Parte 10: Mejorando

1.3K 215 3
                                    

Por dos meses completos, estuve entrenando con Orien para poder dominar el arte de la caza. Después del éxito de la semana en donde cacé conejos cornudos por primera vez, Orien me dijo que desde ese momento iria a cazar con él todos los días y me estaría enseñando más cosas durante el proceso, ya que vió qua estaba lo suficientemente preparado para cazar. 

Y fue por eso que, después de un mes cazando con él, decidió que era el momento de contratarme formalmente como un cazador. ¿Qué significaba eso? Pues que ahora, aparte de darme algunos alimentos como siempre, también me daría 10 monedas de bronze. Era una cantidad mínima para sobrevivir si fuera a vivir solo, pero fue una gran ayuda para mis padres, ya que desde que mi padre fue herido conseguir el dinero necesario para cada día se había vuelto más difícil. Ino tuvo que comenzar a ayudar a mi madre con sus trabajos, aunque le pagaban peor que a mí.

Por otro lado, ser contratado como un cazador significaba que ahora tenia que cazar una cantidad determinada de presas. Como Orien sabía que aun era un niño, quedamos en que solo tenía que cazar 5 conejos por semana, o sea, uno por día. Sí, eso significaba que ahora, como cazador, solo tenía que ir con ellos por 5 días a la semana. Pero como no tenía nada que hacer en casa que tuviese que utilizar dos días de descanso, seguia yendo con ellos 6 días a la semana para pulir mis habilidades.

Después de ser contratado, Orien me dijo que era el momento de que comenzara a cazar otras presas. Así que aparte de cazar conejos, comencé a cazar diferentes tipos de aves. Aunque no se podría decir que dieran suficiente carne, Orien me dijo que valía la pena cazar aves porque sus plumas tenían diversos usos, como hacer almohadas o decoración. Además, había algunas aves que si se buscaban por su carne, pues se consideraban un manjar, aunque estas últimas no se podían encontrar durante la época del año en la que estábamos, la primavera. Así que las cazaba más que nada para entrenar mis habilidades con el arco.

Días después de comenzar a cazar aves, mis habilidades con el arco ya casi estaban al mismo nivel de Jana (lo que no le gusto nada). Orien me dijo que había llegado el momento para que empezara a aprender a poner trampas. Al parecer, gran parte de los animales de este bosque tenían diversas características que los hacía difíciles de cazar con flechas y arcos normales, por lo que atraparlos usando trampas era la mejor manera de hacerlo. De esa manera, me empezó a explicar diferentes tipos de trampas y para que tipos de criaturas se usaban. Para conocer los lugares donde había trampas (hasta ahora siempre había ido a cazar con Orien, por lo que no tenía que preocuparme de caer en una), Orien le dijo a Jana que me acompañara por el bosque para explicarme donde habían puesto las trampas. Cosa que no le gusto para nada.

Aunque es verdad que mi relación con ella ya no era tan mala como al principio, me seguia considerando alguien más débil que ella (y no se equivocaba). Así que al darse cuenta de que estaba comenzando a producir resultados similares a los de ella, comenzó a tomarse más en serio su entrenamiento con el arco y el cuchillo (entrenaba ella sola, pues Orien ya no sabía que más enseñarle). Y como todavía no daba muchos resultados, se enojaba y descargaba su ira conmigo. Es una suerte que tenga mucha paciencia o ya habría comenzado a pelearme a puño limpio con ella.

Fue así como comencé a pasar mis días, cazando y aprendiendo. Entre las nuevas presas que cacé se encontraba lo que era conocido como Jabalí de piel gruesa, que se parecían a los jabalís de mi mundo pero más grandes y con los colmillos mucho más largos. Son lentos, por lo que deberían de ser más fáciles de cazar que los conejos, pero el problema radica en que la única manera en que una de nuestras flechas le haga daño es usando el arco a un paso de él, ya que su piel es tan gruesa y tiene tanta grasa que las flechas no le hacen daño. Es por esa razón que tuve que usar trampas para cazarlo: cavando un agujero y tapándolo con hojas era una manera, ya que una vez caía, le era muy difícil salir de el por sus cortas patas. Momento en el cual aprovechaba para romperle el cráneo con rocas (sangriento y desagradable, pero efectivo).

Otra nueva criatura que cacé fue un Lagarto de tierra. Eran muy similares a los cocodrilos, pero más pequeños y con escamas que inutilizaban las flechas. Para cazarlo, lo mejor era hacer una trampa de la cual cayera una piedra cuando pasara por debajo, y si no mora del golpe, lo envenenaba con un ayuda de un cuchillo, ya que su carne ya era de por sí asquerosa, por lo que lo único valioso eran sus escamas, garras y colmillos. 

Durante todo el tiempo que estuve entrenando y cazando criaturas no mágicas, mi padre comenzó a sentirse mucho mejor. Aunque aún no podía levantarse por sus huesos rotos, al menos gran parte de los moretones ya se habían ido y los cortes ya se habían convertido en cicatrices. Y puedo decir que esto pudo ser así porque tube suerte y encontré una Cerezul durante una de mis cacerías, por lo que pude dársela para ayudarlo a recuperarse.

Y cuando ya había cumplido dos meses desde que llegué a este mundo, decidí que ya estaba lo suficientemente preparado para adentrarme más en el bosque para poder encontrar más bayas y hierbas que pudieran acelerar la recuperación de mi padre. Se lo dije a Orien y dudó un poco sobre si debería dejarme ir o no, aunque al final dijo que podría ir si me acompañaba Jana. Y fue entonces cuando creí que jamás lograría encontrar más bayas Cerezul para mi padre.

Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora