-Doctor, el paciente ya está listo para su revisión diaria -Informó la enfermera.
-Muchas gracias, Mary, iré a verlo -El doctor de la Fundación SpeedWagon
El muchacho estaba recostado sobre la camilla. La enfermera había dejado todo preparado para el doctor, dejando las cortinas abiertas para que entrara el sol, y que el joven, a pesar de estar en su estado, pudiera tomar algo de vitamina D. Al lado de la camilla estaba el equipamiento necesario para tratar las lesiones del mozo. En la dirección contraria de los instrumentos, se encontraba una pequeña mesita de noche, en el cuál había un gran florero con unas hermosas amapolas, junto a otras flores que embellecían esa estancia. Al lado del recipiente, se encontraban dos fotos. Una de los padres del pelirrojo y otra con el grupo con el que viajó por cincuenta días y que lo había dejado en ese estado. Habían regalos de todo tipo: aretes, cuadernos, lápices... Todo eso, en una pequeña mesita de noche al lado de un paciente en coma.
-Bien, Noriaki, tu pulso está mucho mejor que hace unos meses. Es un gran avance, tu cuerpo, a pesar de ser esvelto, es fuerte -Anunció el doctor examinándolo, como si él estuviera conciente de su tratamiento.
Así pasaban los días, en el que Noriaki Kakyoin no reaccionaba a su entorno. La enfermera lo preparaba para la revisión diaria, lo bañaba, peinaba su cabello, revisaba el estado de sus ojos y se lo entregaba a disposición del doctor Davis. El alma del joven japonés se aferraba a su cuerpo, a pesar de que al parecer, era mucho mejor fallecer que estar con la mitad de tu torso bañado en placas y tuercas. Pero su Stand seguía presente.
Trás una de las típicas sesiones de revisión diaria, cerca de cuatro horas luego de que el doctor lo visitará, Noriaki pudo abrir sus ojos violetas. No le dolía observar el sol del mediodía, pero si que le molestaba un poco. Se sentía débil, frágil, como si moverse lo fuera a quebrar. Invocó a su stand.
-Hiero...phant Green... -Dijo en un suspiro.
La representación de su propio espíritu apareció sentado a los pies de la camilla. Se veía distinto a como lo recordaba. Pero seguía ahí, su inseparable sombra de si mismo. Sonrío, para volver quedar dormido, sumido en esa inconciencia que lo mantenía con vida.
Tras dos semanas de lo ocurrido, Kakyoin despertó nuevamente. Esta vez, se encontró de frente con el doctor Davis. Lo observó de arriba abajo.
-Arigatō... -Le agradeció Kakyoin, olvidando completamente que debía de hablar en otro idioma.
El doctor Davis lagrimeo. Sintió una satisfacción tras haber esperado tanto por su recuperación. El médico era joven, pero se veía la pasión en sus ojos. Sonreía.
-Señor Kakyoin -Dijo el señor Davis-, es todo un gusto conocerlo.
Noriaki quedó en blanco. Ya no estaba tan frágil como cuando despertó la primera vez, pero no sabía que responder.
-Usted es muy fuerte, especialmente para alguien que es tan joven y con un cuerpo tan delicado -Kakyoin lo observó-. Bueno, los cortes de sus corneas aún son sensibles, pero está mucho mejor. En cuanto a su vientre... Su abdomen sufrio todo un desgarre. Hemos trabajado muy duro para reconstruirlo, de hecho, al vernos incapacitados de salvar su columna, hemos decidido implantarle unas prótesis mecánicas. Su cuerpo no los rechazó, y hemos podido operarlo con éxito. Sus amigos parecían muy desesperados al verlo así, ni si quiera quiero hablarle de sus padres...
-¿Mis... Padres? -Kakyoin sintió una presión en el pecho. Bajó la cabeza. Esos cincuenta días lo debieron de haber preocupado demasiado. Su madre, de seguro, desesperada. Su padre, a pesar de aparentar serenidad, estaría alarmado- ¿Cuánto tiempo pasó?
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Aquí | Jojo's Bizarre Adventure|
Fanfiction¿Cómo sería todo si Noriaki Kakyoin hubiese sobrevivido al ataque de Dio? ¿En que aventuras se habría metido si él no hubiera fallecido? ¿Cuánto hubiese cambiado el universo de Jojo's Bizarre Adventure? Ésta historia va sobre todas estas incognitas...