Me remuevo en el sofá y observo la camisa de Jude que llevo puesta. Tenía manchas de sangre, muchas deduzco que de Ryan, ya que la última vez que le miré, tenía la cara totalmente destrozada.
Había sido muy doloroso para mí, ver como me tocaba de esa manera y como me pegaba sin cesar, sin ninguna compasión tras tanto tiempo juntos. Había depositado toda mi confianza en él y me la había jugado. Me había engañado con otra, y después al reencontrarnos me había dado la paliza más horrible del mundo.
Recuerdo que cuando llegué a Giddings, estaba llena de hematomas. Y cuando me obligaron desnudarme para el cacheo, sentí muchísima vergüenza al ver como tantas personas me contemplaban.
Tras una pelea en el anterior correccional, intentado que Ryan no destrozara al chico que me ayudaba a aprobar matemáticas, me lanzó escaleras abajo para evitar que me entrometiera en la pelea. El chico acabó en el hospital, con un navajazo en el costado, y Ryan me pidió mil y unas disculpas, ya que no la había hecho a propósito.—¿La sangre también es mía? —le pregunto a Jude, mirando la camisa desconcertada.
Es entonces cuando me fijo en sus nudillos, despedazados, y agarro su mano al vuelo.
—Dios mío, ¿estás bien? —le miro preocupada. Me dolía que hubiera salido lastimado por mi culpa, no se lo merecía en absoluto, él siempre me había cuidado.
—Los he tenido peores, Nora —intenta calmarme, pero sólo me preocupa más—. Te he traído ropa limpia de Mike, no le importara que te la pongas. Tienes el vestido hecho pedazos, y te vendría bien una ducha.
Asiento con la cabeza y tras proporcionarme toallas y indicarme dónde está el baño, en pocos minutos me encuentro en la ducha.
No me molesto en regular el agua, la necesitaba bien fría para limpiar mi piel. Me sentía sucia tras haber sido tocada de tal manera.
Froto con una esponja con fuerza, intentando limpiar todas las zonas por dónde habían pasado sus sucias manos.
Y sin querer evitarlo, lloro bajo el sonido de la ducha, soltando toda la rabia de aquella noche, que sabía que nunca me podría deshacer de ella del todo.
Al acabar y peinar mi pelo liso, salgo del baño y me dirijo hacia el salón.
—¿Estás mejor? —Jude se levanta y se acerca a mí.
—Mucho mejor —suspiro, algo relajada. El estar con él me hacía sentir bien, pero también me desconcertaba; el día anterior a la fiesta estuvimos a punto de pasar a temas mayores, y me había prometido a mi misma no volver a hablar ni estar cerca de él. Pero en cambio, allí estaba yo, en su piso —. Oye, Jude, sobre lo de la otra noche, de la piscina...
—No debí hablarte así... No decía enserio lo de Candice.
<<Para perder el tiempo así, hubiera preferido acabar lo que empecé con Candice antes de que aparecieras por aquí>>
Sus palabras volvieron a invadir mi mente.
—Olvídalo, se nos fue de las manos, y...
—Tienes razón —se limita a decir, y gruñe molesto. ¿Qué le pasa? —. Te he preparado una cama, es mejor que descanses.
Me quedo parada en el salón mientras él se dirige hacia las habitaciones. Camino hacia el que parece ser mi cuarto y me planto ante él.
—Buenas noches, Jude —digo antes de adentrarme en el pequeño cuarto.
—Buenas noches —le oigo decir a lo lejos.
Dejo la puerta abierta, al igual que él y me meto en la cama. Había una manta doblada a mis pies, por si tenía frío. Qué atento.
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Caminos cruzados
Romansa"SUS CAMINOS ESTABAN CRUZADOS, Y POR MUCHO QUE ELLOS QUISIERAN NEGARLO, SIEMPRE SE VOLVERÍAN A ENCONTRAR." Desde bien pequeña, Nora Scott, había presenciado las palizas que recibía su madre todos los días por parte de su padre. El entrar en un corre...