Capitulo 101

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Mamá salió de allí muy furiosa, y nisiquiera le dio las gracias al doctor. No lo entiendo, hace muchísimo tiempo que han dejado de preocuparse por mí, resulta que hasta ahora cuando más necesito apoyo, me abandonan como siempre lo han hecho, o eso es lo que pienso. Por que gritar y gritar al parecer no es un gran apoyo.

–¡No puedo creerlo! ¡Estás en la Universidad para estudiar no para mancharte de esa manera! –decía ella, y yo sólo miraba hacia el otro lado– No lo puedo creer, eres una…

–No… –la interrumpí– no lo digas, por que no lo soy. Estoy cansada de escuchar esa palabra, por favor, no la digas.

–Perra. –Escupió.

Las peor palabra. Corrí hacia el auto con rápidas lágrimas deslizándose hasta llegar al suelo. Al estar allí cerré la puerta con seguro. Ella se quedó allí solo viendo al suelo estática, el árbol de navidad gigante estaba cerca, casi en frente. 

Un evento estaba por realizarse, todos estaban reunidos enfrente de aquel adorno, con bastante alegría y emoción por parte de los niños. 

Niños.

Me pregunto como será el mío, probablemente castaño con ojos azules, aunque no quisiera que fuera así, no podemos elegir el aspecto de las personas. No pienso llorar por el o ella, no pienso decirle que es un error, no pienso abortar, tampoco pienso ponerme frenética por esto o algo por el estilo, trato de estar calmada… por que por más drama que haga esto no va a cambiar. Tal vez no fue concebido de la mejor manera. Quizá soy algo joven o muy joven para esto, pero sólo quiero que mi hijo crezca bien… y sobre todo feliz. 

Mamá seguía golpeando la ventana con su mano, suplicando entrar al auto. Y no la culpo, hace mucho frío allá afuera pero, no tengo tiempo para sus críticas e insultos. Pero eso no bastó, por que tuve que ceder, un rato después.

–No lo puedo creer, de verdad que no, ____. Nunca pensé que tú…

–Ya, Patricia. –le llamé por su nombre– No importa, por favor, para.

–En primer lugar no te dirigas a mi con ese nombre, soy tu madre y debes llamarme como tal. –reprochó con desagrado–

–Pues no lo parece… deberías apoyarme, pero no, lo único que haces es criticarme y gritarme como si fuera un animal. Me haz insultado, ¿tu crees que no me ha dolido? –dije entre sollozos.

–¡Ese no es el caso! –gritó, para luego respirar profundo e intentar calmarse– ¿Q-quien, es el padre? –tartamudeó

Me quedé inmóvil un momento, con la cabeza hundida entre mis piernas. Abrazándolas con mis brazos, el viejo jean azul raspaba mi barbilla. No dije nada, y al parecer ella lo entendió. Arrancó el auto y me coloqué el cinturón, me incliné hacia la ventana y mi cabeza reposaba en la misma. 

Hoy más que nunca lo necesitaba. Puede sonar extraño o demasiado exagerado, pero hoy y justo hoy necesito que me abrace y me diga que todo va a estar bien, no me importa que no pueda verlo, sólo necesito una señal de que el está conmigo. No quiero verlo, quiero sentirlo.

Tricia me llevó a Yorkshire, y me dijo que estaríamos allí hasta después de Navidad para celebrarla con mis tíos, me molesté por que no me avisó antes, no cargaba nada de ropa, tuve que regresar de nuevo al siguiente día. 

En el camino pensaba lo que le diría a Niall, no creo que tenga una buena expresión, nunca había tenido más miedo en toda mi vida. Probablemente ya no esté en el campus por las vacaciones de fin de año, debe estar en Irlanda con su familia, pero no perdía nada con intentar buscarle.

Pronto estaba en la puerta de su habitación, preguntándome a mi misma si hablarle ahora o no, pero de todos modos no atravesé la mitad de la institución por nada. 

No es una tipica historia de amor (Niall, Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora