Jude: ¿Cuántas veces tengo qué repetírtelo? Olvídame.
Tras sonar mi teléfono notificándome el mensaje, corro a responder, y cuando voy a hacerlo, su foto de perfil desaparece y mi mensaje no llega. Me había bloqueado.
Llamo y automáticamente salta el contestador. Me había restringido las llamadas también.
—¿Todo bien? —Evan interrumpe mis pensamientos.
Me quedo absorta mirando el paisaje.
—No, qué digamos —suspiro y contengo las ganas de explotar a llorar. La impotencia que sentía en ese mismo momento era demasiada.
Necesitaba contarle tantas cosas y no podía, él no quería saber nada más de mí, y por más que lo intentara, nunca iba a obtener resultado.
—Lo puedo entender —murmura, manejando el volante con mucha facilidad —, vio a la chica de la que está enamorado follándose a otro. Entiendo que esté así, pero aún entiendo más tu situación...
Le señalo la calle por la que tiene que girar antes de llegar a mi casa.
—Estoy desesperada —hecho las manos a mi cabeza y niego con la cabeza —, me estoy consumiendo poco a poco.
—No voy a dejar qué lo hagas del todo —me promete, frenando el coche justo en mi puerta.
Sentía por primera vez en todo este mes, qué podía confiar en alguien que no fuera Dafne, lo que me reconfortaba muchísimo y me alegraba de cierta manera.
—Muchas gracias por traerme —le sonrío.
—No es nada —quita el bloqueo de las puertas y esboza una sonrisa.
Abro la puerta y la cierro a mi espalda. Él baja la ventanilla, y antes de que dé media vuelta, me llama.
—Espero qué puedas dormir bien. Ya nos veremos otro día.
—Yo también —hago una mueca y me despido con la mano, alejándome hacia el umbral de mi casa.
Al abrir, Boliche viene a paso lento desde la habitación hasta mí entre bostezos. Cojo su correa y la ato al cuello rápidamente para salir al parque de al lado y así pasearlo, ya que no había hecho sus necesidades en toda la noche.
—Vamos, sé rápido qué hace fresco —suelto su cadena y le dejo libre.
Para el poco tiempo que tenía, era muy obediente, tanto que podía tener la confianza de soltarlo a esas horas de la madrugada sin miedo a qué se marchara por ahí.
Saco la pelota de mi bolsillo y la tiro, captando toda su atención, lo que no tarda en salir disparado a por ella y traérmela a los pies.
—Un buen perro —giro mi cuerpo asustada ante la aparición de una sombra a mis espaldas.
La cosa no podía marchar a peor.
—Candice.
Da unos pasos hasta quedar a mi lado y mira curiosa a Boliche, esbozando una sonrisa. Llevaba una chaqueta de pelo, que cubría su delgado y desnudo cuerpo, lo que me daba a entender qué venía de fiesta o algo parecido.
—Me he enterado de vuestra ruptura —suelta seria —, y qué pena, sinceramente, creía que duraríais algo más.
—Métete en tus asuntos —escondo la pelota y ato a Boliche para marcharnos a casa. No iba a escuchar ni un segundo más a esta loca.
—¿Qué le has hecho? —inquiere, curiosa —. Sé que él no se cansaría de ti y mucho menos tú de él. ¿Qué has hecho para qué te deje tirada?
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Caminos cruzados
Romance"SUS CAMINOS ESTABAN CRUZADOS, Y POR MUCHO QUE ELLOS QUISIERAN NEGARLO, SIEMPRE SE VOLVERÍAN A ENCONTRAR." Desde bien pequeña, Nora Scott, había presenciado las palizas que recibía su madre todos los días por parte de su padre. El entrar en un corre...