ONE SHOTS DE DRAGÓN BALL | ❝Sólo entra y escapa un poco de la aburrida realidad.❞
✗ One Shots, (puede que la continuación de alguno de estos shots este en el libro número 2).
✗ Tú eres la protagonista, (o es Rayita, si lo prefieres).
✗ Puede contene...
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_________ sonrió emocionada cuando ambos entraron en la enorme tienda que aún estaba abrierta, siendo casi las 10 p.m.
—Vamos a buscarte algo de comer —habló Trunks, tomando suavemente la muñeca de su esposa llevándola con cuidado a través de los pasillos. —¿Quieres que compre cosas para prepararte un sandwich?
La chica de cabellos negros frunció los labios y negó con la cabeza mientras se cruzaba de brazos.
—No, sabes el asco que me da el olor de la mayonesa —se quejó ella de manera infantil. Estar embarazada no era algo que la hubiera hecho más madura en absoluto, sino todo lo contrario. —Trunks~ creí que habíamos venido por helado de chocolate.
El oji-azul suspiro y negó con la cabeza. Él no iba a permitir que ella comiera algo tan helado y dulce a esas horas de la noche. Además, ella sólo había dicho tener hambre así que buscarían algo de comida no dulces.
—No puedes comer helado a esta hora. Podría hacerle daño al bebé.
—¿Daño al bebé? Pero si es él quien quiere el helado. Por favor, amor~.
—No —sentenció de nuevo el de cabellos lilas de manera firme aunque la vio hacer una rabieta digna de una niña. —Basta, __________. No voy a cambiar de opinión.
Asi él dio media vuelta dispuesto a seguir buscando algo de comer que pudiera comprar para su esposa. La peli-negra sólo bufo molesta, quejándose en su lugar y perdiendo a Trunks de vista rápidamente.
Pero teniendo ya veintidós años, no se dio el lujo de asustarse ante eso sino que se limito a ir a un pasillo donde pudiera conseguir un bote de helado de chocolate. Aunque no tuvo suerte pues sólo logró encontrar paletas de hielo con sabor a almendras. Magnum, decía el empaque de la paleta.
Cuando se dio media vuelta dispuesta a encontrar a su esposo para convencerlo de que le comprara el dulce. Termino chocando contra alguien porque obviamente no lo había visto y porque también se había girado demasiado rápido. Por suerte el hombre de extraño cabello rubio cenizo logró sostenerla y así los salvo a ambos de caer al suelo.
