Parte 69: Puesto a prueba

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Anteriormente, ya había planeado comentarle al conde mi deseo de hacer algo para resolver el problema que eran los Ulknos. Pero después de haber conseguido reunir información de Guillermo y Liam, empecé a deducir que era muy probable que el conde de tuviera tiempo ni recursos para encargarse de una familia de barones en un pueblo algo lejano. Así que decidí que era mejor ir pensando en un plan de reserva en caso de que las cosas no siguieran el camino que esperaba.

- Bueno, Anuar, ya que no acercamos al final de esta comida, creo que ya es buen momento para que comencemos a hablar de como te recompensaremos. - comenzó a decir el conde Horizon. - No solo fuistes de gran ayuda para mis soldados y Guillermo durante las dos emboscadas que sufrieron, sino que también nos acabaste entregando el corazón de orco que necesitabamos para salvar a nuestro hijo. Debes saber que tanto mi esposa como yo estamos muy agradecidos por las cosas que haz hecho. Muchos aventureros negociarían primero una recompensa antes de decidir ayudar o no, así que individuos como tú que actán primero sin saber si recibirán algo a cambio son bastante pocos. Fue algo bueno que te encontrarás allí en esos momentos.

Ante las palabras del conde, sonreí para mostrarle lo alegre que me encontraba por sus elogíos, pero por dentro estaba pensando sobre sus palabras. ¡El conde tenía razón! ¿¡Cómo pude haber actuado de forma tan inocente!? Si no hubira sido porque el conde y sus hombres son buenas personas, no habría servido de nada ayudarles durante la segunda emboscada, ya que podrían haber dicho cosas como que mi ayuda no era necesaria o sencillamente que no había razón para darme una recompensa más grande que la previamente acordada. ¿Por qué había actuado como si todo fuese a salir bien? ¿¡A dónde se había ido mi precausión y las experiencias de mi vida previa!?

- En fin, aparte de la recompensa por el contrato de proteger la caravana, que al final será el triple de lo prometido al principio por tus hazañas, debemos recompensarte por tu ayuda en la segunda emboscada y por la entrega del corazón de orco que llevabas. ¿Qué es lo que te gustaría obtener? ¿Dinero? ¿Armas de calidad? O...- siguió diciendo el conde.

- ¿O esperas utilizar nuestro poder como nobleza para que te ayudemos con algo? - acabó su esposa, enfriando el alegre ambiente que se había formado durante la comida. Me entraron algunas ganas de llorar.

- ¿A qué se refieren? - pregunté controlando mis nervios, pues, ante todo, era necesario saber mejor en que estaban pensado. Si resultaba que mi vida se veía amenazada, tendría que salir corriendo del lugar al momento. 

- Verás, Anuar, no eres un aventurero muy normal que digamos. Desde el momento en que entraste a la fortaleza, Guillermo nos aconsejó que fueramos precavidos de ti, en caso de que fueras alguien enviado por un enemigo. Así que te fuimos provando: en primer lugar, pedimos que entregarás tus armas y armadura, cosa que hiciste sin problemas. No son muchos los aventureros que harían eso, y menos aquellos de un nivel tan bajo como el tuyo, pues eso los haría susceptibles ante cualquier ataque. Luego, te pedimos tener una reunión conmigo. En ella, no solo demostraste tener unos modales mejores que la media, sino que no reaccionaste cuando dijimos que usar el gremio de aventureros para identificarte tardaría tiempo, cuando en realidad es el proceso más rápido. Y durante el combate, demostraste tener una habilidad y experiencia que no se reflejaban en tu nivel en el gremio. Finalmente, te dejamos una noche a solas y te permitimos ir a visitar a nuestro hijo, para ver si llevarías a cabo algún ataque contra alguno de nosotros, pero jamás mostraste alguna actitud que indicara que planearas algo como eso. Y durante esta comida, de nuevo demostraste ser capaz de aprender rápidamente las cosas que te enseño Guillermo y poder ponerlas en la práctica sin mucho problema. En resumen, solo pudimos concluir que eras alguien que buscaba ayuda de nosotros, inteligente pero bastante inocente... - concluyó el conde. Y tenía razón.

¿Cómo pude haberme comportado así? ¿Por qué había considerado que ya no habría ningún peligro y que todo saldría bien? ¿Había estado subestimando a los seres de este mundo? ¿Sólo porque en este lugar había magia y montruos inconcientemente lo empecé a tratar como si no fuera algo real, que no había amenazas de gran magnitud? ¿¡De qué me sirvió mi experiencia con los goblins si seguía sin darle suficiente valor a esta vida!? No podía continuar de esta manera. Tenía que recordar siempre que ahora esta era mi vida real, que existía la posibilidad de que esta vez mi muerte si fuera eterna, y que en este mundo la vida era tan complicada como en el anterior. No era un héroe ni había sido elegido por los dioses. Lo único que tenía eran mis memorias, por lo que mi vida se encontraba tan amenazada como la de cualquier otro individuo de este mundo. Tenía que vivir con más seriedad y cuidado.

- Así que, ¿qué es lo que realmente quieres? - continuó el conde, sin notar todas las cosas que estaban pasando por mi cabeza. Per sus palabras me hicieron recordar que no era momento de reflexionar sobre mis acciones, tenía un objetivo que cumplir. Por el momento, decidí seguir con lo que había planeado, mostrando sinceridad.

- Tiene razón, conde Horizon. Es verdad que he venido ha pedir un favor que solo vosotros podeis llevar a cabo. Como ya sabrá, provengo del pueblo en donde se encuentra viviendo actualmente la familia del barón Ulknos. Desde que llegaron, el pueblo ha estado sufriendo por su administración. El favor que pido es que los nobles Ulknos sean expulsados del pueblo con tal de que podamos vivir mejor.

- Ya veo. - dijo el conde. - Pero me temo que no puedo hacer nada para ayudarte. Los Ulknos son nobles que pertenecían originalmente a las zonas de más al norte de mi territorio, zonas que en este momento deberías saber que se encuentran bajo ataque. No puedo decirles que regresen.

- Entiendo...- contesté, mostrando algo de desepción. Era el momento de usar el plan de reserva. - Supongo que no hay nada que se pueda hacer. Solo espero que con la llegada del mago de fuego las cosas no se compliquen más...

Y, como había esperado, el ambiente de la habitación cambió de nuevo. 

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora