Viviré su vida

Parte 8: Aprendizaje

Cuando Orien me vió, me saludó y comenzamos a caminar de vuelta al bosque por el mismo camino por el que habíamos venido. Durante el camino, evitó hablar sobre lo que había pasado (al parecer solo había podido escuchar desde donde Roberto pidió que le lamiera los pies), pero no pudo aguantarse más cuando llegamos al bosque.

O: -¿Estás seguro de que hiciste lo correcto al desobedecerlo?¿No afectará a tu familia?

A: -Estoy seguro que tiene mejores cosas que hacer. Además, ya se desquito bastante conmigo como para estar tranquilo. Creo que se fue bastante satisfecho(y si no, todavía tiene a todo el pueblo para molestar).

O: -Pero no estoy seguro que decirle que habías comido los "restos" dejados por lo animales haya sido lo correcto, afectará gravemente el como te tratarán en el pueblo. Pero, ¿en serio lo hiciste?

J: -Si sí lo haz hecho, eres asqueroso. Yo jamás comería algo como eso aunque estuviera muriendo de hambre.

A: -(Sonriendo) ¿En serio? Pero si la otra vez lo estabais comiendo con alegría.

J: -(Sorprendida) ¿De que hablas?¡Yo nunca he comido algo como eso!

A: -¿No? Pero si la otra vez estabas feliz comiendo la carne de ese conejo.

J,O: -(Con cara de no entender) ¿Qué?

A: -¿Cómo que qué?¿Acaso no es la carne los "restos" que dejan los animales?

Al parecer, igual que Roberto, ellos pensaban que me estaba refiriendo a otra cosa. Así que, una vez les explique el doble sentido de lo que dije, Orien no pudo parar de reír por un buen rato. Y Jana se enojó un poco por también haber caído en la trampa.

O: -¡Jajaja!¡Lo hiciste muy bien, chico!¡Estoy seguro que una gran parte del pueblo también cayó en la trampa!

A: -Bueno, tenía que hacerlo si no quería lamerle los pies. El problema es que seguramente ahora mis familiares crean que estuve comiendo excrementos. Tendre que explicárselo cuando vuelva o estarán muy preocupados.

O: -¡Esperemos que no haga falta o estarán preocupados toda la semana!

Estuvimos hablando sobre eso y otras cosas hasta que llegamos a su casa. Orien me dijo que me quedaría en el cuarto de invitados, que era una pequeña habitación al lado de la cocina. Una vez dejé las cosas que había traído en la habitación, Orien me pidió que ayudara a Jana a hacer la comida mientras que él prepararía las cosas para el entrenamiento de la tarde. Al parecer, antes de ir a cazar con ellos, tendré que aprender sobre las plantas, animales y monstruos del bosque, a parte de entrenar con el arco y con un cuchillo de caza, como el que tenía desde que me desperté en este mundo.

Entre en la cocina donde estaba Jana, que seguía enojada por haber sido engañada al igual que el noble que odiaba. Al menos, mientras la ayudaba a preparar la mesa para comer, me di cuenta que ya no me lanzaba miradas de desprecio. Quizás me estaba dando una oportunidad ya que se dio cuenta de que me podía defender del noble.

Luego de acabar de comer, fui con Orien al patio para entrenar mi habilidad con el arco y con el  cuchillo de caza. El arco era similar a un arco medieval de mi mundo, hecho de madera, pero todos los materiales no eran reconocibles para mí. Aun así, tras usarlo un poco, pude darme cuenta que tenía una calidad que igualaba a los arcos modernos que conocía y había utilizado. Al ya tener algo de experiencia usando el arco, solo tuve que volver a recordar la habilidad. Y entrenar este cuerpo, pues me di cuenta  de que aunque tenía una buena resistencia, carecía de fuerza y agilidad.

Después de entrenar con el arco, pasamos a entrenar con el cuchillo. Para poder hacerlo, Orien me dio uno hecho de madera y él tomó otro, y me empezó a enseñar los movimientos básicos. Estuve practicando por el resto de la tarde, hasta que llegó la hora de la cena. Entonces, Orien me dijo que me fuera a dar un baño y que luego ayudara a hacer la cena. Luego de cenar, nos fuimos a dormir y así acabo mi primer día con ellos.

Al día siguiente, después de desayunar, Orien me comenzó a explicar las cosas que necesitaba saber para cazar en el bosque. Para poder aprender mejor, dimos un paseo por el bosque de los alrededores, que también me serviría para conocer los alrededores. Luego volvimos a comer y por la tarde repetimos el entrenamiento. Todos los días fueron similares, y para cuando acabo el último día, me dijo que volviera solo a casa con lo que había recolectado por los paseos del bosque, ya que ni él ni Jana irían al pueblo está vez, pues tenían que revisar y rearmar las trampas que habían puesto hace semanas.

De regreso al pueblo, me puse a pensar en todo lo que había aprendido. Aparte de volver a entrenar el arco y el cuchillo, pues este último también lo había utilizado cuando iba a cazar con mi padre en mi antiguo mundo, había aprendido sobre los alimentos que se podían recoger en las diferentes épocas del año, qué era venenoso, como cazar y seguir huellas de algunos animales y hasta aprendí ha hacer mapas y dormir en el bosque.

Quizás lo más interesante fue aprender sobre los monstruos. Al parecer, aparte de los goblins y los conejos cornudos, también existían unos jabalíes gigantes, manadas de ogros y lobos, osos de fuego y algunos lagartos venenosos. El problema era que estos últimos eran muy difíciles de cazar porque todos ellos podían utilizar magia. Por esa razón, los animales los clasifican en criaturas no mágicas y criaturas mágicas (sí, aquí el conejo cornudo no es una criatura mágica, solo una normal). Otra característica de las criaturas mágicas era que tenían núcleos mágicos, que al parecer eran muy útiles para aquellos que sabían como utilizar la magia y, por lo tanto, se vendían bien.

Pensando en eso, llegué al pueblo y para evitar encontrarme con el noble o algún otro problema, me puse una capucha y me metí por unos callejones. Me perdí.

Por suerte, antes de ponerme a gritar de desesperación, encontre a mi madre y juntos volvimos a casa. Y así acabo mi primera semana con los cazadores.