࿐ ONE SHOTS; DRAGÓN BALL | LIBRO 1

【 Jiren 】

Tu Nombre

—Wow creo que la tal rayita cautivo a Jiren.

Al escuchar el comentario divertido de Cocotte me gire a observar a mi esposo quien fruncia el seño mientras observaba a la “hermana de Goku”. Solté un pequeño jadeo de sorpresa al verlos bastante concentrado en una extraña y pequeña chica sayajin que parecía demasiado tierna.

Hice una mueca, molesta por la forma en que veía a aquella mocosa. Así que sin ningún preámbulo, golpee a Kyabe dejándolo inconsciente y camine hacia el enorme sujeto de piel gris. Unos segundos después ya estaba parada frente a él levantando una mano para sujetar su cuello y hacer que se inclinara, para así, poder besarlo.

Junte mis labios con los suyos en un lento y duradero beso que el correspondió abrazando mi cintura. Al separarnos Le sonreí y lo solté. Me gire, levantando mi mano en dirección a la peli-negra mientras sonreía con arrogancia.

—Escúchame bien, mocosa —empecé a hablar, llevando una de mis manos hacia la de Jiren para entrelazarlas. —Él es mío, y la próxima vez que vuelva a ver que observas a mi esposo con esa estúpida sonrisa... tendré que partirte la cara a golpes, estúpida rayita.

Fue entonces que levante mi mano y le lance uno de mis mejores ataques que terminó por sacarla de la plataforma fácilmente. Entrenar con Jiren me había hecho muy fuerte, no tanto como él, pero sí muy fuerte.

Satisfecha con mi trabajo me gire de vuelta y antes de ir corriendo en busca de otro oponente como ese bonito joven de cabello negro y ojos azules del universo siete, estampe mi mano con fuerza contra el glúteo de Jiren. Dejándolo con un enorme sonrojo en sus mejillas y la atención de todos sobre él. Se lo merecía por traidor. Así es.

Me levante con cuidado después de haber recibido un terrible ataque de parte del oji-azul que parecía tan irreal por el hecho de ser tan hermoso. Sonreí y me sacudi el polvo de la ropa mientras soltaba un jadeo. Estaba muy cansada y él según había dicho tenía energía infinita.

—Pidos, por favor —murmure divertida, mientras me acercaba a él. —Estoy... muy cansada~.

Su dulce risa resonó en mis oídos cuando estuve a unos pocos centímetros de él podiendo así recargar mi frente sobre su hombro de manera breve mientras respiraba. Para mi sorpresa y posiblemente la de todos también, una de sus manos se hundió en mi cabello acariandolo de manera suave.

—Tal vez, deberías salir de la plataforma y dejarle el resto al monstruo de piel gris que parece ser lo suficientemente fuerte como para acabar con todos nosotros —murmuró divertido, cerré los ojos y negué.

—No puedo rendirme, no soy esa clase de mocosa estúpida que espera que le resuelvan todo en la vida.

—Lo sé, te pareces a mi hermana.

Sonreí ante sus palabras.

—Gracias... creo.

Después de eso hubo un extraño y casi imposible momento de tranquilidad en el cual sus caricias sobre mi cabello continúaron y estuve a muy poco de terminar dormida entre sus brazos.

Claro que ese momento no duro más de algunos pocos minutos ya que unos brazos me apartaron del peli-negro hermoso y me apegaron contra un musculoso pecho que no podría ser de nadie más que Jiren. Coloque mis manos en su pecho alejándome un poco para poder girar a ver como estaba apunto de atacar a él Androide.

Un poderoso ataque de Jiren terminó golpeando a Diecisiete con fuerza lanzándolo lejos pero sin llegar a sacarlo del torneo. Abrí mi boca sorprendida dispuesta a correr hacia el reciente herido para ver si estaba bien, cosa que me fue imposible cuando una mano sostuvo mi mentón con firmeza y sus labios besaron los míos.

—Es un maldito idiota —gruñó contra mis labios, apretando mi cintura y haciéndome jadear. —Y si vuelvo a ver algo como lo anterior tendré que partirle la cara.

Sonreí sobre sus labios. Encantada con sus palabras. Amaba a mi esposo. Él me soltó y pasó junto dispuesto a volver a meditar el resto del torneo. Aunque repitiendo mi acción de hace unos minutos atrás.

—¡Ah! —el grito salió de mis labios mientras un tonto sonrojo se abría pasó en mi rostro.

Jiren acababa de darme un golpe en mi glúteo derecho con un poco más de fuerza de la necesaria. Causando un sonido bastante vergonzoso que hizo que la atención de todos se fijará sobre mí.

—¡Voy a matarte, Jiren!

—Esos dos son el uno para el otro —escuche hablar a Marcarita mientras me encaminaba detrás de mi esposo con la única intención de golpearlo por lo que acababa de hacer.

—Si, si que lo son, Marcarita.