¿Cómo sería todo si Noriaki Kakyoin hubiese sobrevivido al ataque de Dio? ¿En que aventuras se habría metido si él no hubiera fallecido? ¿Cuánto hubiese cambiado el universo de Jojo's Bizarre Adventure? Ésta historia va sobre todas estas incognitas...
La semana pasó rápido tanto para Kakyoin como para Polnareff. Noriaki, por su parte, recibió una cena en conmemoración a su cumpleaños bastante humilde en su casa y una no tan humilde en la casa de los Kujo. Su padre le regaló un estuche donde poder llevar pinceles, pinturas y lápices de forma cómoda. Su madre le dio una foto de su abuelo... Por alguna razón.
-Toma esto. Supongo que siempre te preguntaste como era, ahí está -Le dijo entregándole la fotografía. No lo observó-. Si te preguntas como murió, no lo sabemos, sólo... Sólo sabemos que fue de una forma extraña.
-Ah -Kakyoin observó la imágen. Se parecía mucho a él, sólo que más fornido y con más pelo en la cara para el gusto de Noriaki. Quedó con cierto vacío-. Gracias mamá.
No entendió la razón del porqué ese regalo. Nariko le regalo algunas cosas para que cuidara su cabello, eso le hizo mucha gracia.
-¿Con esto me estás diciendo sucio? -Le bromeó a Nariko.
-¡Ja, ja, ja! ¡No, no! -Ella siguió riendo a carcajadas- Tienes un pelo muy bonito y tienes que cuidartelo, yo sólo te estoy dando una sugerencia. Tómalo como modelo a futuro.
-Gracias -Dijo entre risas Noriaki.
En cuanto a Polnareff, logró pasar desapercibido su moretón en la semana. Trabajó y trabajó, no paró. No podía, en realidad. En su calendario estaba asignado tanto la visita a Sweet Dreams como de SPW. Se sentía nervioso, pero intentó calmarse.
Se presentó a la hora acordada, y estaba frente Abbey. Se saludaron muy cordialmente. Pasaron a donde se atendían los clientes. Se dio cuenta que por en cima de aquel sofá super cómodo de la tienda estaba el diploma de egresada de la chica. "Abbey Geffroy" leyó Polnareff "Curioso".
Ella le pidió que tomara asiento. Él se acomodó sin problema alguno. Pronto comenzó una sesión de preguntas que hicieron que Abbey se imaginara el panorama de la situación a la que quería volver Jean.
-Sí, es una aventura tontorrona, lo sé, pero mi amigo murió junto a mi perro... -Explicó- Bueno, Iggy no era mío, me eligió a mi.
-Ah, vaya. Veré si puedo encontrar ese momento exacto para que pueda revivirlo. Y una cosa, olvidé mencionarle que usted se mantendrá cómo es hoy, por ejemplo, si usted hubiese escogido un recuerdo de su infancia, usted no sería un niño otra vez, si no que se mantendría igual.
-Ah -Se limitó a decir Polnareff.
-Está bien, ahora relajese y cierre los ojos. Mantenga en mente ese recuerdo por favor -Solicitó Abbey. Polnareff asintió.
Ella acercó sus manos al rostro del platinado. En sus manos aparecieron una suave tela que recubría desde poco más arriba de las muñecas hasta el dedo corazón. Eran de color blanco y muy delgados. De ellos provenía cierto brillo especial. Abbey intentó concentrarse.
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