JUDE
—Vamos, ¿cómo puedes ser tan tardona? —reprocho a Gala, qué sale de su casa a toda prisa en dirección a mi coche.
Se había puesto un modelito recatado pero muy sensual, que transparentaba algunas partes de su cuerpo.
Me mira y niega con la cabeza, andando con paso ligero hasta la puerta del copiloto.
—Tenía qué darle de cenar a mi madre —me explica y al momento lo comprendo.
Doy dos besos en sus mejillas a modo de saludo, sabiendo perfectamente que iba a causar un leve rubor en sus mejillas, como era de costumbre. Rio y enciendo el coche, el cual había comprado a penas unos días, ya que necesitaba un transporte con urgencia. Me puse las pilas con la autoescuela y me preparé para los exámenes, consiguiendo el éxito en cada uno de ellos.
—Bonito coche —admira la pantalla táctil que ocupa casi toda la tapicería de mi porsche.
—Hay que dar buena imagen —guiño el ojo y me pongo en marcha, siguiendo las indicaciones que me da Gala hasta llegar a una discoteca infestada de gente.
Logro meter el coche en el parking de un supermercado veinticuatro horas a pocos metros de la discoteca. Ni de coña iba a dejar ahí el coche toda la noche, para después salir y verlo lleno de arañazos.
—¿Por qué me has invitado a salir? —levanta una ceja y me mira curiosa, cerrando la puerta.
—¿No puedo? —esbozo una risa, desabrochando dos botones de mi camisa.
A decir verdad, había sido todo muy precipitado; salir con una chica y más siendo tu secretaria no es que estuviera muy bien visto, y menos para mi padre.
—Sólo me ha parecido un tanto extraño —rueda los ojos mientras camino a mi derecha —, pensaba que salías con la señorita Byrd.
La miro manteniendo mi ceño fruncido. ¿Tenía realmente interés en si salía con alguien o no?
—Salía en un pasado bastante lejano y oscuro —rasco mi sien —, es muy largo de explicar, algún día lo sabrás. El caso es qué salí hace unos meses con otra chica, nos fuimos a vivir juntos, pero la cosa no fue del todo bien.
—No pareces el típico chico qué se meta en problemas —me analiza el rostro.
—Me conoces de una manera profesional, Gala —sonrio. Cada vez nos acercábamos más a la entrada —, ¿pensarías que he pasado toda mi vida en un correccional?
Se frena en seco y me mira incrédula, esperando a qué suelte que es una especie de broma, pero al ver que no lo hago, abre aún más los ojos.
—Tranquila, no soy ningún criminal —le sonrío y la agarro de la cintura, dirigiéndola conmigo a la entrada de la discoteca.
—Jude, la cola... —estira de mi camisa y me señala la gran cola que hay tras nosotros, dónde los primeros nos miran con enfado.
Le hago señal para qué cierre la boca y me acerco a uno de los seguratas, qué con tono serio nos indica que respetemos la cola si no queremos ser vetados, a lo qué con un par de billetes valiosos, calló y nos abrió la cuerda para entrar ya.
—Eso no es legal —ríe mirando hacia atrás.
—He hecho pocas cosas legales en mi vida.
La música inunda nuestros oídos y entramos en la gran sala, donde todo el mundo se encuentra chillando y bailando sin parar, disfrutando de una buena fiesta. Al ver el panorama, me froto las manos, preparándome para la noche que me esperaba, aunque no iba a tener el gusto de poder beber, simplemente por precaución al volver en coche.

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Caminos cruzados
Roman d'amour"SUS CAMINOS ESTABAN CRUZADOS, Y POR MUCHO QUE ELLOS QUISIERAN NEGARLO, SIEMPRE SE VOLVERÍAN A ENCONTRAR." Desde bien pequeña, Nora Scott, había presenciado las palizas que recibía su madre todos los días por parte de su padre. El entrar en un corre...