-Chicos, tomen asiento -La madre de Jotaro parecía feliz, aunque siempre actuaba así.
Se encontraban en un café al aire libre. Era curioso como el chico más solitario del grupo juntó a todos en su país natal. Sin familiares, y tan sólo con la compañía de su amigo Noriaki, el albino vivía una vida retraida, pero no le acomplejaba. Era algo con lo que solía lidiar. Polnareff le parecía encantador que lo tratarán tan acogedoramente.
-¡Jean Pierre! -Dijo Holy-, cuéntanos más de ti, ahora que vives que con Noriaki debes tener más que "es un francés" ¿Verdad Jotaro?
La rubia miró a su hijo sonriendo, como solía hacerlo. Jotaro no dijo nada, y escondió su rostro mirando a un lado. Hubo un silencio incómodo y respondió con un sí en japonés muy tímido.
-¡Jotaro! Yo soy más que un francés, eso es como decir que tu simplemente eres un japonés -Reprochó Polnareff.
-Lo soy -Jotaro sonrió con picaría. Polnareff parpadeó con una expresión de "debes estar bromeando". Suspiró.
-Últimamente, Kakyoin y yo hemos estado entrenando, ahora está mucho mejor que hace unos meses -Noriaki sonrió.
-Sí, de hecho le estoy tomando el truco a esto de hacer ejercicio -Se jactó el pelirrojo.
-¡Ay! Tú odiabas los deportes de pequeño, ese cambio repentino debe haber sido por Jean Pierre, ¿No? -La madre de Noriaki rió.
Holy pidió que la atendieran. Todos recibieron la carta. Ella fue preguntando y memorizando las cosas que cada uno quería comer, mientras Polnareff se aseveraba de que su ropa no aparecía en las manos de alguien más.
-¿Qué vas a querer, Mei? -Holy veía el menú con lo que ofrecían.
-Un jugo de naranja junto a un sándwich napolitano, hay que conservar está cara bonita -Bromeó la señora Kakyoin con la señora Kujo. Los chicos se sentían avergonzados de que unas mamás de más de cuarenta hagan ese tipo de chistes.
-¿Tú Jean?
-Hm... Supongo que un chessecake de frambuesa junto a un té helado estará bien. El entrenamiento me dejó con el estómago vacío -Miró a Noriaki haciendo una seña que él junto a Jotaro entendieron.
-Bien, y tu Noriaki.
A Kakyoin se le iluminaron los ojos. Chessecake... ¡De cerezas! Literalmente hacía años que no comía su comida favorita. Se le hizo agua la boca.
-Un jugo de naranja junto al cheesecake de cerezas, Señora Holy -Dijo hipnotizado con la idea de volver a comer cerezas.
-Aquí vamos otra vez -Susurró Jotaro. Su madre se tapó la cara con las manos.
Consideraba asqueroso lo que hacía su hijo con aquellos frutos. Por más que intentó quitarle esa manía no lo conseguía. Su hijo era un adulto y seguía con la misma costumbre de lamer las cerezas hasta quitarles el color y luego comerlas. Ya no podía hacer nada.
Holy siguió con el de Jotaro y anunció el de ella. Al llegar los comestibles, tanto Polnareff y Kakyoin comieron con muchas ansias, pero por razones distintas. Jean sentía una ansiedad terrible por lo que había pasado hace poco, casi romperle los huesos a tu amigo no debe ser una sensación precisamente agradable. Noriaki porque, a parte del hambre, quería comer las cerezas.
-Dejen de comer como cerdos -Les dijo Jotaro bebiendo lo que pidió. Mei hizo una mueca, Holy ni se inmutó.
-Déjame comer tranquilo -Jean hablaba con la boca llena, se le fue que eso era de mala educación-, está es una de las pocas veces que puedo comer cosas dulces. Mi hermana me las preparaba, y ya no está, así que déjame gozar vivre mon moment.
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Aquí | Jojo's Bizarre Adventure|
Fanfiction¿Cómo sería todo si Noriaki Kakyoin hubiese sobrevivido al ataque de Dio? ¿En que aventuras se habría metido si él no hubiera fallecido? ¿Cuánto hubiese cambiado el universo de Jojo's Bizarre Adventure? Ésta historia va sobre todas estas incognitas...