y evitando la mirada de Liam, al darme cuenta de que se me había escapado una sonrisilla al descubrir que tenía información para negociar. ¿Cómo había podido fallar en controlar mis expresiones, teniendo en cuenta mi edad mental?... ¿¡ Y qué edad mental se supone que tengo!? 

- Vaya, ya veo... De hombre a hombre, te recomiendo que mejores tu sonrisa. Creo que habrá muchos individuos que no te vean con buenos ojos si sonríes así de nuevo... -dijó Liam, mirandome con pena.

- Sí, tendré en cuenta tu consejo... 

Pero antes de que pudiera taparme la cara de la venguerza y comenzara a pensar acerca de cuantos años debería tener mentalmente, un sirviente entro a la habitación, para avisarme que el señor Horizon me invitaba a comer para posteriormente discutir conmigo la recompensa que me iba a dar.

Debido a eso, me levanté y me despedí de Liam, deseandole una rápida recuperación. En respueta, me dijo que en el futuro le gustaría poder volver a verme y, si las circunstancias lo permitieran, ir juntos a una aventura. Ante eso, solo pude sonreir. No me parecía posible que sus padres le fueran a permitir ir de aventuras alguna vez, y menos en estos tiempo donde se llevaba a cabo un guerra de guerrillas y una posible segunda invasión de los demonios se avistaba en el horizonte.

Siguiendo al sirviente, comenzamos a dirigirnos a lo que seguramente sería el comedor de la mansión. Cuando ya estabamos cerca de llegar, nos encontramos Guillermo, que se encontraba delante de la puerta esperando mi llegada.

- Anuar, mi señor decidió invitarte a comer debido a que aún se encuentra de buen humor por la recuperación de su hijo. Pero estoy seguro que se le olvido que un aventurero como tu no debería estar bien cultivado en lo que respecta a los modales en la mesa. Así que con tal de que no haya muchos problemas cuando te encuentres comiendo con mi señor y su estimada, he decidido tomarme la libertad de llamarte un poco antes de la hora de la comida con tal de enseñarte modales básicos, al menos lo suficiente para que la comida de hoy se lleve sin ningun problema.

Siendo sincero, una vez escuché que me iba enseñar modales para la mesa, pensé en encontrar una excusa para evitarlo, pero al final decidí hacerle caso por dos razones:  la primera, porque el conde Horizon me invitó con buena intención y, seguramente, si aceptaba su invitación, estaría de buen humor lo que facilitaría el dialogo entre nosotros; y la segunda, porque el conocimiento que iba a aprender me podría funcionar de nuevo en un futuro. Era mejor estar preparado antes de comenter un error que podría complicar las cosas.

Y así fue como estuve casi una hora aprendiendo modales en la mesa con la ayuda de Guillermo. Cabe destacar que, si bien al final pude apreder a comer de una manera suficientemente aceptable para la nobleza, Guillermo no era el mejor profesor que uno pudiera desear. Con razón el sirviente que me acompaño al comedor me miro con pena cuando Guillermo dijo que me iba a enseñar...

De cualquier modo, al final llegó la hora de la comida y tanto Gustavo como Josefin entraron para sentarse a comer. Guillermo y Berna, que también llegó con ellos, se quedaron de pie haciendo guardia.

La comida se llevó a cabo sin muchos problemas. Hasta ese momento, no había podido comer algo tan delicioso, hasta el punto en que me hizo emocionarme, haciendome recordar sabores que no creía que volvería a probar. Aún y así, logré controlarme y mantener mis modales, especialmente gracias a la mirada juzgadora de Guillermo.

Una vez terminamos los platos principales, los sirvientes se prepararon para servir los postres. Fue en ese momento que el conde decidió dejar de hablar de su hijo y su sufrimento (fue el único tema que hablamos durante la comida) y comenzamos a hablar sobre mi problema con los Ulknos.

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora