🍒 Capítulo 64 🍒

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Kakyoin salía del departamento de medicina avanzada de SPW. Su checkeo fue excelente. Todo iba con normalidad en su espina dorsal, a pesar de tener unos cuantos fierros y de que la mitad de su abdomen era de alguna amable persona que donó esos organos y nervios.

Se dirigió a una sala de entrevistas cerca de aquél área. Allí lo esperaba David Keenan con una leve sonrisa en los labios.

-¿Qué tal te fue? -Preguntó el castaño.

-Muy bien, no me ha ocurrido nada con respecto a mi columna. En cuanto a mis ojos, el oftalmólogo dijo que le parecía increíble que mis ojos estuvieran recuperándose aún. Veo bien, pero mi vista debería haber quedado sensible a las luces. Estoy pudiendo ver reflejos sin mucha dificultad -Keenan asintió.

-Eso se debe a que posees un síndrome muy peculiar. He estado viendo tu ficha médica aquí, y al parcer ese doctor del hospital de Egipto te clasificó así -Kakyoin levantó una ceja y miró a Keenan.

-¿Síndrome? Yo he sido completamente normal toda mi vida -Dijo casi espetando el pelirrojo.

-Sí, es muy poco común tu condición, pero no creas que es algo malo, al contrario, es muy bueno -Ambos comenzaron a caminar a través de aquella edificación central de SPW.

-¿Y ese síndrome sería...? -Keenan se apresuró en contestar, como si hubiera esperado por bastante rato esa pregunta.

-El síndrome de Alejandría -Kakyoin lo miró raro-. Básicamente un súper humano.

Fue entonces que el pelirrojo rió de buena gana. Keenan lo miró comprensivo. Sonaba tonto, pero el doctor Davis junto a su equipo encargado de recuperarle la vida sabían lo que hacían. Aunque, en la opinión científica de él, sentía que fue una conclusión apresurada, pero, a su vez, que tenían razón. Era una contradicción extraña.

-Ok, ok, ese chiste fue bueno -Keenan lo observó fríamente. Pararon un momento para aclarar la situación.

-El síndrome de Alejandría es el de los ojos violetas ¿Quién de aquí los tiene así? -Kakyoin comprendió que no bromeaba, a lo mejor tenía razón. Asintió con la cabeza dando una leve reverencia en forma de disculpa- Bien, aunque el color de tus ojos es el síntoma más evidente, también hay otros que coinciden con tu persona, Noriaki. El hecho que estés aquí habla muy bien de la resistencia de tu cuerpo. Tienes una regeneración increíble junto a tu salud. Además de que eres reacio a subir de peso, no es un problema en la tiroides, para nada. Tu peso es normal desde que saliste del coma, ahí estabas bajo peso.

Kakyoin no dijo nada. No consideraba que aquello fuera nada fuera de lo común. Sólo se aseguraba de cuidarse, comer bien, dormir lo suficiente, entrenar de vez en cuando y ya. Pero eso, Keenan lo hacía ver algo sacado de otro mundo.

-Creo que exageras -Dijo sin más.

-No, sigue siendo increíble que camines y hagas tu vida como una persona normal -Kakyoin lo miró. Al parecer, Keenan sabía a la perfección que ese era uno de los temores más grandes del pelirrojo.

Ambos pasaron por aquel largo pasillo donde al final medían a los stands. Probarían algo nuevo esta vez en aquella sala. Al entrar, encontraron a Linguini, junto a Stauber, Polnareff y Adalia.

-¡Hola, equipo! -Exclamó Keenan animoso- Hoy tenemos bastante trabajo que hacer. Linguini, al panel de comandos. Stauber, supervisalo. Polnareff y Schneider trabajarán juntos en el informe. Kakyoin, cambiate en la sala contigua a esta. Allí está la puerta. Ah, y bienvenido, sujeto número tres.

Kakyoin sonrió y asintió. Hacía unas semanas que había entrado a SPW totalmente. Ya no era un colaborador ni un paciente, ahora un integrante totalmente afiliado a la fundación. Quería experimentar algo por si mismo, así que decidió ser un sujeto de pruebas para al menos una ocasión. Ésta era la oportunidad de hacerlo y estaba en condiciones de hacerlo.

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