Capítulo 69

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Mientras el mink gato iba a avisar a los que estaban fuera, Robin le enseñó lo que había traducido a Nami, ya que había algo que podía ser interesante que lo interpretara ella

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Mientras el mink gato iba a avisar a los que estaban fuera, Robin le enseñó lo que había traducido a Nami, ya que había algo que podía ser interesante que lo interpretara ella. El resto espero con paciencia a que llegaron los de arriba y a que la pelinaranja acabara de leer.

—¿Qué te parece, Nami? —preguntó Robin, cuando vio que la chica alzaba la vista del papel.

—Es extraño, parece como si un mapa estuviera dibujado en algún punto de aquí... —contestó la navegante, observando de nuevo el papel.

El mink perro empezó a hablar sobre ello. Zoe escuchó con atención, al igual que su capitán. Al parecer, ese Poneglyhp era una guía hasta el punto final del Grand Line. La isla Raftel. Todos se quedaron sorprendidos. Sin embargo, no era suficiente con esa piedra. Había tres más en el mundo y eran necesarias para saber la localización de aquella isla.

—¡Bien! Entonces solo hemos de buscar las otras tres piedras —interrumpió Luffy—. Iré a por Sanji y nos pondremos en marcha.

—¿Y dónde piensas buscar? ¿No ves que el mundo es enorme? —preguntó el narizón, intentando hacerle volver a la realidad.

—Solo el paradero de uno de ellos es desconocido. Los otros dos se encuentran en manos de piratas... —intervino el gato. Todos esperaron a que dijera la identidad de ellos—. La yonkou Big Mom y el yonkou Kaidou, el rey de las bestias.

—¡Entonces es muy simple! —exclamó Luffy, contento y animado—. Solo tenemos que robárselas.

Después de sus palabras comenzó una discusión entre los mugiwaras. Algunos de ellos tenían miedo, lo cual no era extraño o por lo menos eso pensaba Zoe. Eran dos yonkou. No se les podía tomar a la ligera. Si querían robarlos debían pensar una buena estrategia, pero a Luffy siempre le parecía todo fácil.

El gato les explicó que no era necesario robar las piedras. Eso era muy complicado, habían copias que podían robar y transportar más fácilmente. El narizón propuso de entrar a hurtadillas y robar las copias. Esa idea no le hizo mucha gracia a Luffy, ya que él prefería luchar cara a cara, nada de esconderse. Eso hizo reír a Zoe, sobre todo cuando Ussop se puso nervios y se lanzó encima de su capitán.

—¿Por qué te ríes tanto con las tonterías de Mugiwara-ya? —escuchó que Law le preguntaba en voz baja. Ella se giró hacia él y vio que tenía el ceño fruncido.

—Es que es gracioso... —contestó ella, encogiéndose de hombros. Él chasqueó la lengua y apartó la mirada. Zoe le miró fijamente y sonrió—. ¿Estás celoso o algo?

—¿Qué? No. Ni hablar —contestó Law, agachando la cabeza y escondiéndose bajo su gorro. Ella se agachó para intentar verle—. Bueno un poco, a lo mejor. Dejemos el tema.

—Vale, pero que sepas solo me gustas tú —dijo ella, mientras volvía a mirar hacia delante.

Estaba sonriendo como una tonta. No iba a negar que le gustaba que Law estuviera un poco celoso a veces, sin pasarse. Aunque no tenía motivos. Era imposible que alguien le llegara gustar teniéndole a él.

Una nueva vida «Law x OC/Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora