Carita de Ángel

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Narra Katia

Entré en aquel instituto y rápidamente aquellos pasillos se llenaron de personas, aquello provocó que mi pudiera un tanto nerviosa o tal vez que hiciera que quisiera huir. Aunque simplemente me quedé allí en silencio observando como la gente me esquivaba y caminaba hacia las aulas. Tras unos minutos, todo aquel jaleo de personas había desaparecido y ahora estaba en silencio.

- Respira hondo. - pronuncié tras comenzar a caminar por aquel pasillo.

- Chicos, vamos a llegar tarde. ¿Acaso no sabeís caminar más rápido? - aquella voz dulce y un tanto aguda llamó mi atención. De hecho, provocó que me distrajera de mis pensamientos. Fui a girarme hacia él cuando de repente sentí que alguien me había golpeado por detrás.

- Cuidado. - pronunció tras intentar agarrarme, su mano se posó en mi cuerpo e intentó evitar que me cayera al suelo. 

- ¿Un poco tarde no crees? - pregunté tras estar en el suelo.

Mi cuerpo se apoyó en el suelo y él tenía sus manos apoyadas en el suelo mientras que me miraba y su cuerpo un tanto pegado al mío, por no decir prácticamente juntos.  Sus ojos marrones me analizaban y a la vez no podía evitar mirarlo a él. Sus labios se curvaron en una pequeña y tímida sonrisa.

- Lo siento, no te vi. - pronunció tras de un brinco y apartarse de mí. Al intante me tendió la mano, por lo qué al instante se la agarré. Su cara parecía como la de un ángel y sabía de lo que hablaba.

- También estaba un poco distraída. - pronunicé tras sonreír ligeramente.

- Me llamo Jimin. - parecía un poco tímido y eso me gustaba.

- ¿No decías que íbamos a llegar tarde? - preguntó uno de sus amigos, sin embargo ni siquiera quise desviar mis ojos de ese chico.

- Supongo que puedo llegar tarde. - pronunció tras analizarme mas detenidamente. - ¿Eres nueva en el instituto? - pronunció tras ver mis papeles.

- Sí, de hecho tengo que ir a la oficina del director. - expresé esperando que me acompañará.

- Jimin. - pronunció un hombre mayor, lo que supuse que era un profesor.

- Tengo que irme o sino tendré una represaria. Espero verte por aquí. - pronunció antes de ir hacia aquel profesor.

- Katia - al escuchar mi nombre me giré al instante, pero allí no había nadie. Por lo que fui en busca de la oficina del director.

- Katia. - de nuevo me giré pero allí no había nadie nuevamente.

- ¿Quién es? Me estoy volviendo loca.

- Tenías que haber visto tu cara con ese estúpido humano. De hecho, tengo aquí la prueba. - en ese momento me giré y vi a Tae a apenas un centímetro de distancia de mí. 

- Más te vale borrar eso. - expresé tras intentar atraparlo, sin embargo comenzó a moverse rápidamente. 

- Suplicamelo. - expresó con una mueca malévola.

- ¿Qué haga qué? - preguntó Namjoon tras golpearlo ligeramente en la cabeza y quitarle el móvil. - Nunca aprenderás ¿Verdad? - preguntó tras mirarlo detenidamente.

En todo ese tiempo había cambiado. Se trataba de mi amigo de la infancia, ambos habíamos crecido juntos. Namjoon y Elda lo adoptaron y ahora había crecido como un demonio. Su rostro era hermoso, pero su caracter era completamente amolde a un demonio. Malvado, despiadado y con cierto toque de hironía en sus palabras.  

- ¿Qué haceis aquí? ¿Os ha mandado mi padre? - pregunté tras sospechar que era él, el que había dicho que me vigilarán en mi primer día de clase.

Hija del cielo y del infierno (tercera parte de enamorada del diablo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora