🍒 Capítulo 56 🍒

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Nitza miraba con asombro a los dos. Detrás de la cámara de medición de stands, estaba la otra mitad del equipo. Observaban aquel enfrentamiento con sorpresa. Sabían que el nuevo era hábil, especialmente la segunda más nueva, pero no así de bueno. ¿Qué clase de enfrentamientos tuvo Polnareff a lo largo de su vida? Sólo un puñado lo sabía por nombre, y sólo una persona lo sabía de antemano.

-Así que Polnareff si... -La apagada voz de Adalia resonó en la sala. Empezó a anotar algunas ideas.

Los demás del equipo estaban paralizados. No sabían que hacer o decir. Ambos contrincantes continuaron su lucha casi imperceptible a la cámara. No tenía sentido seguir midiéndolos si el kilometraje marcaba una velocidad tan exagerada, que era imperceptible al ojo para sacar conclusiones. Antoine se levantó con los puños apretados.

-¡Paremos esto de una vez! Recopilaremos los datos incompletos -Dijo él en un tono seguro y fuerte.

-¿Y cómo pretendes ser imparcial teniendo los datos a media? -Todos miraron a Adalia y ella comenzó a sentir un ardor horrible en sus mejillas- Quiero decir...

-Podemos hacer estimaciones -Sugirió Stauber. Su mirada mostraba una confianza ciega en el líder del equipo.

-¿Y qué tal si esas estimaciones son incorrectas? -Cuestionó la rubia.

-Entonces ahí podemos recopilar los datos completos -Stauber tenía una cicatriz en su mejilla que resaltó al gacer una mueca. Adalia tragó saliva nerviosa deseosa de replicar, pero no lo hizo.

Antoine apretó un botón del panel de control. Un pitido sonó. Linguini le hizo una ceña a Nitza y ésta junto a otra compañera se encaminaron hacia la sala donde se encontraban Polnareff y Keenan.

-¡Espera! -Adalia corrió tras ellas.

-¿Schneider? -Nitza parecía confundida- ¿Qué pasa?

-Quiero ver lo que hacen, así puedo añadirlo al reporte -Explicó la alemana.

-Muy bien, Lamarr, llévala al depósito, yo iré a revisar a esos dos -La chica asintió.

Lamarr observó a la rubia. También era más bajita que ella. Adalia la siguió hasta una habitación del pasillo. La puerta tenía un código que no alcanzó a ver la alemana. La puerta se abrió y ambas entraron. Ella empezó a anotar lo que veía.

-Éste es el deposito -Dijo Lamarr mientras observaba la cantidad de cajones que había allí. La sala estaba muy fría-. Aquí guardamos lo último que tenemos en medicina. Algunas vacunas, remedios aún en testeo y LRT.

-¿LRT? -Repitió la alemana.

-Líquido Regenerativo de Tejidos -Aclaró la chica-. Es lo primero que desarrollamos antes de comenzar este tipo de pruebas. Es de consistencia densa y parece una gelatina, da algo se grima, pero es excelente para cerrar heridas y parar hemorragias. Cuando ocurren traumatismos, lo hacemos beber junto a un jarabe analgésico. Supongo que al albino le vendría bien eso.

Adalia la observaba mientras Lamarr buscaba la sustancia por los cajones. Sacó una jarra de allí. Era una especie de slime de color rosa. Ambas salieron de allí y la rubia sostuvo el frasco frío mientras la otra se aseguraba de cerrar la puerta bien. Se dirigieron al final del pasillo otra vez.

-Bien, ya llegó el LRT, Keenan -Dijo Nitza mientras revisaba el corte en el pecho del líder-. Lamarr, encargate de Keenan, yo veré a Polnareff.

Ambos estaban sentados en el piso. Polnareff recuperaba el aliento poco a poco mientras se sostenía el hombro. Adalia le pasó el frasco de LRT a Nitza, la cual lo abrió y lo frotó entre sus guantes. La chica de lentes se lo puso en el corte a Keenan y él lanzó un quejido. Era frío, muy frío. Lamarr hizo lo mismo con la herida en el hombro de Polnareff.

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