Capitulo 90

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Mis ilusiones eran tantas, abracé a este muchacho como nunca lo había hecho. Me sorprendí cuando intentó separarme.

–Yo también lo extraño. –Exclamó el, al darme cuenta que había imaginado el rostro de Harry y la vergüenza que acabo de pasar al gritar su nombre, empecé a creer que me estaba volviendo loca. 

–Ah, Niall, eres tú… ¿Y Rocío, se quedó en el auto, o donde está ella? 

–No vino. Me tiene harto con que quiere acompañarme todo el tiempo.

–¿A que viniste?

–A ver como estabas.

–Pues estoy bien, muy bien. No podría estar mejor, la verdad. Ya está, ¿puedes irte ya?

–No, apenas acabo de llegar.

–Ni modo. ¿Cómo vas con tu tratamiento

–No estoy llendo, me tratan como un bebé, y me inyectan medicamentos raros.

–Está mal que no vayas, ya sabes que es por tu bienestar.

–Estoy bien, no necesito tratamiento.

–Como quieras. No voy a rogarte.

Un silencio incómodo se apoderó de nosotros, sus ojos de color me recordaban tanto a los esmeralda ahora apagados por la luz de la muerte. La única persona con la que deseo tanto que esté a mi lado. Mis ojos empezaron a gotear y me dí cuenta cuando vi toda la habitación totalmente borrosa y cristalizada. Niall pasó su silla a la par mía y me limpió las lágrimas gota por gota. Me vió directo a los ojos, como si estuviera buscando algo, aunque sólo encontraba lágrimas, quedamos tan cerca que podía escucharlo respirar, el no dejaba de verme y eso era tan incómodo.

– Eres tan hermosa –susurró– ¿Cómo fui tan tonto al dejarte ir? –Pensó en voz alta, oops–.

–¿Qué? –levanté una ceja inconcientemente.

–M-me tengo que ir –Balbuceó–

No dije nada, simplemente se paró y se largó, muy lentamente, eso sí. Con las manos en la cabeza acariciando su rubio y sedoso cabello. No quiero regresar a la celda, aunque sé muy bien que si no voy me obligarán, y eso daría lo mismo por que cuando se trata de ver quien es más poderoso que quien yo nunca gano, y bueno, estamos hablando de una cárcel, eso es lógico. 

Los días se pasaron lento, muy lento… imagina estar en un cuarto de limitados metros cuadrados en total y parcial oscuridad, llena de miedo, de lágrimas y tristeza, que tu único consuelo seas tu misma, ya que no tienes nada que pueda llevarte este dolor a otro lugar, imagina estar rodeada de personas que te intimidan, más grandes que tu en todos los sentidos, más fuertes, mas altas, personas malas que lo único que quierese hacerte daño, en cualquier momento podrían matarte y eso a nadie le importaría ya que no tengo a nadie, lo perdí todo, perdí a mi mundo para siempre y la vida no podrá devolvérmelo. ¡Es que estos esfuerzos son vanos, nulos! Son tan inexistentes que ya me dí por vencida, no hay otra opción que aceptarlo, ¿no? No importa cuantas veces me diga a mi misma que lo que no me mata me hace más fuerte, pero en realidad lo que no te mata te destruye hasta quedarte sin más fuerzas para seguir. Lo que no te mata te hace ver lo débil que eres ante el mundo, y que si no puedes soportarlo, es mejor no vivir. 

Es que, ¿cómo es posible que en cuatro malditos años ninguno de los dos se halla dicho las cosas al otro? ¿Qué los cuatro años no fueron suficientes para tomar el valor de decirlo, de confesar los sentimientos que para el otro no son válidos? 

Todo estos golpes que he recibido en la cárcel, tanto físicos como mentales, todo lo que me ha pasado ultimamente, me hicieron reflexionar acerca de quien soy en realidad. No soy fuerte, no soy valiente, no valgo nisiquiera un poco de lo que valía antes, de hecho… me siento tan patética, siento que sin el yo no soy nada.

No es una tipica historia de amor (Niall, Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora