Parte 5: Familia

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Al día siguiente, comenzamos a caminar hacia el pueblo a orillas del bosque, donde se supondría que encontraria a "mi" familia. Llevábamos algunos bienes que Orien y Jana pensaban vender al pueblo mientras yo estuviera convenciendo a mis padres, así que estábamos un poco cargados.  Por cierto, mi morral también fue lanzado con los restos de la ropa y, ahora, lo único que tenia era mi cuchillo. 

Caminamos siguiendo el pequeño río, que cada vez se hacia más grande, hasta que logramos salir del bosque. Una vez afuera, pude ver una extensa pradera que se extendía hasta donde podia ver, y al fondo, sobre una pequeña colina, se alzaba un pueblo formado por casas de madera, rodeado de numerosos cultivos que parecían ser trigo. Empezamos a caminar por un camino de tierra y seguimos caminando por una media hora hasta que llegamos a las orillas de los cultivos. Para cuando llegamos a lo que parecía ser la plaza central del pueblo, ya era mediodía.

El pueblo, según pude ver, debería de tener como cien habitantes o quizás más, eso sin contar a las personas que vestían como si fueran aventureros de un libro de fantasía y que parecían quedarse en alguna de las numerosas posadas que había visto por el camino. La mayoría de las casas estaban hechas de madera y, aparte de las posadas, solo las que tenían comercios debajo eran  de dos pisos. En el centro del pueblo, habían dos pozos, uno a cada lado. Allí se encontraban los edificios que parecían ser más importantes: la casa del alcalde, la iglesia, la herrería y el gremio de aventureros.

O: -Bueno, Anuar, aquí nos separamos. Nosotros iremos a vender nuestros bienes a la tienda de una amigo mío y luego iremos al gremio de aventureros para hacer unos negocios. Recuerda que tienes hasta mañana para convencer a tus padres de que te dejen trabajar con nosotros. Si lo logras, nos veras aquí mismo mañana al mediodía.¡Espero que los logres convencer!

A: -Sí, lo intentaré.(El problema es:¿dónde estan mis padres?¿Y quiénes son?)

Luego de decir eso, se fueron por un camino a la derecha de la iglesia y yo me quede solo sin saber que hacer. Por suerte, no tuve que preocuparme mucho porque, de repente, vi a una mujer corriendo hacía mi gritando mi nombre.

???: -¡Anuar!(Abrazando a Anuar y llorando de la emoción)¿¡Dónde habías estado!?¿¡Por qué desapareciste sin decirnos nada!?

A: -(Así que me escape)L-lo siento, solo fui al bosque para buscar alimentos.

???: -¡No puedes volver a hacer eso!¿Y si te hubiera pasado algo grave?

????: -¿Ves? Te dije que no tenias que preocuparte, María.

Detrás de la mujer llamada María, quien supongo que es mi madre, apareció otra mujer vestida como una valquiria, que llevaba una lanza y un pequeño escudo en uno de sus brazos. Supondré que es una aventurera.

????: -Hola niño, mi nombre es Gloria y soy una aventurera. Tu madre estaba tan angustiada por su desaparición que vino al gremio para intentar contratar a alguien para que fuera a buscarte. Le dije que no tenia que preocuparse, que esto era normal en los niños como tú, que a veces salen a buscar aventuras, pero luego vuelven cuando se les acaban los alimentos.

M: -(Preocupada) ¿Qué te ocurrió en la cabeza?¿Por qué está tan vendada?

A: -Ah, no me pasó nada, solo me caí (de un acantilado).

M: -¿Y tú ropa?¿Por qué es diferente?

Le empecé a explicar todo lo que había sucedido desde que me desperté en el bosque, sin decirle sobre mis anteriores heridas para evitar que se preocupara de más. Una vez acabé, decidió que lo mejor sería volver a casa, para avisarle a mi padre que ya había vuelto (que al parecer se llama Pedro). Nos despedimos de Gloria y comenzamos a caminar hacia las afueras del pueblo, donde parecía estar la ubicación de mi casa. Durante el camino, nos encontramos con unos cuantos niños y, como sospechaba, también me miraban con desprecio. Parece ser que será difícil cambiar las cosas y eliminar el desprecio que sienten por mí.

Llegamos a una pequeña casa de dos pisos que se encontraba casi al final del camino. Entramos en ella y a primera vista pude notar que no eramos muy ricos. La casa en si era bastante antigua y tenia bastantes agujeros, pero estaba bastante limpia. En la sala no se veían muchos objetos, solo una mesa y cuatro sillas. Casi no había muebles. De repente, escuche como alguien bajaba las escaleras.

???: -Mamá,¿ya volviste?Creí que volverías más tarde... ¡!

Quien había bajado era un niña de aproximadamente 11 años que vestía ropas similares a las que tenia mi madre (un vestido muy simple). Llevaba su pelo café amarrado en dos coletas y tenía dos ojos de pupilas color verde. No era muy alta y todavía conservaba la cara de la infancia, por lo que posiblemente no había entrado en la pubertad. Cuando me miro, su cara se petrifico de miedo por un segundo, y luego bajo la mirada.

???: -(Nerviosa)Hola, herm..., digo, Anuar. Es bueno que hayas vuelto.

A: -Sí, hola.

???: -I-iré a revisar como va todo en la cocina.

Después de decir eso, salió corriendo hacia lo que tendría que ser la cocina. Iba a preguntar quien era ella, pues estaba a punto de llamarme hermano y cambio en el último momento, pero mi madre dijo algo.

María: -Deberías de portarte mejor con Ino, hijo. Desde que sus padres desaparecieron y la dejamos vivir con nosotros, la has tratado muy mal. Deberías ser más comprensivo con ella y dejar que te diga hermano, ella ha pasado por muchas cosas y necesita la ayuda de una familia.

Y siguió hablando sobre ella. Al parecer, no era mi hermana sanguínea, sino la hija de unos vecinos que desaparecieron hace unos años y que desde entonces la adoptamos como un miembro más en la familia. Aunque parece que el antiguo miembro de este cuerpo nunca llegó a aceptarla como una más. Luego que sucediera lo anterior, mi nueva madre me dijo que subiera a saludar a padre, que se había preocupado mucho cuando desaparecí.

Eso fue lo que hice y una vez arriba, fui a la única habitación que tenia la puerta abierta. En ella, pude ver a un hombre totalmente vendado de pies a cabeza, dejando solo visible parte de su cara, que se encontraba acostado sobre una cama matrimonial mirando hacia una pequeña ventana. Giró la cabeza con dificultad y me miró. Pude notar como su cara estaba gravemente golpeada, pero aún y así mostro una cariñosa sonrisa.

P: -Es bueno que hayas vuelto, hijo.


Viviré su vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora