Capítulo 64

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Law se acercó hasta la puerta, mientras Zoe acababa de cerrarla

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Law se acercó hasta la puerta, mientras Zoe acababa de cerrarla. Él apoyó sus brazos, acorralando a la chica y lanzándose salvajemente sobre su boca. Sus lenguas chocaron enseguida. Ella apoyó las manos sobre su pecho, indicándole que se fuera un poco hacia atrás. Law le hizo caso y, mientras seguían besándose, Zoe le rodeó el cuello con los brazos y dio un salto para engancharse a sus caderas. Se acercó a la cama y la tumbó de golpe. Se puso encima de ella y separó los labios solo para acercarlos a su cuello.

—Law... —susurró Zoe, con la respiración agitada. Él paró un momento para mirarle—. ¿Y si nos escuchan?

—Eso no te preocupó cuando estábamos en el barco de los mugiwaras —le recordó, sonriendo de lado, justo antes de volver a lamer y mordisquear su cuello. Zoe no dijo nada porque era cierto—. Ponte a cuatro patas.

—S-sí... —murmuró Zoe. Se incorporó mientras Law le dejaba algo de espacio para hacerlo. Notó como los dedos de su capitán rozaban lentamente su intimidad por encima de las braguitas rosas.

—¿Ya estás tan mojada? —preguntó Law, excitado. Zoe se sonrojó—. No te puedo prometer que no vayas a gritar.

Ella notó como las piernas le empezaban a temblar después de escuchar aquella frase. Law se bajó un poco los pantalones. Le apartó la tela con los dedos y rozó la intimidad de Zoe con la punta de su erección, que resbalaba de lo húmeda que estaba la chica. Una vez dentro, le agarró por las caderas para poder embestirle apropiadamente. Empezó lento y poco a poco fue subiendo el ritmo. Desde que le había visto así disfrazada estaba pensando en ese momento. En estar otra vez dentro de ella.

Zoe apoyó la cabeza contra la almohada, para poder ahogar los gemidos. Después de unos minutos, Law salió casi por completo de dentro de ella y volvió a embestirle de golpe. Hasta el fondo. Zoe, levantó sin querer la cabeza de la almohada y soltó un grito de dolor y placer. Seguro que alguien lo había escuchado. Pero Law estaba tan excitado que no podía parar. Zoe tapoco quería que parara. Sentía que estaba a punto de llorar de gusto. No le faltaba mucho para acabar. De pronto escucharon como la puerta se abrió de golpe y se quedaron petrificados.

—¡Torao! ¡No le hagas daño! —se escuchó exclamar a Luffy, mientras abría la puerta. También se quedó parado al verlos y les miró extrañado. Law había intentado taparlos rápido con la manta, pero tardó unos segundos—. No parece que te esté haciendo daño. Mmm... Parece que lo estáis pasando bien. ¿Qué hacéis? ¿Puedo jugar yo tam...?

—Venga, Luffy, es hora de dormir —dijo Robin, mientras le apartaba de la puerta. Cerró mientras avisaba al resto de que no pasaba nada.

—Me cago en todo —se quejó Law, mientras se tumbaba al lado de Zoe. No podía seguir después de eso. Se recostó de lado para mirarla—. ¿Por qué te has puesto tan roja cuando ha preguntado si podía unirse?

—Por nada... Solo es que se me ha venido a la mente una imagen —contestó Zoe, mientras miraba al techo, avergonzada. ¡Qué mal! Les habían pillado... Menos mal que llevaban la ropa puesta.

Una nueva vida «Law x OC/Lectora»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora