Desperté con una rara sensación. Esa sensación que tienes cuando crees que algo malo va a pasar pero no sabes qué ni cuándo. Si bien podía ser solo una invención mía, no era la primera vez que me sentía así. Ya en mi anterior vida, me habían ocurrido situaciones similares y, para mi desgracia, no solía ser una sensación equivocada.
De cualquier forma, quedándome acostado no iba a cambiar nada, por lo que decidí seguir con mi día, tomando todas las precauciones posibles. Quizás en este mundo, esta sensación solo fuera causada por mis anteriores experiencias.
Cómo le había prometido a Ino ayer, una vez acabamos nuestros deberes en casa, salimos hacia el mismo lugar de la semana anterior para seguir con el entrenamiento mágico de Ino.
Una vez llegamos, le pedí que me mostrara que había logrado durante la semana. Tras lo cual ella, como si nada, generó tres esferas de agua del tamaño de un balón de balonmano, que empezaron a girar a su alrededor. Gracias a algunas experiencias que había tenido en mi antigua vida, logré mantener mi expresión y decirle que había hecho un buen progreso, pero por dentro estaba muriendo de la sorpresa y la envidia.
En una semana, Ino había logrado hacer algo que me costo más de medio mes antes de poder llevarlo a cabo. En otras palabras, Ino parecía tener una afinidad para dominar la magia decenas de veces mejor que la mía. Lo que no era raro, si me ponía a pensar, ya que ambos de sus padres fueron escogidos como aprendices de mago, y seguramente fueron escogidos porque presentaban una característica que les interesaba a los magos. Quizás era por esta característica que Ino pude manejar la magia con más habilidad que yo, que no venía de una familia relacionada con la magia. Lo que solo logro que me diera más envidia.
Aún y así, eso solo me beneficiaba, porque quería decir que se volvería fuerte antes de lo que había planeado, por lo que podría abandonar el pueblo una vez me encargara del asunto de los Ulknos. Lo siguiente que decidí enseñarle fue el lanzar las esferas contra un objetivo, que en este caso era un árbol. Lo comprendió rápidamente, aunque necesitaba mejorar tanto en puntería como en velocidad. Aprovechando el momento, también le sugerí el mantener un lanzamiento continuo de agua, como si fuera un río, con lo que logró crear un chorro de agua.
Una vez comenzó a ganar confianza, Ino se puso a manipular la forma con la que usaba el agua, con tal de ver que más podía hacer. Pero sus canales de mana no estaban lo suficientemente desarrollados como para aguantar tanto, por lo que se cansó rápidamente. Al menos en eso seguí siendo mejor yo.
Comimos en el mismo lugar, pues habíamos traído algunos bocadillos de casa, y una vez acabamos volvimos al pueblo, ya que Ino no podría hacer más magia hasta el día siguiente.
Fue entonces que vimos como una caravana, formada por tres carros y un pequeño grupo de soldados a caballo, llegaba al pueblo. Si de por sí era raro ver algo así en este lugar, lo que me puso más nervioso fue ver que los soldados portaban el escudo de los Orizon.
Continuamos nuestro camino a casa, durante el cual pude escuchar a la gente del pueblo comentar sobre la caravana, que al parecer había continuado su camino a la mansión de los Ulknos. Recordé la sensación que había tenido en la mañana y me puse nervioso al pensar que de alguna forma los Ulknos habían logrado obtener el corazón de orco que necesitaba el hijo de Orizon. Si por culpa de eso lograban que Orizon los valorara más, sería más difícil para mí lograr sacarlos del pueblo. Tenía que averiguar que estaba pasando.
Una vez estuvimos en casa, volví a salir con la excusa de acabar con el asunto urgente que me había salido ayer, y partí de nuevo hacía los túneles que llevaban a la mansión. Una vez llegué allí, esta vez usando el refuerzo corporal al máximo, llegue a tiempo para ver como los Ulknos, incluido Rodolfo, salían a saludar a la caravana.
Del carro del medio, salió el mismo hombre con boina que había visto salir de la cabaña de Orien. Después de saludarse como lo hacen los nobles (un proceso aburrido que debería aprender por si acaso), comenzaron a hablar sobre lo que estaba pasando.
- Como ya le había avisado en la carta, logramos encontrar a alguien que pueda darnos el corazón de orco que necesitamos. Espero que nos deje quedarnos aquí unos días hasta que el corazón llegué al pueblo, ya que el propietario se encuentra un poco lejos de aquí. Ya que lo más rápido es que solo un grupo de soldados vayan a buscarlo y luego vuelvan a la caravana, nosotros nos quedaremos aquí esperándolos.- dijo el hombre con boina con total tranquilidad. Mientras tanto, en mis oídos sus palabras comenzaban a acompañar el ruido de mis planes haciéndose pedazos.
Si los hombre de Orizon ya habían encontrado un corazón de orco, eso significaba que mi plan ya no se podía llevar a cabo y que el corazón que había conseguido ya no tenia ninguna utilidad. Pero ajenos a mi problema, ellos continuaron hablando.
- No habrá ningún problema, más bien, será un gusto alojarlos aquí. Me alegra escuchar que ya han logrado encontrar lo que buscaban. Ahora solo será cuestión de tiempo antes de que el hijo de Orizon se recupere.- siguió Rodolfo.
- Sí, es toda una alegría. El señor ha estado muy preocupado por muchos días por culpa de este asunto. Es bueno saber que todo se solucionara pronto.
- Tiene toda la razón. ¿Por qué no pasa de una vez? Ya tenemos preparado un cuarto para usted. Sus hombres pueden quedarse en las barracas que hemos preparado al lado de los aposentos de los sirvientes. Entre y acompáñenos a cenar.
- Le tomaré la palabra.- contestó el sirviente de Orizon, mientras se volteaba para dar ordenes a sus subordinados. Mi plan ya estaba oficialmente desechado, tendría que buscar otra manera de lograr mi objetivo. Al menos, los Ulknos no se beneficiarían de esto, pensé.
Pero, mientras estaba preparándome para volver a casa, volví a oír como continuaban su conversación.
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Viviré su vida
Fantasia¿Qué harías si de repente te despertaras en el cuerpo de otra persona, en un mundo totalment diferente al tuyo y sin saber dónde te encuentras? ¿Intentarías continuar con la vida que llevaba tu nuevo cuerpo o abandonarías todo lo que haya hecho y co...