Contemplo asqueada a la mujer que se muestra ante mí, la directora de este mugriento cuchitril.
Asiento con la cabeza, haciéndole creer que presto toda mi atención en la mierda que suelta por la boca, a la que estoy acostumbrada a oír desde que tengo buena memoria.
Escuchar el mismo sermón estudiado cada vez que me trasladaban de correccional era todo un suplicio.
"Esperemos que su conducta sea honorable..." Bla, bla, bla.
—¿Señorita Scott?—la voz irritante de la directora aturde mis pensamientos—. ¿Está escuchándome?
No, no lo hago. ¿No es evidente?
Me recuesto sobre el sillón y la miro, asintiendo con la cabeza.
—Decía que su pasado en los anteriores centros no han sido del todo correctos —me informa con aspereza —. Este es su último año en uno, Scott. Su estancia aquí termina al cumplir los dieciocho años, pero seremos nosotros los que decidiremos si podrá marcharse o debería ser derivada a un centro más adecuado.
No había pasado suficientes años en un centro como para irme de cabeza a otro...
—¿Es una amenaza? —pregunto con repulsión.
Una sonrisa aparece en su arrugada cara.
—No, no lo es —se levanta de su silla, recostándose con las manos en la mesa —. Me consta que ha intentado escapar inumerables veces en los anteriores correccionales y que su conducta no fue del todo correcta—suspira—. Espero y deseo que aquí todo le vaya bien, simplemente por su futuro. No podemos dejar que vuelva a casa si todos estos años no han servido para nada.
¿A casa? Yo no tenía casa. Dejé de tenerla en cuanto mis padres, si se les puede llamar así, me encerraron aquí.
—¿Quién me asegura que no volverá a ocurrir el motivo por el cuál está usted aquí? —frunce el ceño—. Tan sólo es un aviso.
Logra remover mi estómago. Me encojo de hombros como he hecho a lo largo de todos estos años.
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Caminos cruzados
Romance"SUS CAMINOS ESTABAN CRUZADOS, Y POR MUCHO QUE ELLOS QUISIERAN NEGARLO, SIEMPRE SE VOLVERÍAN A ENCONTRAR." Desde bien pequeña, Nora Scott, había presenciado las palizas que recibía su madre todos los días por parte de su padre. El entrar en un corre...