🍒 Capítulo 44 🍒

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Kakyoin no pudo evitar olvidarse de sus problemas al visitar diariamente a la familia Kujo. Su estadía en Japón consistió en cuidar de una pequeña Jolyne, conversar con Jotaro por bastante rato, volver a casa de sus padres, hablar con Ten por horas e ignorar a su madre. Nariko no apareció hasta unas semanas después de que se fuera a Tokio. Pero antes de contar que ocurrió con ella, hablaré de Marina primero. La señora Kujo -La menor- era una chica que, cuando no estaba al rededor de la pequeña familia que formó se la podría considerar una "payasa". ¿Cómo una persona así podría ser del agrado de Jotaro, siendo él tan crítico con mujeres así? Bueno, dicen que el amor el ciego, mudo y, al parecer, especialmente sordo. Aún así, ella sólo hacía el tonto cuando correspondía hacerlo. Por el resto, era muy reservada y callada.

Una tarde, mientras Holy cuidaba a su nieta y Jotaro salió a buscar un papeleo importante -No se digno a decir de que trataba, pero le guiñó el ojo a Kakyoin-, Noriaki y Marina se acercaron a conversar.

-¿Cómo se conocieron tú y Jotaro? -Kakyoin sonrió con esa pregunta.

-No lo recuerdo -Mintió Kakyoin-. Aunque creo que en la escuela.

-Ah, vaya -Marina lo observó.

-¿Tú? -Ella sonrió.

-Eramos compañeros de clase. Un día salimos a observar animales y bueno... Nos entendimos -Ella rió casi murmurando-. Nunca vi a un hombre tan dedicado a lo que le gusta.

-Claro -Kakyoin lanzó un pequeño bufido-. Estoy seguro de que intentará mover cielo, mar y tierra para hacerlas felices.

-¿Tú crees? -Kakyoin asintió.

-Pero eso sólo depende de que tú creas en él -Kakyoin perdió la mirada en el jardín bien cuidado de Holy-. Verás, sé que él parece que siempre estuviese confiado y que todo está calculado en su mente. Pero en realidad no es así. Estoy convencido de eso.

-¿Qué? -Murmuró Marina- Pero si él...

-Sé que te estás preguntando, ¿Por qué Jotaro no dice nada, entonces? -Marina asintió con algo de agitación- Él es muy especial. Algo incomunicativo también. Heh.

-¿Cómo lo conoces tan bien, si ni si quiera se ven tanto? -Kakyoin hizo una mueca algo abatida.

-Supongo que estamos algo conectados -Respondió-. No te preocupes si es tosco, él es así ¿Cuándo se conocieron?

-Hace tres años -Kakyoin suspiró.

-La vida da muchas vueltas, ¿Eh? -Sonrió él y volteo la mirada a la chica. Hubo un silencio- Quiero preguntarte algo.

-Dime -Ella estaba algo nerviosa cuando escuchó aquellas palabras.

-¿Tú creerías en algo que no ves? -Ella asintió confundida- ¿Y si es algo que es peligroso y no ves?

-¿Qué? ¿A qué viene esa pregunta? -Preguntó Marina.

-Esto es muy difícil de explicar, especialmente para gente común y corriente -Ella tragó saliva-. Jotaro, Seiko y yo tenemos algo en común.

-¿Qué... cosa? -Preguntó ansiosa la castaña.

-Primero prometeme que no vas a sobrereaccionar -Marina hizo una mueca y asintió. Kakyoin tomó aire y comenzó a hablar-. Está bien. Poseemos algo a lo que llamamos "stand". En pocas palabras. Una representación del alma del usuario y su espíritu de lucha. Son una extensión de nosotros...

Marina se echó para atrás ¿De qué hablaba el pelirrojo? ¿Cómo una idea tan descabellada podría ser algo en común entre él y su marido? Intentó calmarse. Le había prometido que no iba a reaccionar demasiado, pero demonios, ¿Se casó con un esquizofrénico sin medicación? No, no.

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