࿐ ONE SHOTS; DRAGÓN BALL | LIBRO 1

【 Jiren vs Daishikan 】

Tu Nombre

Observe divertida a Jiren que ahora parecía estar meditando en medio del torneo del poder después de derrotar al peli-palmera del universo siete.

—Ya no hay participantes que requieran mi fuerza y poder —me burle repitiendo pero cambiando un poco lo que él había dicho segundos atrás. —¡Por Dios, Jiren! ¡No seas tan engreido!

La manera tan divertida con la que hablé logró formar una media sonrisa en el rostro del marcianito de piel gris.

Todos al igual que al principio nos observaban sorprendidos, para todos parecía increíble la relación que había entre Jiren y yo. Pero el que no nos había quitado los ojos de encima desde el primer momento era Daishikan, quien ciertamente parecía demasiado celoso. Nadie a parte de mi o alguno de los ángeles parecía entender la molestia del gran sacerdote.

Y justo ahora el peli-blanco se encontraba fulminandonos con la mirada.

—Es increíble que ahora estés en las tropas del orgullo, ________ —sonreí al escuchar el comentario del ángel que cuidaba de Zeno-Sama.

—No entiendo por qué es increíble —reitere con una fingida indignación que hizo que él sólo soltara una risita.

—No parecías demasiado interesada en el camino del bien —respondió con simpleza, en ese tono tan frío que hacía que no supiera como tomar su comentario. —Sería menos sorprendente verte como compañera de Hit... compañera de trabajo.

Su aclaración hizo que frunciera el seño y entonces me di cuenta de que la atención del asesino se había centrado en nosotros mientras me dedicaba una media sonrisa.

—Lo intentamos ¿verdad, Hit? —pregunte hacia el de tez morada, el cual asintió antes de continuar peleando contra quien sabe quien. —Pero no funcionó después salve a Toppo y me pidió unirme a las tropas del orgullo, y bueno, acepte.

La atención de los dioses, ángeles y participantes del torneo, seguía fija en nuestra interesante disputa la cual nadie lograba entender del todo.

—¿De dónde se conocen? —la atemorizante voz de Jiren llegó a mis oídos haciéndome estremecer.

—Es complicado —gire a verlo al responder. —¿Por qué?

—Porque parecen demasiado cercanos.

Sonreí divertida mientras me acercaba al enorme cuerpo de Jiren.

—¡Estas celoso de Dai, Jiren! —reí de manera juguetona logrando sonrojar levemente las mejillas de mi contrario.

Al estar delante de él me permití colocar mis manos sobre su fornido pecho para ponerme de puntitas y ver sus ojos.

—No deberías estar celoso, al final de cuentas tu y yo somos amigos —recordé al alejarme de él. Aún debía ayudar a mi universo a ganar este torneo. —Digo, ya me dejaste en claro que sólo quieres que tengamos una bonita amistad.

Su mano sujeto mi antebrazo acercándome a él de nuevo hasta hacerme chocar de manera suave contra su pecho. Se inclino un poco haciendo chocar su respiración contra mi rostro.

—Yo jamás te rechace.

Mis piernas temblaron ante su confesión y por qué su rostro estaba demasiado cerca del mío.

—Sólo dijiste que era especial pero no tanto. ¿Qué demonios se supone que creyera que significa eso? —reproche, alejándome un poco de él.

—Significa que eres especial, _______. Eres especial para mí.

—¡Oh, claro! Entonces eso seguramente debía significar algo como: "Jiren me ama pero no quiere que tengamos algo" —mencioné sarcástica. —Por favor, pero que maldita tontería.

Me solté de su agarre molesta y me di vuelta para ir a pelear contra alguien para sacar mi frustración. El maldito Jiren no sabía cuanto me había dolido su rechazo, que no era un rechazo. ¡Por Dios, podría hablar con más claridad!

—¿A dónde vas? ¿No vas a decir nada?

—Bien, quieres saber de donde conozco al ángel que ves por allá —señale a Daishikan mientras giraba a ver a Jiren y eso hizo que la atención de todos se centrarán en nosotros.

Él peli-blanco en mención no tardo demasiado en estar justo frente a nosotros, parado sobre la plataforma.

—Nosotros salíamos —se me adelanto a hablar el tez azul-claro.

Negué con la cabeza mientras fruncia los labios.

—Nosotros sólo nos acostabamos —aclare hacia Jiren. —Ahora ambos pueden dejar su escena de celos para cuando los malditos universos no corran el riesgo de ser eliminados.

Me aleje de ambos y antes de acercarme a la lagartija del universo siete para darle el primer golpe, murmure:

—Estúpidos hombres.