Parte 9: Primera caza

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Lo primero que hice al volver a casa, fue verificar que mi familia no había caído en el mismo juego de palabras que use con Roberto, pues no quería que pensaran cosas incorrectas sobre lo que había hecho en el bosque. Pero mi preocupación fue innecesaria, pues al parecer, cuando madre e Ino le contaron que había dicho a mi padre, él lo pudo entender de la manera correcta y les explico que era lo que quería decir. 

Les entregué las cosas que había conseguido en el bosque a mi madre y ella decidió hacer unos postres con ellas. No pude encontrar bayas Cerezul porque, según Orien, solo se pueden conseguir en lugares que están más adentro en el bosque y, por lo tanto, más peligrosos, pues se pueden encontrar criaturas mágicas. Por esa razón, el primer objetivo que tengo que cumplir es ganar la fuerza suficiente como para defenderme de las criaturas mágicas, para luego empezar a poder recoger recursos que sirvan para curar a mi padre.

Durante la cena, les conté lo que estuve haciendo durante los días que estuve con Orien y Jana, además de contarles sobre algunas de las cosas que aprendí. Una vez acabamos de cenar, nos fuimos a dormir y volví a preparar mis cosas para partir mañana. Por cierto, mi relación con Ino a mejorado un poco, ya que al menos ahora ya no tiene miedo de llamarme hermano.

Al día siguiente, me despedí de ellos y me volví a poner una capucha para ir por los callejones, pero está vez ya sabía por donde ir(le había preguntado a Ino como salir hacia el bosque de manera que pudiera evitar a los demás lo mejor posible. Al parecer, cuando jugaba de pequeña por el pueblo, se dio cuenta de que había un camino que te dejaba llegar al bosque pasando por los cultivos).

Regresé a la caza del bosque a mediodía, por lo que una vez llegué me puse a ayudar a cocinar. Una vez terminamos, Orien me dijo que está semana habían atrapado menos bestias de lo que esperaban por lo que aceleraría mi entrenamiento. Esta vez iría a cazar por primera vez.

O: -Como todavía no te he enseñado todo lo que necesitarías aprender, solo iremos a cazar criaturas sencillas como el conejo cornudo. Y como cuesta bastante tiempo cazar uno, durante el tiempo que lo estemos rastreado te iré enseñando las cosas que te faltan conocer.

A: -¿Con mis habilidades actuales puedo cazar uno de esos?¿No se suponían que són tan grandes como yo en estos momentos?

O: -Sí, pero si los cazas desde lejos, no será un problema. Y he visto que eres bastante bueno con el arco, así que no deberías tener problemas.

De esa manera, comencé mi primera cacería en este mundo. Los conejos cornudos són criaturas que se consideran valiosas por su cuerno, útil para la fabricación de armas; su carne, de un sabor bastante agradable; y su piel, con la que se hacían los abrigos más básicos. No se les podía considerar peligrosos, ya que preferían huir que luchar, pero una vez comenzaran a atacarte, tenias que tener cuidado de su cuerno y su gran agilidad. Por esa razón, era preferible matarlos con sigilo y ha distancia.

Estuvimos siguiendo el rastro de un conejo cornudo por toda una mañana y la tarde, pero tuvimos que volver sin poder encontrar nada. Al parecer, estuve siguiendo más de un rastro, pero Orien no dijo nada porque quería que aprendiera a diferenciarlos. Aunque cuando Jana se enteró, no dejó de burlarse de mi error (ella siempre se iba a cazar por si solo puesto que ya tenía experiencia suficiente).

Al día siguiente, volvimos a seguir rastros de conejos y esta vez logré encontrar uno por la tarde. Cargué mi arco y dispare una flecha, pero fallé y el conejo escapó. Volvimos a la casa sin nada de nuevo, y Jana estava a punto de volver a burlarse si no fuera porque Orien le recodo que a ella también había fallado la primera vez que intento cazar un conejo.

Por otros dos días estuve siguiendo rastros y lanzando flechas (todavía no me habían enseñado a poner trampas, pues Orien quería que aprendiera a cazar solo porque era más rápido y seguro), hasta que una vez logré herir a uno. Perseguimos su rastro por un rato hasta que llegamos a su guarida, donde se encontraban muchos más conejos. Y tuvimos que huir porque era muy peligroso que dos personas se enfrentarán solas a una estampida de conejos con cuernos.

Y no fue hasta el último día que pude cazar un conejo. Estaba tan emocionado cuando vi como el conejo dejó de moverse tras haber recibido una flecha que corrí así él sin acordarme del consejo que me dio Orien de esperar un rato escondido para ver si no había más seres peligrosos. Como consecuencia, y para mi mala suerte, parecía ser que el conejo no estaba solo y cuando estava ha punto de clavarle el cuchillo para asegurar su muerte, otro conejo apareció dispuesto a apuñalarme con su cuerno. Por suerte para mí, cuando intenté pararme para moverme, me resbalé con la sangre del conejo que había matado y caí de cara al suelo, evitando la puñalada. Me dí la vuelta rápido y apuñale al conejo vivo con el cuchillo, hiriéndole una pata. Y cuando se abalanzó de nuevo contra mí, logré esquivarlo, hiriéndome un poco el brazo pero logré clavarle otra puñalada que esta vez lo mató de manera definitiva. De esa manera, cacé por primera vez dos conejos.

Volvimos a la cabaña cargando dos cadáveres de conejos adultos (casi no podia con el que llevaba, pues era solo un poco más pequeño que yo) y aprendí por primera vez a como despellejaros y guardar sus bienes. Y descubrí que necesitaba practicar mucho más.

Por la noche, luego de hacer una pequeña fiesta para celebrar mi primer éxito a la hora de cazar, nos fuimos a dormir, pues al día siguiente íbamos a volver al pueblo para vender las carnes que habíamos conseguido Jana y yo (ella logró cazar 7 en toda la semana, principalmente porque también le costaba cargarlos de regreso). Mientras estaba recostado en la cama, me di cuenta de que casi moría apuñalado por el conejo. Si quería vivir mejor en este mundo, debería comenzar a hacerme más fuerte y encontrar alguna manera de aprender magia.

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora