🍒 Capítulo 23 🍒

470 52 37
                                    

Los días siguieron pasando. El padre de Jotaro no volvió a presentarse en la casa y eso alivió a los Joestars -incluyendo la mujer-. Ellos, como dijeron, fueron a entrenar a una cede de SPW, pero la fecha de la boda se acercaba peligrosamente y el platinado junto al pelirrojo no tenían idea alguna de que regalarle a su amigo en común. Usualmente lo discutían mientras jugaban ajedrez o se tiraban revistas a la cara. El señor Joestar no le dio muchas vueltas y les dio el siguiente consejo "A ambos les gusta la biología marina, ya sabrán que hacer entonces" Pero ¿Qué demonios iban a hacer con eso? Los dos se estaban rindiendo cuando el viejo Joseph quizo dar un paseo a "solas" con los dos.

-Bien, chicos -Les dijo intentando alcanzar el paso de los dos-. Cómo veo que andan complicados, les ayudaré con sus regalos. Cortesía de la casa.

Ambos exclamaron. Todo lo pagaba Joseph y se sentían culpables de eso.

-Chicos, chicos, calmense. Un viejo millonario a mi edad ya le da igual el dinero. Es sólo papel.

-No hable como si estuviera postrado -Polnareff le dio unas palmaditas en la espalda-. Usted debe mantenerse como siempre lo ha sido.

Joseph sonrió.

-Vamos a comprarles algo a los novios, anda. Ah, y no tengo problemas en que ustedes se compren cosas también. Supongo que les cuesta mantenerse estables -Joseph acercó a Kakyoin extendiéndole el brazo.

-Un poco, un poco -Rió Polnareff-. Entre los dos nos las arreglamos ¿Verdad Nori?

-Hai, aunque si a usted no le molesta que compremos cosas extras... -Noriaki escondió la cara en el tirabuzón más largo que poseía en su cabello.

Joseph volvió a decirles lo mismo. Y allí comenzó la gran aventura de Kakyoin y Polnareff: "La busqueda de un regalo para Jotaro, y para su novia". Los tres miraban por las tiendas preguntandose que le gustaría a este chico. Polnareff se quedó pegado viendo una tienda de ropa.

-¿Hm? -Kakyoin suspiró- Aquí vamos otra vez... ¿Es para ti o para Jotaro?

-Para mi -Joseph lo observó y entraron a la tienda.

Tras un rato de estar mirando le gustó alguna que otra camiseta y la iba sacando de las perchas. Joseph le preguntó a Kakyoin porque su reacción molesta.

-Porque voy a tener que decirle el discurso que le da Pol-pol a todos los vendedores de ropa que lo atienden -Joseph levantó una ceja-. Digamos que para Pol-pol encontrar ropa que le quede bien es... Complicado.

Polnareff le pasó las prendas a Kakyoin. Hicieron todo un trámite en el que Noriaki verdaderamente probó su paciencia. Joseph observó con detenimiento la relación amistosa de ambos ¿Hubiese sido así, si Caesar hubiese sobrevivido? Sonrió tras responder un "sí" mental. Salieron de la tienda junto a un pelirrojo asqueado de buscar la talla que le quedara a Polnareff. "Esta me queda apretada del pecho, no es que esta otra no me queda bien en la cintura". Y así se repetía la situación.

Tras caminar un poco encontraron  una tienda curiosa. Vendían toda clase de pines y decoraciones. Kakyoin entró olvidando aquel impás. Inmediatamente encontró algo que adoraría su amigo; era un pin algo grande de dos delfines dorados formando un corazón. Los tomó de inmediato pensando en darselo. Preguntó si habían más cosas relacionadas a la vida marina y la vendedora del lugar les indicó un rinconsito lleno de cosas tiernas, brillantes y llamativas de los animales. Polnareff estuvo inspeccionando algunos y también se montó al carro de los broches junto a Kakyoin. Los dos tenían al rededor de tres o cuatro cada uno cuando fueron a pagar. A Kakyoin le pareció bonito uno en forma de cereza y de pincel. También los compró. En cuanto al platinado, se dio cuenta de que habían unos collares y aros curiosos que le llamó la atención. Le mostró un collar a su amigo.

-¡Mira Kakyoin! -Exclamó mientras lo sostenía en su mano- Esta dividido en tres partes que se separan.

-Ese collar no tiene diseño porque uno puede ponerle una imagen por debajo de la mica -Se incorporó la vendedora al ver que el platinado mostraba con emoción el collar al pelirrojo.

-¡Woah! -Kakyoin miró a un Polnareff confundido- Ella dijo que puedes ponerle una foto por debajo del plástico, por eso no tiene diseño.

-¡Eso es genial! Me lo llevo -Exclamó-. Así tenemos un pedazo cada uno, uno para Jojo, otro para tí, y otro para mi.

-Es una buena idea ¿Vas a llevarte ese collar negro, también? -El platinado asintió y le pasó las cosas al japonés.

El viejo Joseph los esperaba con paciencia mientras pasaba el rato moviendo su mano mecanica de formas raras. Veía como los dos jovenes iban mostrándose cosas. Kakyoin se acercó a él y le colocó una cinta al rededor de la cabeza con un patrón de triangulos amarillos y naranjas.

-Pensé que le quedaría bien a usted algo así -Le dijo el pelirrojo-. Es un viejito con estilo.

Los tres rieron.

-Gracias Kakyoin -El mayor le acarició el pelo, recordándole al pelirrojo que era el más bajo entre sus amigos. Pagaron y se fueron con una bolsa repleta de pines, una cinta, collares y aretes.

Siguieron caminando y empezaba a hacerse tarde. Anochecía a un paso continuo y la brisa helada emopezaba a hacerse presente. Decidieron tomar un aperitivo -como algún Dumpling o cosas así- y empezar a volver. Todo aquello lo guardaría el señor Joestar hasta la boda. Polnareff, además, agrego unos treinta mil yenes. Le dolió el bolsillo, pero Joseph le volvió a repetir el sermón de "todo lo pago yo". Kakyoin cedió otros quincemil yenes. Jotaro estaba distraído cuando llegaron y gracias a Hierophant junto a Chariot pudieron guardar todo rápido sin que se diera cuenta. Fue un alivio.

Quedaban pocos días cuando empezaron a probarse la ropa y el cómo irían peinados. Al platinado le apretaba el traje un poco del pecho, pero no era mucho, así que no se quejó. Aquel esmoquin hacía parecer que tuviera una cintura pronunciada. Las risas de Kakyoin se escucharon por toda la casa al verlo, pero luego se excusó con un "Tú sabes que te quiero Pol-pol". Pero en general le quedaba bien el traje. En cuanto al pelo, no fue mucho problema para él, iría con el peinado de siempre porque lo consideraba apto para cualquier cosa.

A Kakyoin, su traje le quedaba impecable. No había problema alguno con su vestimenta, pero si lo había con su pelo.

-¡Maldito pelo! Algún día me lo voy a cortar -Decía mientras intentaba mantenerlo hacia atras pero unos mechones rebeldes se escapaban del orden. Ni hablar de su tirabuzón.

-Ay, hombre, a ver, deja que te lo arregle yo -Polnareff arregló la chaqueta del pelirrojo y empezó a arreglarle el pelo.

-Polnareff no vayas a hacerme lo que sea que te haces en el pelo ¡No! -Exclamó Noriaki.

-Aish, tranquilo -Contestó asqueado el mayor-. Mi maravilloso estilo no te pegaría a ti por dos cosas: el color y porque tienes el pelo hondulado.

-Ya, ya, sólo no lo hagas -Hizo un puchero el japonés.

Polnareff consiguió mantener el cabello de Kakyoin hacia atrás y dejó que el mechón más largo estuviera libre. Noriaki se miraba al espejo tirando el dichoso mechón. Se veía bien.

-Nos vemos estupendos -El brazo de Polnareff rodeo el cuello de Kakyoin-. Si vamos así, nos vamos a ver topísimos.

-Ay Pol-pol -Aguantó una risa el pelirrojo.

El tiempo pasó muy rápido y volvieron a ponerse los trajes y a arreglarse, pero esta vez no era una prueba. Era algo real. Jotaro se casaría y ellos estarían invitados.

Aquí | Jojo's Bizarre Adventure|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora