Capítulo 33

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Después del abrazo y de ponerse un poco al día

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Después del abrazo y de ponerse un poco al día. Kiyoshi se acercó con su hermano para presentárselo a los piratas de Heart. Les dio la mano uno por uno, mientras iban diciendo sus nombres.

—Vaya, que buena compañía... —le susurró a Kiyoshi, después de haberles dado la mano a Zoe e Ikkaku—. Bueno, encantado. Yo soy Eichi. Llegáis a tardar un poco más y no me encontráis aquí.

—¿Por qué? —preguntó Kiyoshi, extrañado.

—Tenemos un encargo especial en el archipiélago Sabaody. Salimos en dos días y nos quedaremos allí un par de semanas —explicó Eichi.

—La verdad... Es que nos interesa ir allí —comentó Law, introduciéndose en la conversación.

—Ah bueno, pues sentíos libres de seguir utilizando mi vivre card, para seguir el rumbo correcto —dijo Eichi. Acto seguido, les miró a todos con una sonrisa—. Me encanta ver a piratas jóvenes y animados. Yo también fui pirata en el pasado, con apenas diecisiete años recién cumplidos empecé mi aventura.

Los piratas de Heart escuchaban atentamente a aquel hombre. Les explicó que había tenido grandes aventuras junto con sus nakamas, mientras iban en busca del One Piece. Al parecer, el viaje se volvió cada vez más complicado a medida que avanzaban. Perdieron a muchos compañeros por el camino, a pesar de que algunos de ellos eran bastante fuertes. Finalmente, Eichi decidió retirarse y cumplir el sueño que su padre tenía para él, ser un buen carpintero.

—Ya llevo varios años formándome aquí. Echo de menos las aventuras, pero ya estoy un poco viejo, aunque como veis sigo bastante fuerte para poder dedicarme a esto —explicó, riéndose—. No os desaniméis por mi historia. Se os ve un grupo fuerte y decidido, estoy seguro de que llegaréis lejos. Por cierto, ya que estáis aquí... ¿Queréis que eche un vistazo a vuestro barco?

—Tenemos un submarino, pero sí, te lo agradeceríamos —contestó Law.

—Vaya, interesante. Capataz, ¿le importa si voy? —preguntó, mirando hacia Pauli.

—Sí, claro. Tienes permiso —contestó Pauli.

Comenzaron a caminar hasta la salida del dique. A medida que iban caminando, Zoe podía notar como los trabajadores la miraban fija y descaradamente. Sabía que ese conjunto le quedaba genial, pero... ¿No podían cortarse un poco esos babosos? Si ella podía mantener las formas con Law estaba segura de que los hombres también podían ser más discretos.

Por su parte, Law se estaba empezando a poner de malhumor al notar las miradas descaradas de aquellos trabajadores. ¿Es que no podían disimular? Si él podía los demás también. Sentía asco y repulsión hacia ellos. Además, estaba seguro de que a Zoe tampoco le gustaba. Se quitó el gorro y se lo puso a la chica sin avisar. Esta se giró a mirarlo extrañada. Law pegó su cuerpo al de ella para susurrarle algo al oído.

—Es que tengo calor. Llévalo tú un rato —le ordenó Law. Zoe asintió, aunque le parecía raro.

Cuando se separó de ella, lanzó una mirada asesina a todos los que estaban alrededor, que enseguida volvieron a centrarse en sus tareas. Una vez llegaron a la entrada se despidieron de Pauli y se dirigieron a hacía las barcas. Estaban empezando a subir cuando Zoe se fijó en un hombre algo sospechoso. Parecía que se estaba comunicando disimuladamente con un Den Den Mushi escondido. Llevaba camiseta de manga corta y se podía distinguir una parte de un tatuaje. ¡Era el símbolo de la Marina! Cruzó un pequeño puente y se perdió entre unos edificios. Zoe enseguida empezó a correr hacia donde había ido.

Una nueva vida «Law x OC/Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora