🍒 Capítulo 12 🍒

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-¡Por qué llevas tantas cosas! -Kakyoin llenaba su mochila con ropa, comida, lapices, un cuaderno, entre otras cosas-, ya te dije que mi casa tiene todo lo que necesitamos.

-No tiene ropa para mí, la comida seguramente escasee y mucho menos cosas para que dibuje -Noriaki le sacó la lengua.

-¡Aish! Yo recordaba que eras más reservado, no sé qué te ha pasado -Jean le dio un pequeño tirón al mechón de Noriaki.

-Tú te haz puesto menos escandaloso, lo cual me gusta -Kakyoin le dio un poco de su propia medicina mientras decidía si llevar fideos o arroz.

Ambos salieron del apartamento con el equipaje. Al final se decidieron por repartir las cosas entre los dos. Bajaron en el ascensor mientras conversaban cosas sin mucha relevancia para el caso. Salieron del edificio y vieron el cielo que apenas cambiaba de tono por la mañana. Los amigos fueron caminando a la estación de bus. No estaban tan en forma como en el verano, pero mantenían buen paso mientras se dirigían al terminal. Al llegar, ambos compraron los pasajes para irse a las afueras de París. Polnareff estaba emocionado, esta vez estaba en paz con sus propios sentimientos hacia aquella vieja casona en la que vivían su hermana y él. Lo único que le molestó, fue que no esperaba que los precios de los boletos subieran de precio tan rápido, hacía unos días vio por la web que estaban más baratos. Limitancias de la época.

Ambos se subieron al bus y buscaron sus asientos. Se sentaron juntos, Jean en la ventana y Noriaki en el pasillo. Demoraron en partir, pero cuando lo hicieron, el francés tenia el corazón en la mano de la emoción. Recordaba aquellos días con su hermana con cariño, pero sin nostalgia. Aunque todavía había mucho que contar para el japonés. El viaje no demoró más de una hora y media, y bajaron.

-¿Ahora qué? -Le preguntó el japonés.

-A caminar, viví toda mi vida aquí, lo sé como la palma de mi mano -Kakyoin puso cara de desagrado mientras Polnareff comenzaba a caminar con agilidad-, ah, pero nunca dije que lo íbamos a caminar nosotros.

Polnareff invocó a Silver Chariot el cual enfundó su espada en su espalda. Kakyoin rió.

-¿Vamos a ir en nuestros stands? -Interrumpió su risa.

-Claro, ocupamos a Hierophant y Chariot hace el resto -Le dio una palmadita en la espalda a su stand.

-Pues vamos ¿Por qué no? -Continuó riendo Kakyoin.

Sí, lo hicieron, Hierophant Green se enrolló en Silver Chariot y fueron así. De hecho, los apendices de Hierophant sirvieron más que nada para no caer del lomo de Chariot. Noriaki quedó sorprendido al ver que Chariot tenía más fuerza de la que pensaba, eso denotaba lo bien que Jean conocía a su stand. La velocidad de Chariot dejó aturdido a Kakyoin.

-¿Estás bien?

-Medio mareado, pero sí -Dijo recobrando el aliento mientras observaba su alrededor. 

Era un prado con un verde intenso, iluminado por el cielo azul. El aire era fresco, y hacía buen clima. Habían uno que otro árbol desparramado por el descampado. Había un largo camino de arenilla que recorría el campo. Siguió con la vista hacia donde dirigía. Vio una gran casona a lo lejos.

-Ahí está -Dijo Polnareff apuntando el lugar que vio Kakyoin y luego observó a la distancia-. Este es el camino que usabamos para ir al poblado cerca de por allá.

-Esa casa es enorme, ¿Vivían tan alejados? -Polnareff asintió con la cabeza. Kakyoin todavía sentía el mareo- ¿Podemos caminar un rato? Todavía estoy mareado.

-Claro, será lindo volver a caminar por aquí tranquilo -Sonrió Jean.

Retiraron a sus stands y continuaron el camino apriedado hacia la gran casa. Polnareff sonreía mientras estaba sumido en sus pensamientos. Kakyoin sintió la necesidad de pintar aquel hermoso paisaje. "Son nubes muy al estilo del renacimiento" pensó Noriaki "Ocuparía un verde azulado junto a un abeto para hacer las sombras..." empezó a detallar las cosas que haría en la pintura si pudiera detenerse a hacerlo.

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