Capitulo 92

43 0 0
                                    

–¿Estás seguro que sólo tengo que entregar estás papelerías y estoy adentro? –Le dije a Alfonso. 

–Claro, logré hablar con alguien y ya no tienes que hacer exámen de admisión–Respondió.

–Está bien –Sonreí levemente– Gracias Alfonso, de verdad.

–Dime David, no me gusta mi segundo nombre.

–¿Y porqué no me lo dijiste desde un principio? –Dije algo avergonzada

–Por que no lo consideré importante. Ahora entra entra –me hizo señas con las manos- se te hace tarde.

Entré a la sala a dejar mi papelería para ingresar a la universidad, el muchacho que lo atendió fue muy amable y tomó mis datos. Sonó una especia de campana y pude ver como se apresuraba a colcocar todos los datos en la computadora. “Es la hora del almuerzo” mencionó, le contesté diciendo que podía esperar y que los colocara más tarde, pero el insistió en hacerlo muy rápido.

Unos cuantos minutos bastaron para que el terminara su trabajo. 

–Aquí tienes tu carné de estudiante, tu playera oficial, tu chaqueta del equipo úsala cuando hayan eventos deportivos, tu horario de clase, tu llave del dormitorio, un mapa del campus, la lista de salas y profesores y un llavero. –concluyó casi sin aire.

–¿Y, para qué el llavero?

–Cortesía. ¡Disfruta la estancia!

–Esto no es un hotel. –Dije mientras el caminaba hacia la puerta.

–Bueno, es algo parecido. –Y desapareció de mi vista

Casi no podía ver mi camino con las cosas que llevaba y tapaban mi vista, iba caminando por el sector donde estaba mi dormitorio, y todos me veían de una manera extraña, me sentía la rara niña nueva. La maleta, mi bolso, algunas bolsas de compras, las cosas que me habían dado, era demasiado y me tambaleaba mucho, pero faltaban unos cuantos pasos para llegar a mi dormitorio asignado. 

Como no veía claramente alguien se topó conmigo haciendo que todas mis cosas se cayeran, bueno, la mayoría. Para mi suerte, era el rubio de ojos azules que no veía desde hace tiempo, como siempre.

–¿____? ¿Qué haces aquí? –Dijo el mientras me veía fijamente a los ojos, con una expresión de enrte alegría y asombro, no podía decifrarlo.

Me abrazó muy fuerte y me sostuvo de la cintura hasta elevarme un poco, yo estaba sorprendida, no lo iba a negar. 

Todos se quedaban mirando de reojo hacía nuestra escena, por lo cual decidí recoger mis cosas e irnos a un lugar más… adecuado.

Nos situamos en el área verde de la universidad, yo ya había dejado mis cosas en el dormitorio y ahora sólo podíamos charlar. 

–Pensé que no te iba a volver a ver –Dijo entre lágrimas– sabía como estabas, sabía que estabas en una etapa de tu vida muy… dura y yo quería hacer algo al respecto, quería visitarte y darte todo mi apoyo, pero no podía, tenía cadenas, me trataban como marioneta en la empresa de administración, no podía verte, rompería una especie de contrato que todavía seguía vigente renovado y eso… Y te juro por mi vida que todos los días me iba a la cama con el miedo de que pudieses haber suicidado, por que sé como se siente cuando estás totalmente deprimido, y ahora me arrepiento de no haberme curado de esta maldita enfermedad a tiempo, que me trae loco, de verdad. Luego, la banda se desintegró y la empresa decidió devolvernos nuestros derechos, así que ahora, yo tengo libertad, porfin me libré de ser su marioneta, me controlaban, me manejaban a su gusto, y no sabia si lo iba a soportar. 

No es una tipica historia de amor (Niall, Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora