🍒 Capítulo 14 🍒

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Polnareff estaba en blanco, no tenía palabras. Tocaba su pelo albino. Kakyoin estaba en la misma situación. Jean parpadeo varias veces, intentando comprender aquella conclusión a la que llegaron. Al final, se decidió por dejar el libro con manuscritos de su hermana en la caja. Observó las fotos dispersas de él junto a Sherry. Su amor por él era real, y nunca se ocultaban algo, a no ser que su padre lo pidiera. Era eso. Su padre.

-Papá, sí, debe haber sido él -Exclamó el platinado levantándose.

Polnareff tomó la pequeña linterna y empezó a buscar alguna caja con el nombre de su padre. Nada. Debía haber algo. Insistió en buscar debajo de las sabanas empolvadas. Kakyoin se levantó para ayudarlo. Ocupando a Hierophant Green, encontró algo que le llamó mucho la atención.

-¡Pol-pol! -Kakyoin sopló una caja aterciopelada cubierta de polvo-, mira esto.

Polnareff se dirigió a Kakyoin rapidamente. La caja tenía un sobre pegado, junto a un sello que reconoció de inmediato.

-Una carta de mi padre -La despegó e hizo que Chariot cumpliera la función de un abre cartas. Un corte perfecto.

Nariaki se sentía intrigado ¿Cuál era aquel secreto que parecía ser claro para la familia Polnareff, excepto para Jean? Entendía el motivo del desconocimiento, él mismo tuvo que hacer eso en Egipto para evitar que Polnareff hablará más de la cuenta ¿Será una flecha? ¿Habían más?

Jean sacó tres hojas escritas de arriba abajo. Comenzó a leerla con rapidez, sin si quiera preocuparse de que Noriaki también quería saber aquella noticia.

"Para mi querido Jean Pierre:

A pesar de haber estado ausente ante ustedes, creo que habrás notado lo mucho que los quice a ambos. Entiendo que ustedes me vieron como esa figura que les decía que hacer y qué no, pero créeme, en serio créeme cuando digo que me fijaba en todos sus deseos. Los intentaba cumplir, pero al parecer mi stand era tan inefectivo, que tú eras mejor que yo. Corrijo. Tú eres mejor que yo.

En cuanto a las dudas que probablemente tengas, de seguro tienes estas: ¿Por qué no me contaron? ¿Qué pasó en realidad con Edith? ¿De dónde salió la Flecha? ¿Por qué pasó lo de Sherry? Ah, sí supieras todo lo que debí de contarles, y no pude. Intentaré resumirte todo lo que no les conté:

Conocí a tu madre tras un perfomance de parte de ella a las afueras de Orléans. La admiré mucho, y pude conocerla mejor a través de los meses. Nos enamoramos y ella tomó la iniciativa -¿Ves porqué me recuerdas a ella?-, y quizo hacer nuestra relación más formal. Le dije una infinidad de veces que eso sería peligroso. Era mejor que fuera feliz por ella misma. Un amor de verano no hacía mal a nadie si querías ver a ese amor feliz tras terminar la estación. Pero a ella no le importó. Y yo ya cuidaba de la Flecha. Eso significaba recibir un ataque de cualquier pringado que la quiera. Edith era una mujer valiente y orgullosa de lo que lograba, y tú no eras la excepción. Recuerdo que al tenerte, siempre estaba atenta a lo que necesitaras a pesar de haber quedado muy débil tras el parto. Los doctores no supieron el porque de su debilidad, no era genética ni una razón aparente, pero ella se mantenía vivaz como siempre. Y tuvimos a Sherry. Y su último aliento fue un "Cuídalos por mi". Y eso hice.

Tanto tu stand como el de Sherry se desarrollaron muy rápido, especialmente el tuyo. Eras un mocosito enano cuando te vi con fiebre y el estoque de Argent Chariot atravesándote el pecho. De seguro te acuerdas cómo se manifestó el de Sherry. Me estabas espiando. La pobrecita estaba enredada en las cintas de su stand sumado a la fiebre alta. Ambos se veían muy lindos con sus stands desplegados. Sin embargo, esto me complicó las cosas. Debía estar atento a como usaban sus stands siendo unos niños, inmaduros y llenos de deseos impulsivos. Aquí es cuando aparece su profesor de literatura, de seguro te acuerdas del señor Gauthier. Él era mi amigo, y se ofreció a cuidarlos en la escuela. Un deseo realmente puro de su parte y evitó aquellos deseos torpes de la niñez relativos a sus stands salieran a la luz. Gracias a él, ustedes pudieron convivir sin muchas dificultades con sus stands y la gente normal. Gauthier sabía lo de la Flecha, y de hecho de cortó con ella,  me ayudó en lo que pudo con ustedes. Se lo agradezco tanto, pero tanto...

En cuanto a cómo conseguí la Flecha, fue un tanto extraño. Fue como si estuviera "elegido" para ello. Cómo si aquel objeto tuviera conciencia. Iba rápidamente a atravesarme mientras caminaba solo por las calles de Orléans, pero la detuve a tiempo ¿Qué hubiese pasado si no la hubiese detenido? No lo sé. Pero desde ese entonces, no se ha movido de mi lado y está incrustada en mi stand. Intenté investigar sobre el tema, y al parecer provienen de un meterorito de Groenlandia. Gauthier encontró en unos libros viejos que existen varias flechas como esta, pero eso aparecía en la sección de mitología. Al igual que aparecían los stands en la sección de mitología. Según esto, todas las flechas despiertan ciertos poderes en el usuario, pero este debe ser fuerte. Por lo que pinche a mi stand y protegí nuestra casa con este tras experimentar con la Flecha. Y poco después de cumplir tu tercer año en el instituto, Sherry pereció. Y fue por la Flecha. Ese hombre, J. Geil, el de las dos manos derechas, era hijo de una vieja llamada Enya, la cuál poseía cinco flechas como la mía. Quería más. Quería la mía. Es mi culpa.

Es... Mi culpa.

Siento no haberte dicho lo de la flecha, pero te hubieses unido a mi, y no quería eso. Fui un imbécil. Moriría de una u otra forma, y te estoy dejando esta carga que quería evitarte. Protegela por mi. Por favor, Jean, protegela, es la última y la única orden que recibirás de mi. Sé que volverás de esa travesía por el mundo, y sé que vas a madurar.

Te amo.

Chandelier Polnareff"

Los dientes de Jean estaban apretados mientras sus ojos observaban aquel manuscrito. Aquellos ojos azules goteban a cantaros. Noriaki se acercó a él mientras no comprendía.

-Nori... -Dijo entre los sollozos.

-Está bien -Kakyoin tomó la mano con las protesis de Polnareff, no supo que hacer.

Entre los sollozos del platinado y las dudas del pelirrojo, Polnareff guardó la carta. Abrió aquella caja aterciopelada en la que dentro había una tela roja que envolvía al tesoro de la familia Polnareff. Tras calmar su pena, Jean le dio un breve resumen de lo que leyó.

-La Flecha.

-Oui -Polnareff desenvolvió la suave tela, para dejar caer sobre sus manos aquel arma arrogadiza.

Polnareff sintió una sensación extraña. Era como la de estar en casa y protegido, pero esa sensación se iba apagando poco a poco para dar paso a una de inseguridad y paranoia. La Flecha lo tomó del brazo, y como si estuviera viva, le indicó un lugar al suroeste. Jean la sostuvo con firmeza, y esta dejó de indicar a ese lugar tras unos segundos de estar entre los dedos del francés. Frunció el ceño. Algo en él cambió, pero no sabía que exactamente. Volvió a posar sus hinchados ojos en la Flecha. Seguía allí. En sus manos.

-Ahora entiendo -Kakyoin se alertó un poco al escuchar tan profunda la voz de Polnareff.

-¿Qué cosa? -Fue lo único que pudo preguntar el japonés al escucharlo.

-Haré lo que mi padre nunca pudo por miedo... Sí, eso haré -La voz de Polnareff era inquebrantable, lo que ponía nervioso a Kakyoin. A pesar de ya conocerlo por un tiempo, nunca vio esa faceta de él.

La mirada azul penetró en Kakyoin. Esa convicción sólo la había visto en un lugar. Los Joestar.

-Necesitamos contactarnos con SPW, me uniré a ellos -Polnareff tenía el semblante serio e intimidante. Aquello ponía nervioso a Noriaki.

-Yo tendré que ver que hago -Determinó Kakyoin en una duda.

-Confío en ti Noriaki -En un movimiento inesperado, Polnareff se abalanzó contra Kakyoin abrazandolo fuertemente- confío en ti.

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